LAS RELIQUIAS DE LA MUERTE (II)
20/10/2023
La seo del Salvador de Zaragoza custodia el cráneo de San Valero, obispo y patrón de la sede episcopal, desde la Navidad de 1170, momento en que fue trasladado desde su sepulcro en la catedral de Roda de Isábena (Huesca). La realización del busto que alberga dicha reliquia obedece al mecenazgo de Pedro Martínez de Luna (1328-1423, Benedicto XIII, el Papa Luna), que tomó la decisión de costear esta lujosa pieza antes de incorporarse en 1394 al cónclave que lo situaría al frente de la Iglesia de Aviñón. Con este busto-relicario de san Valero, llegaron también los de san Lorenzo y san Vicente, procedentes de los mismos talleres. Aunque antiguamente estaban guardados en el espléndido armario de la sacristía mayor de la Seo, en la actualidad pueden contemplarse de modo habitual en el banco del retablo mayor de esta catedral zaragozana. A juzgar por la inscripción que luce, el de san Valero estaba concluido para 1397. El busto contiene otro relicario extraíble, confeccionado también con metal precioso, que envuelve directamente la reliquia. Labrado en plata en su color y plata dorada, joyas, piedras preciosas y esmaltes, el cuerpo del relicario es el original de la Escuela de Aviñón; sin embargo, la cabeza y la mitra fueron rehechas en torno a 1448-1452 por el prestigioso platero zaragozano Francisco de Agüero, cuya actividad se documenta entre 1442 y 1463. El santo lleva una capa cerrada por el vértice superior y dotada de una preciosa collareta de esmaltes, una parte que no fue reformada por Agüero y mantiene el aspecto original de finales del siglo XIV. Parece ser que el rostro del busto, de sorprendente realismo para la época, es un retrato del Papa Luna, quien había sido arcediano de Zaragoza y quiso regalar a su catedral el mejor busto posible para contener las reliquias de san Valero. En la ejecución de esta pieza se optó por la aplicación de criterios básicamente escultóricos y, de hecho, se cuenta entre las primeras creaciones zaragozanas que apuestan por la adopción de los modelos flamencos. La llegada de este relicario gótico antropomorfo causó tanta sensación que se convirtió en modelo para la gran cantidad de bustos que albergan las seos, colegiatas y templos insignes de la Corona de Aragón. Fue restaurado en 2021 por Susana Navarro, que reintegró las grandes lagunas que afectaban a la policromía, tanto en el rostro como en el cuello de la imagen, y recuperó el brillo y el color de la plata y los ornamentos que lleva engastados. San Valero fue el primer obispo conocido de Zaragoza: vivió a finales del siglo III y principios del IV, asistió al concilio de Elvira (Granada), tuvo como diácono a san Vicente y, en la persecución de Diocleciano, ambos fueron conducidos a Valencia, donde el segundo sufrió martirio. La tradición afirma que san Valero murió en el destierro. |
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FUENTES CRIADO MAINAR, Jesús Fermín y ESCRIBANO SÁNCHEZ, José Carlos. "El busto relicario de San Valero de la Seo de Zaragoza. Noticia de su reforma por Francisco de Agüero (ca. 1448-1452)", en Aragón en la Edad Media, n º 20, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Zaragoza, 2008. |
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