EL TALLER DE PEDRO ROLDÁN (Y VIII)
IGNACIO LÓPEZ Y PEDRO DUQUE CORNEJO

José Carlos Pérez Morales


 

     
     
Nazareno (El Puerto de Santa María-Cádiz)

 

La figura del sevillano Ignacio López fue puesta nuevamente en valor por José Manuel Moreno Arana en 2006. A partir de ahí el historiador jerezano ha ido atribuyendo al hasta entonces prácticamente desconocido artista, formado en el entorno de Pedro Roldán, un buen número de tallas en el entorno de El Puerto de Santa María, localidad gaditana en la que López llegó a afincarse; entre ellas, la Virgen del Mayor Dolor y el grupo de la Piedad, ambas en Jerez de la Frontera, y el Nazareno titular de la cofradía homónima de El Puerto.

Para llegar a sus conclusiones, Moreno Arana partió de un conjunto de esculturas de gran afinidad con las imágenes antes aludidas. Se trata de un grupo de Santa Ana enseñando a leer a la Virgen Niña y unas tallas de Santiago Apóstol, San Isidoro y San Benito que se veneran en la Parroquia de la Oliva, en el municipio sevillano de Lebrija. Todas ellas se encuentran fechadas entre los años 1694 y 1695 y, en el caso del grupo de Santa Ana y la Virgen, hablamos de tallas documentadas de Ignacio López (1658-1718).

Por último, aunque figura tardía pero cuya reseña es conveniente por mostrar la evolución del estilo de Pedro Roldán, nombraremos a Pedro Duque Cornejo, hijo del escultor José Felipe Duque Cornejo y de la pintora Francisca Roldán y Villavicencio, ya mencionados. Nacido en Sevilla, en 1677. El abuelo materno de Duque Cornejo era el patriarca del clan, cuyas maneras y las del italiano Bernini serían sus fuentes de inspiración. Además de la escultura religiosa, cultivaría la retablística, el dibujo y el grabado.

Según Rosa Salazar, Duque Cornejo se encontraba en los últimos años del siglo XVII y principios del siguiente en el taller de Pedro Roldán, recibiendo las enseñanzas de los miembros de su familia y realizando trabajos de taller que más tarde le proporcionarían merecida fama. El barroquismo exacerbado de sus obras, caracterizadas por las rebuscadas composiciones y el gran movimiento de cuerpos y ropajes, supone una de las últimas grandes manifestaciones del barroco sevillano. Falleció en 1757, en Córdoba, ciudad a la que consagraría sus últimos años para ejecutar su última y más brillante creación: la Sillería del Coro de la Mezquita-Catedral.

 

     
     
Sillería del Coro de la Mezquita-Catedral (Córdoba)

 

Fotografías de Francisco González Luque (El Puerto) y Miguel Cortés (Córdoba)

 

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