LA ICONOGRAFÍA DEL BUEN PASTOR
ARTE PALEOCRISTIANO
09/06/2025
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Foto: Egisto Sani |
En la protohistoria artística de la cultura cristiana el tipo de imagen que prevaleció fue la imagen-signo para representar a Cristo. Eran imágenes simples y esquemáticas que cumplían una triple función, la de decorar los sarcófagos, la de significar alegorías de la doctrina católica y como talismán para la salvación del alma. Estas primeras representaciones de Cristo eran metáforas visuales cuyo significado transcendía lo representado y más bien tenían un sentido abstracto; su grafía eran signos que figuraban de la forma de un pez, cordero, pescador y pastor. Este tipo de encarnación gráfica de origen alegórico no se correspondía con imágenes con una significación real de lo representado. El cristianismo acudió a la tradición cultural de su entorno, aunque fuera de origen pagano, recogiendo una herencia iconográfica que le sirvió para enriquecerse de su simbología de índole moral, filosófica, e iniciar de paso su propia creación gráfica. La escultura del Buen Pastor que hoy les presentamos, conservada en el Museo Pio Cristiano de Roma, no es solo una de las piezas más emblemáticas de la iconografía, sino también la más famosa de la colección de objetos cristianos antiguos conservados en los Museos Vaticanos y, sin duda, una de las más simbólicas del cristianismo primitivo. Realizada entre finales del siglo III y principios del IV, en mármol blanco, por un escultor romano anónimo, procede de las Catacumbas de San Calixto de Roma. Sus dimensiones actuales son 100 x 36 x 27 cm. La pieza forma parte de un grupo de obras adquiridas gracias a la generosidad del papa Clemente XIII, que las destinó a la colección de antigüedades cristianas del Museo Sacro o Cristiano de la Biblioteca Apostólica Vaticana, fundado en 1756 por su predecesor Benedicto XIV. Entre esas obras destacan varios sarcófagos cristianos de los primeros siglos decorados con relieves figurativos, que ingresaron en el Museo gracias a las adquisiciones del escultor Giuseppe Angelini (1735-1811) en el floreciente mercado de antigüedades cristianas que entonces se desarrollaba en la ciudad de Roma, tras los descubrimientos en las catacumbas que se exploraban precisamente entre los siglos XVII y XVIII. Todas las obras que llegaron al Museo fueron restauradas. En algunos casos, las restauraciones fueron verdaderas reelaboraciones, hasta el punto de transformar la apariencia de la obra, caso del Buen Pastor que nos ocupa; en origen un fragmento de un relieve que decoraba uno de dichos sarcófagos, hasta que fue convertido a estatua de bulto redondo en 1764 por el propio Angelini. Pese a la reforma sufrida, si observamos la obra con atención, eliminando en nuestra mente los añadidos, se puede apreciar la forma bastante bidimensional de la figura original, acorde con su realidad de altorrelieve perteneciente a un sarcófago monumental, probablemente estrigilado. La representación de un pastor con un cordero sobre los hombros, así como las escenas pastoriles en general, era muy común en el arte antiguo, haciendo referencia a una pluralidad de temas positivos, entre los cuales el más significativo parece ser el de la filantropía. El dios Mercurio, de hecho, pero también el héroe Hércules, guiaban misericordiosamente las almas de los difuntos al más allá, cargándolas sobre sus hombros como un pastor lleva a un cordero. Las imágenes de pastores o "kriofóros" (en griego, "portadores de un carnero") eran, por tanto, muy frecuentes en las expresiones artísticas de la antigüedad grecorromana, concebidas como personificaciones virtuosas de la bondad hacia la humanidad. Los cristianos de los primeros siglos encontraron natural usar estas mismas imágenes artísticas para transmitir un nuevo contenido: la revelación, precisamente, de Jesús como el Buen (y Hermoso) Pastor, según las palabras de Juan. Cuando Jesús se define a sí mismo como "buen pastor", reivindica así su identidad mesiánica y su filiación divina y se revela como el guía del pueblo de la Nueva Alianza. |
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Foto: Egisto Sani |
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FUENTES Con información del Museo Pio Cristiano de Roma. |
www.lahornacina.com