HIERONYMUS - 1600 AÑOS
JUAN DE VALMASEDA

10/10/2020


 

Especial con motivo de los 1600 años de la muerte de San Jerónimo, cuya iconografía es tan antigua como extensa, y aunque su representación más conocida es aquella en la que aparece asceta y penitente en el desierto, nos ocuparemos también, siempre a través de sus autores, de otras creaciones artísticas sobre la vida y la obra literaria del que es considerado como uno de los grandes doctores y padres del cristianismo.

 

 

La imagen de San Jerónimo como erudito y humanista no llegó a los pueblos del sur como España de forma masiva y rápidamente reconocible, de ahí que se promoviera y propagase la iconografía del santo como penitente, surgida ya a mediados del siglo XV como un ejemplo cristiano a seguir. Se reconoce su labor intelectual, pero la imagen que se propaga es la de penitente, pues mueve de forma más fácil al fiel al tocar su fibra sensible y poner al santo como seguidor convencido de la vida de Cristo.

Esta dramática imagen de San Jerónimo muestra al santo ermitaño haciendo penitencia en el desierto, aferrado a las agrestes rocas del desierto, con su emblemático león a sus pies, golpeándose el pecho con una piedra como símbolo de su fuerza espiritual y del vigor de su fe.

Los rasgos faciales angulosos, la fisonomía tensa y los mechones de cabello de esta figura son característicos de Juan de Valmaseda (hacia 1487 - hacia 1548), también llamado Juan de Balmaseda, un destacado escultor del Renacimiento español, contemporáneo de Alonso Berruguete. Influenciado por Felipe Bigarny y Diego de Siloé, sus primeros encargos fueron en Burgos, Oviedo y León; sin embargo, fue en Palencia donde se aseguró su reputación a través de su trabajo en el altar mayor de la catedral a partir de 1519.

Gracias a las recientes investigaciones de Pérez de Castro y Martínez Gonzalo sabemos que este San Jerónimo perteneció al retablo de la capilla de los Reyes o San Pedro de la catedral de Palencia. Entre 1965 y 1975, en dos momentos distintos, dicho retablo fue despojado de algunas de sus esculturas: primero de las tallas del ático y, unos años después, de los relieves del banco. Algunas han aparecido en el mercado de arte en los últimos años, caso del San Jerónimo, que tras aflorar en el mercado anticuario internacional, fue adquirida en 2016 por una colección privada europea con varias sedes en el extranjero.

Según Parrado del Olmo, el San Jerónimo es obra original e indiscutible de Juan de Valmaseda de hacia 1530 y podemos compararlo con las esculturas del Retablo de San Ildefonso de Valmaseda realizadas a partir de 1530 para la Capilla del Arcediano del Alcor de la Catedral de Palencia, caso del altorrelieve de San Jerónimo penitente -que, a pesar de tener una composición diferente, incluye un león muy parecido alojado en un paisaje rocoso, siendo particularmente notable la musculatura angulosa y nervuda del brazo izquierdo del santo, que se asemeja mucho a la de esta figura- o del altorrelieve del Bautismo de Cristo del mismo retablo -similares musculaturas y tonos de carne se pueden observar en ambas piezas-.

Parrado del Olmo también afirma que la cabellera y la barba del simulacro que nos ocupa, compuestas a base de hebras en forma de cuerda, encuentran fuertes paralelos en las tallas de San Mateo y San Juan Evangelista realizadas por Juan de Valmaseda que se conservan en la Catedral de León.

Pérez de Castro y Martínez Gonzalo retrasan su ejecución a mediados del siglo XVI, más en sintonía con la cronología del resto del retablo al que perteneció. Por ello se hace más presente la influencia berruguetesca que Parrado ya señaló y que se evidencia tanto en el tratamiento anatómico como en la expresividad de su rostro, siempre dentro de los parámetros de Valmaseda. Ambos autores señalan además los débitos con Diego de Siloé, en especial con la pequeña escultura de San Jerónimo del retablo lateral de la capilla del Condestable de la catedral de Burgos, con el que guarda ciertas analogías compositivas.

También ambos autores señalan su paralelismo con el San Jerónimo penitente que ocupa una de las cajas del banco del retablo mayor del templo de San Cebrián de Campos (Palencia), gran retablo labrado hacia 1540-1548, fruto de la colaboración de varias personalidades escultóricas como Juan Ortiz el Viejo I y el propio Valmaseda, autor del San Jerónimo de San Cebrián de Campos, más crispado, nervioso y enjuto que este San Jerónimo que Pérez de Castro y Martínez Gonzalo identificaron como procedente de la catedral de Palencia.

 

FUENTES

Con información de Jesús María Parrado del Olmo.

PÉREZ DE CASTRO, Ramón y MARTÍNEZ GONZALO, Gloria. "La capilla de los reyes de la catedral de Palencia: la sarga de Juan de Villoldo y su taller y una escultura reencontrada de Juan de Valmaseda", en Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción, nº 52, Valladolid, 2017, pp. 43-44.

MARTINO ALBA, Pilar. San Jerónimo en el arte de la Contrarreforma, tesis doctoral bajo la dirección de CRUZ VALDOVINOS, José María, Universidad Complutense de Madrid, 2003, p. 25.

 

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