El acto de inauguración de esta muestra, formada por ocho piezas donadas por particulares a la comunidad sevillana de Carmelitas Descalzos que regenta el Museo del Santo Ángel, la mayoría de ellas de pintura y escultura sacra, ha sido presentado por fray Juan Dobado Fernández (O.C.D.), historiador del arte y prior del Convento del Santo Ángel de la Guarda, sede del referido museo.

Dobado, que también es comisario de la exposición, comenzó con un agradecimiento a varios de los donantes que han hecho posible con su mecenazgo la celebración de la misma, y de paso el enriquecimiento de los fondos del museo, caso de Blanca Martínez González, Aurora Luque Reina, Ana María y María Luisa Santos Vélez (en nombre de su madre María Luisa Vélez Arenas) y las familias Rodríguez de la Borbolla y Sánchez-Dalp.

Junto a las donaciones, completan la muestra Donaciones y restauraciones del Museo del Santo Ángel de Sevilla, visitable hasta el próximo 22 de octubre, cuatro obras, tres pinturas y una escultura, que formaban parte del patrimonio conventual y han sido restauradas por Carles Salafranca (pinturas) y Julio Alcaraz (escultura), quienes también han estado presentes en el acto de inauguración.

Dobado dio pasó al reconocido historiador Benito Navarrete, quien alabó la labor de concienciación que lleva a cabo el prior sobre el patrimonio, tanto en lo que se refiere a su importancia y a las donaciones, como en lo concerniente a la recuperación del que se encuentra perdido. "La labor que hace el padre Dobado despertando estas conciencias, y sobre todo compartiendo estas obras e invitando a la ciudad de Sevilla a que las disfrute es muy singular y al mismo también es una labor de trabajo para jóvenes restauradores como los que nos acompañan hoy a nosotros. No solamente se comparte, sino también se colabora a que los jóvenes sigan investigando, sigan trabajando y sigan compartiendo sus conocimientos", afirmó Navarrete, quien también elogió la labor patrimonial del párroco Francisco Román Castro en el templo sevillano de la Magdalena.

Dobado y Navarrete descubrieron la pieza estrella de la muestra, una tabla atribuida al taller de Peter Paul Rubens (1577-1640) que representa a la Virgen con el Niño y San Juanito. Navarrete indicó que "la obra, desde luego, no se puede considerar que sea autógrafa de Rubens, pero sí es muy posible que sea de uno de sus discípulos, de sus seguidores más cercanos, y por eso es una invitación a los historiadores del arte". Asimismo, agradeció el asesoramiento de Alejandro Vergara, conservador jefe de pintura flamenca del Museo Nacional del Prado, en el estudio de la misma. Vergara ha insistido en lo fundamental del análisis dendrocronológico (de los anillos de las tablas de madera que constituye el soporte pictórico) para conocer el tipo de tabla y sus años, a lo que contribuirán también los inventarios que existen en los museos flamencos y en el Prado.

Benito Navarrete mencionó a historiadores jóvenes como Elena Escuredo Barrado, presente en el acto, "que ha sido la historiadora que ha podido arrojar luz" sobre el Cristo Varón de Dolores, "una obra de finales del XVI que está muy cercana precisamente a los miniaturistas de la catedral", cuya restauración llevada a cabo por Carles Salafranca presentamos el pasado 2 de marzo. Esta tabla representa a Cristo en el Calvario, sentado en el sepulcro y rodeado por un marco con los atributos de la Pasión.

También tuvo Navarrete palabras para el joven historiador Rafael Japón, quien atribuyó al taller del pintor barroco italiano Mattia Preti (1613-1699) el Cristo Salvador en su "tesis doctoral sobre pintura italiana del XVII en Sevilla. Esta obra procede muy probablemente de las colecciones del Infantado, de la duquesa de Béjar, y es muy singular. Nos encontramos en la ciudad de Sevilla con tres obras de Mattia Preti, la "Degollación de San Juan Bautista" que se conserva en el Palacio Arzobispal, el "Resucitado" del Museo de Bellas Artes y esta del Museo del Santo Ángel. Por tanto, otra de las ocasiones felices sería realizar alguna vez ese encuentro de esas tres obras de Mattia Preti, que es uno de los más importantes seguidores de Caravaggio".

Para Navarrete, "obra muy singular también" es la Virgen del Socorro, óleo sobre lienzo firmado por el pintor barroco siciliano Filippo Randazzo (1695-1748) y fechado en 1734. En esta pintura aparecen la Virgen y el Niño Jesús junto a San José, San Miguel Arcángel y San Antonio de Padua. Randazzo es autor de los grandes frescos de las iglesias de Palermo como la de Santa Catalina.

Junto a la Virgen con el Niño y San Juanito y al Cristo Varón de Dolores, completan las donaciones una pintura titulada Niño Jesús Salvador de formato octogonal y relacionada con el estilo de Juan de Roelas y Francisco Herrera el Viejo, otra de la Inmaculada Concepción de autor anónimo sevillano del XVIII, una talla del Niño Jesús montañesina del XVII, una edición de la Vida de Santa Teresa de fray Diego de Yepes (1606), un devocionario de nácar francés de 1846 y un medallón relicario con el Santo Rostro de Jaén del XVIII. Tanto la Virgen con el Niño y San Juanito como la Inmaculada Concepción han sido intervenidas por Carles Salafranca, mientras que el Niño Jesús montañesino ha sido restaurado por Julio Alcaraz.

Respecto a las obras restauradas, a la Virgen del Socorro de Randazzo y al Cristo Salvador de Preti se suman el Cristo cargando con la Cruz relacionado con el pintor flamenco Michiel Coxcie y procedente también de la colección del Infantado, y la talla en madera policromada de un Niño Jesús del escultor e imaginero Juan de Astorga, muy parecido al del "San José con el Niño" del templo sevillano de San Pedro. Estas dos últimas obras, como hemos apuntado, han sido restauradas por Carles Salafranca y Julio Alcaraz, respectivamente.