BOUGUEREAU: EL JARDÍN DE LAS DELICIAS
EL PASMO DE LA VIRGEN

27/10/2025


 

 

Además del comentado lienzo de la Flagelación, el interior de la Catedral de La Rochelle conserva otra magna obra de Bouguereau en el ciclo pictórico que decora la cúpula de la capilla dedicada a la Virgen (1875-1881), que tras largo tiempo en restauración vuelve a lucir desde hace años en todo su esplendor.

La escena principal, representada en la cúpula, es la Asunción, con la Virgen portada por los ángeles al cielo y seis de los apóstoles contemplando la escena alrededor de la tumba vacía. En el tambor, separadas por placas de cobre, vemos otras seis pinturas que representan la Anunciación, la Visitación, la Natividad, la Huida a Egipto; el Pasmo y la Piedad.

La Anunciación, la Huida a Egipto y la Visitación presentan unas iconografías más tradicionales, si bien esta última llama la atención por los oscuros ropajes de María e Isabel, presagio del aciago destino de sus hijos. La Natividad destaca especialmente por la excepcional reunión de ángeles que ya hemos visto en otras piezas de Bouguereau; en este caso aparecen vestidos de blanco o gris pálido, con los cabellos movidos por el viento que parece nacer del divino resplandor que irradia de la figura de Cristo recién nacido.

Las dos piezas pasionistas son sumamente interesantes. Por sí solas bastarían para considerar a Bouguereau como uno de los grandes pintores del siglo XIX. El Pasmo muestra con gran dramatismo una escena inspirada en el Pasmo de Sicilia de Rafael Sanzio. A la derecha, Cristo, caído bajo el peso de la cruz, es golpeado violentamente por uno de sus verdugos, mientras María, a la izquierda, incapaz de soportar el sufrimiento infligido a su hijo, pierde el conocimiento y es sostenida por la Magdalena -cuya composición recuerda a la del Camino del Calvario de París, pero con el pelo recogido en un elaborado trenzado- y otra de las Santas Mujeres. La Madre, además, tiene los brazos cruzados, como si quisiera soportar ella misma la tortura de su Hijo.

Respecto a la Piedad, a diferencia de la versión analizada en la cuarta entrega, es impactante por varios motivos: los brazos abiertos de María, su expresión de profundo desconsuelo, San Juan mesando los cabellos del maestro y la Magdalena con la cabeza enterrada entre sus pies. Pero sobre todo el fondo de ángeles con túnicas oscuras y alas de color ceniza que, a modo de plañideras, lamentan la muerte de Jesús.

 

 

Fotos: Montmartre Secret

 

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