RETABLOS II (5)
RETABLO DEL PRADO DE CIUDAD REAL

Con información de www.ciudad-real.es


 

 

El retablo mayor de la Santa Iglesia Prioral Basílica Catedral de las Ordenes Militares de Santa María del Prado es una obra de referencia de la imaginería española de principios del siglo XVII. El conjunto constituye una obra de grandes dimensiones con una disposición arquitectónica renacentista, aunque durante el Barroco sufrió una importante transformación, ya que se le añadió un camarín en el primer cuerpo. Durante la Guerra Civil española se sustituyó una serie de esculturas correspondientes al apostolado de los dos primeros cuerpos y la imagen titular de la Virgen del Prado. Posteriormente, también sería reemplazado el Crucificado original.

Corrían los primeros años del XVII cuando Juan de Villaseca, ciudarrealeño residente en México y secretario del virrey de México, decide emplear parte de su riqueza en mandar realizar un retablo para la Virgen del Prado, a la que procesaba una gran devoción. De esta forma, en el año 1610, Villaseca concede poderes a Antonio de Rojas para que se encargue de organizarlo todo y así poder llevar a cabo esta obra.

En el año 1612 se contrataron las obras con el escultor Giraldo de Merlo, con proyecto de Andrés de la Concha (tracista) y con ejecución de pintura y estofado de Juan Hasten y Cristóbal y Pedro Ruiz Elvira. Por otro lado, también se contrató la traída de las maderas necesarias de la sierra de Reillo en la provincia de Cuenca. El retablo quedó definitivamente concluido en el año 1616.

El retablo está formado por predela, tres cuerpos, y sobre ellos un coronamiento. Verticalmente se encuentra dividido en tres calles con intercolumnios dobles. Los cuerpos presentan alternancia de órdenes, dórico, jónico, corintio, y compuesto en el coronamiento. El programa iconográfico es netamente mariano en los relieves, con figuras de diferentes santos en las hornacinas y todo él presidido por la imagen de la Virgen del Prado. Consta de cuatro cuerpos con una predela o zócalo y siete calles.

Los relieves frontales de la predela representan escenas de la Pasión: la Oración del Huerto, Jesús ante el Sanedrín, Flagelación, Coronación de Espinas, Encuentro de Jesús con su Madre y la Piedad. Flanquean estas tablas figuras de talla y mediorrelieve que representan, respectivamente, a Santa Ana, San Lorenzo, San Esteban, Santa María Magdalena, San Sebastián, San Nicolás de Bari, San Roque y San Blas.

En el primer cuerpo, de orden dórico, se sitúan el Apóstol Santiago, la Anunciación, San Pedro, San Pablo, la Visitación y San Andrés. Los apóstoles en talla exenta y completa, las escenas en altorrelieve. Sobre cada uno de los apóstoles se encuentran los Padres de la Iglesia Latina: San Agustín, San Gregorio, San Jerónimo y San Ambrosio. En el segundo cuerpo, de orden jónico, se hallan San Felipe, la Adoración de los Pastores, San José, el trono de la Santísima Virgen del Prado, San Juan Bautista, la Adoración de los Reyes y San Bartolomé. Sobre ellos Santa Catalina, Santa Bárbara, Santa Inés y Santa Lucía. Las imágenes de talla exenta de estos dos cuerpos sustituyen a las originales destruidas en 1936. Son obra de Rausell Montaña y Llorens Ferrer (1950).

El tercer cuerpo, de orden corintio, lo forman Santo Tomás, la Presentación de Jesús, San Judas Tadeo, la Coronación de la Virgen, San Simón, la Imposición de la Casulla a San Ildefonso y Santiago el Menor. Sobre los Apóstoles los fundadores de órdenes religiosas: San Benito, San Bernardo, San Francisco de Asís y Santo Domingo. En el cuarto y último cuerpo, de orden compuesto o mixto, se sitúa el Calvario, al que le faltan las imágenes de la Virgen y San Juan, destruidas en 1936. El Cristo, de García Coronado, no es el original, también destruido en dicho año. Los escudos representan a San Miguel con las virtudes cardinales de la Prudencia y la Justicia, y al Ángel Custodio de la ciudad con las virtudes de la Fortaleza y la Templanza. Sobre el Calvario, el Padre Eterno y, a sus lados, las virtudes teologales, la Fe y la Esperanza, y, rematando finalmente, la Caridad. Faltan en este cuerpo las imágenes de los Evangelistas, destruidas igualmente en 1936.

La venerada imagen de la Virgen del Prado, Patrona de Ciudad Real, tradición que se remonta a tiempos del monarca Alfonso VI, es una sustitución de una talla románica sobrevestida, con el Niño sentado sobre ambas rodillas cara al pueblo, desaparecida en el año 1936. La actual imagen es obra de Rausell y Llorens (1950).

Entre los años 2003 y 2004 fue restaurado. El objetivo de la intervención se centró en la puesta en valor del retablo, recuperando la integridad física de la obra y aportando una lectura estética coherente a todo el conjunto. Paralelamente a la realización de una serie de estudios previos, se instaló en el trasdós una estructura auxiliar que permitió el acceso a los distintos niveles de esta zona. Al frente se consolidó el soporte y se fijaron las capas de policromía, eliminándose recubrimientos alterados y capas de suciedad adheridas. Seguidamente se reintegró el estrato pictórico. De este modo se recuperó el sentido ornamental original de cada elemento, buscando un equilibrio con las diferentes transformaciones que sufrió el conjunto a lo largo de su historia.

 

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