LA OBRA DE LUIS SALVADOR CARMONA (Y XV)
CRISTO DE LA VICTORIA - LA GRANJA DE SAN ILDEFONSO (SEGOVIA)

Sergio Cabaco y Jesús Abades


 

 

La prolífica producción de Luis Salvador Carmona para el Real Sitio de San Ildefonso incluyó obras como la Virgen del Rosario de la Colegiata, imagen rococó cercana al ejemplar destruido en la Iglesia de San Fermín de los Navarros (Madrid); la Virgen del Pilar de la Iglesia del Rosario, libremente inspirada en el icono de Zaragoza; la Virgen de los Dolores de su templo homónimo, patrona de la localidad, cuya ejecución se inspira en los modelos marianos del escultor granadino Pedro de Mena, o el alegórico Cristo del Perdón, también en la Iglesia del Rosario, similar a los venerados en Atienza (Guadalajara) y Nava del Rey (Valladolid), éste último analizado en una anterior entrega.

Nos vamos a quedar para finalizar este especial con el magnífico altorrelieve en estuco que representa al Cristo de la Victoria, también llamado Jesucristo y el Triunfo de los Mártires, situado frente al mausoleo de Felipe V e Isabel de Farnesio en el panteón contiguo a la Real e Insigne Colegiata. Es pieza segura del escultor vallisoletano, concebida a modo de colosal medallón. Fue labrada en el año 1758, aunque se duda si su diseño se debió al propio Luis Salvador Carmona o al aparejador italiano Sempronio Subissati, quien hizo los planos y dirigió toda la construcción del monumento funerario.

Representa a Cristo victorioso en los cielos, tras su Resurrección, portando con su brazo derecho una cruz arbórea y recibiendo con la mano izquierda un haz de palmas -símbolos del martirio- que le ofrece un ángel. La escena recrea, por tanto, la glorificación del martirio de Jesús y, por extensión, la de todos los mártires que dieron su vida en defensa de la religión cristiana, alcanzando con ello, al igual que su Dios y Salvador, el paraíso eterno. Las nubes sirven de aglutinante a cabezas de serafines de rostro risueño y ángeles de cuerpo entero que adoptan complicados escorzos. El Espíritu Santo culmina la gloria y de él parten rayos que surcan el fondo.

Pese a ser una buena muestra de la estética rococó reinante en las obras de corte, el gusto que también dispensaban monarcas y nobles al academicismo -al igual que el rococó, procedente de Francia tras ensayarse en Versalles, conjunto monumental que influyó notablemente en La Granja de San Ildefonso-, se refleja en la ausencia de la tradicional policromía y la aplicación al conjunto de un uniforme tono blanco para imitar un acabado marmóreo, práctica habitual en un periodo donde, por impulso de los Borbones, se tenderá al empleo del bronce y el mármol, mientras que la madera, relegada a un segundo plano, llegará incluso a ser enmascarada en caso de utilizarse.  

El relieve recuerda los estucos modelados por Antoine Coysevox para el Palacio de Versalles, unas creaciones cortesanas que representan a Luis XIV victorioso y evidencian el desenfrenado amor del artista francés hacia lo barroco, con dinamismo en la composición y barroquismo en el espectacular tratamiento, marginando las fórmulas clásicas para ofrecer un audaz movimiento de las figuras. En el medallón de Luis Salvador Carmona, se advierte una mayor serenidad en la efigie de Jesús, heredera de la famosa iconografía del Varón de Dolores que alcanzó su más imitado modelo en la talla de Domingo de Rioja para el municipio cacereño de Serradilla. 

 

FUENTES: GARCÍA GAINZA, María Concepción: "Escultura cortesana
del siglo XVIII", en Historia16, Madrid, 1993; LORD, E.A.: "Luis Salvador Carmona
en el Real Sitio de San Ildefonso (La Granja)", en AEA, Madrid, 1951.

 

Fotografía de Aznar para http://www.turismoyarte.com

 

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