Esta imagen, titulada "Nuestra Madre de la Piedad", se halla actualmente expuesta en la muestra De Forma Magnífica. Patrimonio artístico de las cofradías y hermandades leonesas, que puede visitarse hasta el próximo 11 de diciembre en el Museo Diocesano y de Semana Santa de León. La exposición, comisariada por los artistas leoneses Alejandro Grande y Pablo Lanchares, ofrece una gran selección del patrimonio penitencial de la ciudad, entre esculturas, pinturas, bordados, orfebrería, etcétera.

La Piedad es talla de carácter penitencial, siendo procesionada por la cofradía leonesa del Santo Cristo de la Bienaventuranza. Fue realizada por el escultor e imaginero Ricardo Flecha (Zamora, 1958) en madera de cedro policromada al óleo, a tamaño natural (si estuviera de pie la figura tendría una altura de 170 cm). Ricardo Flecha la entregó en el año 1998 a dicha hermandad de Semana Santa.

Se trata de una interpretación de la monumental Piedad (6 x 9 x 3 metros) que Juan de Ávalos hizo para la entrada de la basílica del Valle de los Caídos, una obra que, además de presidir el acceso a la cripta, sirve como penúltima estación del Vía Crucis que recorre todo el recinto de Cuelgamuros. La escultura nos muestra a Cristo en brazos de la Virgen, cuyo rostro sereno deja entrever un gran sufrimiento y tristeza por la muerte de su hijo. María se aferra a la mano sin vida de Cristo muerto y sostiene su cabeza, que cae hacia atrás junto con el cabello. La sencillez realista y el trabajo anatómico de la figura de Jesús son magníficos, y constituyen una prueba irrefutable de la maestría escultórica de Ávalos. La figura tiene una pose naturalista, el cuerpo parece desplomarse por su peso, postura que se acentúa mediante la caída del brazo derecho.

La Piedad de Ávalos no es la que originalmente había proyectado el escultor extremeño. La primera, que mostraba a la Virgen orante y desesperada, fue desechada porque se consideró que no reflejaba la idea de tranquilidad y reposo que debía transmitir el templo. Ante este revés, Ávalos esculpió una nueva Piedad realizada en granito de Calatorao (Zaragoza), una piedra oscura que resultaba adecuada para el proyecto puesto que resiste las durísimas condiciones climatológicas que el monumento tendría que soportar año tras año.

La Piedad de Ricardo Flecha, que habitualmente recibe culto en el templo de San Claudio (León), sigue el esquema compositivo de la de Ávalos (que a su vez se inspiró en Victorio Macho y Julio Antonio), así como su fuerte realismo y su carácter figurativo, pero resulta más dramática y austera, acentuando el artista zamorano el gesto desolado de María y el desgarro cadavérico del cuerpo de Cristo. Y es que Flecha suele decantarse por las formas rudas, descarnadas, sarmentosas y retorcidas hasta el paroxismo, así como por unas policromías poco convencionales; ambos procedimientos con el fin de provocar en el espectador un fuerte impacto estético.

Aunque a veces se ha plegado a los deseos y criterios impositivos de los comitentes, tendentes al naturalismo o al esteticismo, la mayor parte de la producción de Ricardo Flecha traspasa los cánones tradicionales y respira una comprometida innovación en lo conceptual, lo compositivo y los materiales empleados. Es en este ámbito, caracterizado por un cierto "expresionismo delirante", donde el artista se encuentra más satisfecho.

Por otro lado, la maqueta original de Nuestra Madre de la Piedad, hasta ahora en manos de un coleccionista de arte privado, ha podido ser recuperada de nuevo por Ricardo Flecha, quien la ha cedido a la exposición itinerante The Mystery Man. Una muestra que es un recorrido a través del arte, la arqueología y la ciencia sobre la sábana santa que actualmente se encuentra en la Catedral Nueva de Salamanca y que viajará a través de los cinco continentes con presencia en ciudades como Nueva York, Roma o Ciudad del Cabo.