EL ARTE CHINO (VI)
GRAN PAGODA DEL ÁNSAR (ARTE T'ANG)

Jesús Abades y Sergio Cabaco


 

 

Tras la breve dinastía Sui se asentó en el trono la familia T'ang, que conservó el poder durante casi tres siglos (618-907) y llevó al país a una de sus mejores épocas, tanto por la extensión de sus conquistas como por la apertura al mundo y la renovación del arte. Con los T'ang culminó la ascendencia iniciada con los Sui. Se reactivó la Ruta de la Seda, y prueba de ello son los objetos t'ang encontrados en Persia, Egipto e incluso Europa. La variedad de pueblos sometidos al Imperio trajo como consecuencia una generosa tolerancia, en la que convivían todas las religiones: taoísmo, confucianismo, budismo y también, en algunos lugares, nestorianismo, maniqueísmo e islamismo.

En escultura se tendió a una humanización que conjugaba el modelado y el movimiento con una técnica innovadora que, posiblemente, deriva de las imágenes gupta y posgupta que debieron llegar desde la India con el budismo. En ciertas imágenes, se practica lo monumental; otras veces, al contrario, se logran los mayores efectos de delicadeza en el modelado y de distinción expresiva. En los dos siglos comprendidos entre mediados del VI y mediados del VIII, la escultura china alcanzó su más alta cumbre.

En cuanto a la pintura, no es fácil juzgar el alto nivel que sin duda alcanzó, según los textos que exaltan a pintores como Li Ssê-hiun, al que se atribuyen paisajes en color realzados con oro, técnica que arraigará en la escuela del Norte. Su hijo, Li Chao-tao, introdujo en sus pinturas elementos arquitectónicos finamente delineados. Y se elogia entre los más grandes de su tiempo a Wu Tao-tsê, de la primera mitad del siglo VIII, y a Wang-wei, poeta y pintor, a quien se considera fundador de la escuela del Sur y especialista en los paisajes monocromos que tanta boga alcanzarían más adelante. Desgraciadamente fueron destruidas las maravillosas composiciones murales que decoraban los palacios y templos de la capital de los T'ang, Ch'ang-ngan, por lo que en este género sólo quedan las de algunos santuarios como Tuen-huang, cuyos frescos no pasan de ser reflejos provincianos del gran arte de Ch'ang-ngan. En la pintura t'ang se aprecia también la creciente importancia que fue adquiriendo el paisaje.

Por último, respecto a la arquitectura, el desarrollo corresponde sobre todo a los templos budistas. Se construían de madera, con uno o dos pisos, coronados por un tejado curvilíneo. También hay pagodas de ladrillo en la que los pisos se superponen, caso de la Gran Pagoda del Ánsar (60 metros de altura), que imita otra pagoda del mismo nombre existente en la India. Su nombre se inspira en una antigua tradición que cuenta cómo unos monjes budistas hambrientos oraron pidiendo alimentos y un ánsar o ganso salvaje les cayó del cielo. En el lugar donde sucedió el prodigio se construyó un templo. De siete pisos y forma piramidal, la Gran Pagoda del Ánsar es uno de los más antiguos edificios de China: construido originalmente con cinco pisos en el siglo VII (año 652), fue reconstruido entre 701 y 704 (años en que se añadieron cinco pisos más, llegando a un total de diez, que luego se redujeron a los actuales siete) y restaurado durante la década de los 50 del pasado siglo XX. Conviene reseñar que, en la época de los T'ang, algunos arquitectos chinos fueron a trabajar a Japón.

 

FUENTES: BOWKER, John. Diccionario Abreviado Oxford de las Religiones del Mundo, Londres, 2006, p. 647;
A.A.V.V. "El Arte Chino", en El Arte en América, África y Asia, Barcelona, 1998, pp. 209-211.

 

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