MES DE JUNIO - CRISTO DE LA SANGRE DE SEVILLA

Sergio Cabaco y Jesús Abades


 

 
 

 

En concreto, se trata del Crucificado que recibe culto en la iglesia sevillana de San Isidoro, una estimable talla gótica del siglo XV que representa a Cristo muerto en la cruz, con la cabeza desplomada hacia la derecha y fijado el cuerpo al madero por tres clavos, montando el pie derecho sobre el izquierdo.

Como corresponde a la estatuaria sacra de su época, la efigie muestra la silueta arqueada, la simplificación anatómica, el rostro alargado y el complicado perizoma, decorado con motivos dorados, que se anuda en el costado derecho del Varón y llega hasta los tobillos.

El Crucificado muestra un abundante caudal de sangre que brota del costado abierto, detalle habitual en su advocación con el fin de simbolizar la sangre derramada en la cruz para la redención humana y como instrumento a través del que se alcanza la vida eterna.

Se venera en un interesante retablo barroco del templo, recientemente restaurado. El arbóreo madero, provisto de un gran Titulus Crucis, es posterior a la fecha de la ejecución de la figura.

 

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