BENITO DE HITA Y CASTILLO. TRICENTENARIO (X)
VIRGEN DE LOS DOLORES

Con información de Jesús Abades y Sergio Cabaco


 

 

 

En 1738, cinco años después de la muerte de su padre Gabriel de Hita y Castillo, la madre de Benito, Alfonsa María Casilda de Guzmán, contrajo segundas nupcias con el pintor Clemente Díaz Leal, que en 1731 aparecía como fiador de Benito, por lo que la amistad con el artista y su familia venía de antiguo.

Lo más seguro es que Díaz Leal fuese maestro de Hermenegildo, hermano pequeño de Benito, que a mediados del siglo aparecía como "oficial de dorador" y estofaba las esculturas de su hermano. El menor de los tres, Salvador, se formó con Benito y, al morir su madre en 1761, pasará a vivir con Hermenegildo y su familia.

El 2 de noviembre de 1784 muere Benito. Fue sepultado en la cripta de la Hermandad Sacramental de San Juan de la Palma, el templo sevillano al que estuvo tan vinculado. En su testamento dejó los bancos y herramientas de trabajo de su taller a su hermano Salvador y a su otro hermano Hermenegildo la ropa de diario.

El taller siguió abierto en los años siguientes dirigido por Salvador, titulado "maestro escultor", pero la escasa calidad hizo que la producción disminuyera conforme concluía el siglo. En el año 1800, la fiebre amarilla acabó con la vida de Salvador, que, arruinado, fue enterrado en una zanja pública tras la iglesia de San Lorenzo.

 

 

 

Relacionable con la producción de Benito de Hita y Castillo es una espléndida Dolorosa de candelero para vestir, titular de la Cofradía del Nazareno de Medina Sidonia, que recibe culto en la iglesia de Santiago el Mayor de dicha localidad gaditana. Su advocación es María Santísima de los Dolores y muestra un exquisito semblante, muy inclinado hacia el lado derecho, con los afilados perfiles y el marcado entrecejo, entre otros detalles fisonómicos, tan característicos del autor en esta iconografía.

De la imagen original solo se conserva el busto con retoques de policromía, pues el candelero es nuevo y las manos actuales no parecen corresponderse con las originales, que posiblemente fueron entrelazadas; si bien en las dependencias de la hermandad del Nazareno, a cuyos responsables agradecemos la inestimable colaboración prestada a la hora de realizar este escrito, se guarda el candelero anterior a la última intervención, bastante deteriorado y reformado para ampliar tamaño y volúmenes, tallado en madera de pino de Flandes y pintado de púrpura, que por sus características bien pudiera ser el primitivo que tuviera la imagen.

Por otro lado, la hermandad nos ha facilitado amablemente un documento que obra en su poder en torno a esta hechura mariana. Se trata de una Corona Dolorosa "y ofrecimiento para mas bien meditar los Dolores de Maria Santisima Nuestra Señora, que se venera en el Convento de RR. PP. Franciscos Descalzos de esta Ciudad, donde se reza todas las noches". En el documento figura también la fecha 13 de septiembre de 1784 -"Mediante las Licencias, que se impetraron para esta impresión en el Año de 1776. no hai reparo, y aprobamos de nuevo para su reimpresion, obtenida la competente licencia. Licdo. Andrade."-, así como la del 22 de septiembre del mismo año 1784 como fecha de remisión "a la Censura del Señor Alcalde mayor, y Asesor de Imprentas para con su dictamen, dar la providencia que corresponda. O-Reilly."

Por tanto, es de suponer que la Dolorosa, cuyo tiempo de ejecución casa con las fechas que figuran en dicho documento, procede del desaparecido convento franciscano de Medina Sidonia, de donde también llegó otra imagen que se venera en el templo de Santiago el Mayor, la Inmaculada Concepción; así como una figura de San Pascual Bailón que, al igual que un San Francisco de Asís de similares características, ha sido relacionada con Juan Martínez Montañés y recibe culto en la iglesia de Santa María la Coronada del municipio.

 

 

 

La Virgen de los Dolores de Medina Sidonia muestra analogías con la antigua titular de la Cofradía del Nazareno de Cádiz, destruida en 1936. Esta obra, con la cabeza profundamente reclinada hacia abajo, presentaba también afilados rasgos y fruncido entrecejo, en señal de agudo dolor, y en origen, poseía las manos entrelazadas, siendo reemplazadas por otras extendidas. También llevaba peluca postiza para acentuar el naturalismo. Según Lorenzo Alonso de la Sierra, su policromía fue realizada por Nicolás Andrés de Rubira.

Igualmente, encontramos semejanzas con la Virgen de los Dolores (imagen superior izquierda), patrona del municipio onubense de Aroche y única Dolorosa documentada del escultor junto con la Virgen del Mayor Dolor de Carmona (imagen superior derecha): la de Aroche, realizada en 1768, exhibe la firma de Hita en el busto y presenta similitudes con el San Juan Evangelista de la cofradía sevillana de la Amargura, e incluso con su Dolorosa roldanesca -de hecho, a los rasgos dolientes y singular expresividad de la Virgen de la Amargura nos remite-; la de Carmona, titular de la Cofradía de San Felipe, fue realizada en 1762 a expensas del vicebeneficiado de su templo, José Fernández, según documentación encontrada en su interior. En origen, se trataba de un busto al que, en 1928, un fraile carmelita añadió un candelero con el fin de sacarla en procesión. De gran calidad, posee afligido semblante y manos entrecruzadas.

También desapareció en 1936 la Virgen de los Dolores de Valverde del Camino (Huelva), una obra emparentada con la de Aroche, la Virgen de los Dolores de Icod de los Vinos (ver enlace inferior) y la mencionada Virgen de los Dolores de la Cofradía del Nazareno de Cádiz. Fue traída a Valverde por el sacerdote Pedro Lorenzo Ramírez, consagrado en 1705, para presidir la ermita del Mayor Dolor. Al final, fue llevada a la parroquia a principios del XIX al arruinarse la ermita. Se trataba de otra exquisita talla provista de afilados rasgos, fruncido entrecejo, cabeza inclinada hacia la derecha y manos entrecruzadas en señal de oración, caracteres todos ellos comunes a la producción del escultor. Su relación con la Dolorosa de Medina Sidonia y con el estilo de Hita en general hay que tomarla con extrema prudencia, pues solo tenemos un par de antiguas fotografías como testimonio gráfico, al igual que el antiguo Nazareno de Pasión de la capital onubense, del que únicamente se conserva la mascarilla muy retocada tras los destrozos de 1936. Si bien en este caso existen distingos con varias de sus esculturas pasionistas, como el Cristo de la Caída o el San Juan, igualmente se observan notables similitudes con otras piezas del mismo corte, caso del Cristo de la Columna de Icod, especialmente en el rictus de aflicción del semblante, de almendrados ojos y ceño fruncido, y la elocuente expresividad, directamente dirigida a conmover al espectador. Las diferencias que presenta con algunas de las obras penitenciales de Hita, como el modelado más frondoso de la barba o la mayor carnosidad de sus labios, pueden deberse al hecho de tratarse de una obra de juventud, y por tanto con una mayor influencia del arte de los Roldanes por herencia de su maestro Miguel de Perea -cuya única obra documentada, el Nazareno de Baena (Córdoba), realizado entre los años 1700 y 1746, no es ajeno a estas hechuras, así como al busto isleño de Ecce Homo enlazado en la anterior entrega-, o bien por ser obra de un avezado miembro de su círculo, dada su evidente calidad.

Por último, mencionar la Virgen de los Dolores del templo sevillano de San Andrés. En el catálogo de la exposición "Mater Dolorosa", José Roda Peña recoge el parecer de González Isidoro y se suma a relacionar esta talla completa, no sin dudas, con el quehacer de Hita (1760). Nosotros suscribimos esas dudas, aunque es cierto que se trata de una imagen que comparte la compleja estética del XVIII, tanto en el afectado gesto de dolor como en las decoraciones florales que adornan sus vestiduras. Aparece arrodillada sobre un cojín, con un enorme corazón traspasado por el puñal de dolor en el pecho. No compartimos, sin embargo, la relación de Hita con la Dolorosa de la iglesia de Santiago (Sevilla), que como bien apreciaron Antonio Torrejón y Roda Peña, responde al realismo barroco de Roldán y es propia del periodo sevillano de la segunda mitad del XVII.

 

Fotografías de Carlos Blanquero (Aroche) y Francisco Baeza Fotografía (Carmona)

 

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FUENTES: GARCÍA DE LA CONCHA DELGADO, Federico. "Benito de Hita y Castillo", publicado en Arte y Artesanos de la Semana Santa de Sevilla, obra editada por El Correo de Andalucía, volumen III, 2000; GONZÁLEZ ISIDORO, José. Benito de Hita y Castillo (1714-1784). Escultor de las Hermandades de Sevilla, Sevilla, 1986; TORREJÓN DÍAZ, Antonio y José Luis ROMERO TORRES. "Virgen de la Antigua y Siete Dolores y Compasión"; GARCÍA ROSELL, Carmen. "Benito de Hita y Castillo", ambos escritos en De Jerusalén a Sevilla. La Pasión de Jesús, obra editada por ABC, volumen IV, Sevilla, 2005.

 

Nota de La Hornacina: en memoria del historiador del arte Juan Martínez Alcalde (Sevilla, 1948-2014).

 

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