III CENTENARIO DEL NACIMIENTO DE FRANCISCO SALZILLO (XVIII)
LOS SALZILLOS DE LORQUÍ (Y III) - SAN JOSÉ

José Cuesta Mañas


 

 

 

Nos detenemos ahora en la imagen del Patriarca San José (F1). Ésta es una espléndida escultura de tamaño académico, realizada en talla completa, ricamente estofada y policromada, y de composición muy característica dentro de la producción salzillesca. Con una talla y un tratamiento de los paños realmente espectacular, representa al Santo Patriarca de pie, con un leve contraposto y con el Niño en brazos.

De rasgos juveniles, muy en la línea de otras de sus realizaciones del mismo tema, posee una estofa riquísima que así mismo, nos recuerda a otras obras ciertas de Salzillo como su obra homónima de la iglesia conventual de Santa Clara, o el mismísimo San Juan de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús de Murcia. El Niño, al cual sostiene en los brazos, aparece desnudo, vuelto hacia el espectador pero intentando acariciar la barba de su padre putativo con la mano derecha, tratándose, posiblemente de una de las realizaciones más deliciosas del Niño Jesús dentro de la numerosa producción salzillesca de esta iconografía.

La obra en cuestión es, como dijimos anteriormente, de tamaño académico (120 cm), formato en el cual Salzillo se encuentra especialmente cómodo, encontrándolo en un buen número de sus realizaciones más deliciosas (no olvidemos que Salzillo vivirá los años dorados del rococó por lo que el gusto por lo menudo le es especialmente cercano). Es por ello que la figura de este Santo, tiene el brillo y la delicadeza de sus mejores obras. La portentosa cabeza resulta ser un trasunto, no solo en sus rasgos fisonómicos sino también en el tratamiento del cabello y la expresión, al conocidísimo Cristo del paso de la Santa Cena de la Cofradía de Jesús de Murcia (F2). Quizás la principal diferencia estribe en que el San José, seguramente por su tamaño, resulta más agradable y de expresión algo menos forzada que la del Cristo mencionado.

La composición, como decíamos anteriormente, es una de las más características en la iconografía josefina desarrollada por Francisco Salzillo. El santo se encuentra deleitándose en el momento, con el Niño Jesús en los brazos. Este más bien parece estar suspendido en el aire que realmente sujeto con la mano del santo. Éste recurso, tan barroco por cierto (el divino Niño Jesús no pesa), posibilita el poder colocar un paño de tejido real que lo envuelva o sobre el que descanse el Niño o también, caso muy frecuente en piezas de este tipo, revestirlo con ropas naturales, dotando de un mayor naturalismo si cabe a la escena, creando una especie de trampantojo, donde no sabríamos distinguir los tejidos naturales de los tallados.

 

 

El manto se deja caer, por la espalda hasta el suelo, desde el hombro izquierdo, dejando libre el derecho (¡como nos recuerda a San Juan!) y envolviendo la mitad inferior del cuerpo, se cruza elegantemente por delante cogido por la cintura descansando el final del manto sobre el antebrazo izquierdo (F3). Especial gracejo tiene el detalle, tan naturalista, del repulgo que le hace el manto al aprisionarlo en la cintura con el cíngulo por el lado derecho, que demuestra, una vez más, el magistral tratamiento de los paños del que hace gala nuestro escultor. Los vestidos aparecen cubiertos completamente por un estofado de una técnica y dibujo muy característicos en la obra de Salzillo: la decoración de motivos vegetales se complementa con un fino esgrafiado lineal por todo el campo del tejido y con detalles de grabado y punteado en las formas vegetales, que potencia el naturalismo de los ricos tejidos que representan. No falta la clásica camisa interior que asoma por el escote de la túnica, recurso éste que aunque no exclusivo de Salzillo si que resulta una característica omnipresente en todas sus tallas. 

A nivel general existe un recurso estilístico y estético común a las tres imágenes citadas muy significativo y que a su vez aparece en todas las esculturas ciertas de Salzillo: el tipo de ojos de cristal que utiliza. Estos están realizados con un vidrio bastante fino de forma convexa y pintados por detrás, es decir por la parte cóncava, en un tono castaño y perfilados los iris con un color oscuro y la pupila negra. En la mayoría de ellos, con el tiempo han aparecido pequeños desprendimientos de capa pictórica y unas manchas producidas por lagunas de aire entre el cristal y la capa pictórica que hacen el efecto de una catarata en un ojo humano. Los discípulos de Salzillo y sus continuadores usan preferentemente los ojos de pasta vítrea que aunque son más realistas no tienen el "alma" que poseen los pintados a mano. De este último material son los que utiliza Salzillo en imágenes de pequeño formato, como es el caso del Niño de nuestro San José (F4). Así mismo, en general, y estas tres esculturas en particular, siempre presentan unas pestañas de pelo natural muy fino aprisionado entre dos finas tiras de papel que se sujetan a la parte inferior del párpado superior, las cuales dan al ojo el tamaño final pensado por el escultor siendo pintadas las pestañas inferiores, obteniendo estos la viveza y el naturalismo de un ojo real.

Por otro lado, el rastreo en las genealogías de los camareros de estas imágenes realizado por el historiador local Francisco García nos lleva hasta próceres murcianos del siglo XVIII y con intereses en Lorquí, que sin duda favorecieron la construcción y el enriquecimiento del interior de la parroquia de esta localidad.

Orgulloso está, y con razón, el pueblo de Lorquí de su Semana Santa, tan murciana pero tan peculiar: Conserva actos perdidos prácticamente en toda la región y raros de encontrar en el resto de España, como es la ceremonia del desenclavamiento y con una imaginería muy valiosa, estética y artísticamente hablando, destacando de ella dos magníficas esculturas que, a nuestro juicio, son sin duda obra de nuestro artista mas universal, Francisco Salzillo que junto al San José que se conserva en la iglesia parroquial y que se debe al mismo autor, forman un corpus artístico del siglo XVIII de los más destacables de la Región de Murcia.

 

 

Nota de La Hornacina: José Cuesta Mañas es Técnico de Museos, Delegado por Murcia del Comité Internacional de Museos y exdirector del Museo Salzillo y de la Iglesia-Museo de San Juan de Dios de Murcia.

 

Fotografías de José Cuesta Mañas y Santiago Rodríguez López

 

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