Esta escena nocturna alumbrada tan solo por una vela representa el famoso pasaje de la Pasión de Cristo en el que las gentes reconocen a Pedro como un discípulo del Mesías. El apóstol, sin embargo, niega tal condición, renunciando así al Maestro, quien ya profetizó el hecho durante la Última Cena. De hecho, Jesús figura preso en el tenebroso e impactante fondo, vuelto mirando a Pedro mientras los soldados se lo llevan.

San Pedro, semicubierto con un gran tejido de lana blanca, hace con su mano izquierda el gesto de negación sobre la acusación de la sierva de Caifás, que está a su lado y que es la que lleva la vela en la mano. A la izquierda, aparecen dos amenazantes soldados con armadura, uno de ellos sentado en una mesa bebiendo de una jarra. Estas cuatro figuras irradian un imponente naturalismo. Al fondo vemos otro soldado que custodia al reo, frente al que se hallan tres jueces del sanedrín con turbantes degradando la condición divina de Cristo.

Rembrandt tuvo alumnos en su taller hasta los últimos años de su vida. Investigaciones técnicas han revelado que fue asistido por sus discípulos en este óleo pintado sobre lienzo en 1660 (154 x 169 cm), del que destacan, junto con el asombroso efecto de recibir la luz solo de la vela que sostiene la sirvienta, la expresión de las figuras, el vigoroso color y la orgullosa pincelada, varios de los activos más importantes de Rembrandt.