VISIÓN ARTÍSTICA DE SAN FRANCISCO DE BORJA
JOSÉ MORENO CARBONERO

17/01/2022


 

 

La iconografía de San Francisco de Borja no es tan numerosa como la de San Francisco Javier, ni siquiera como la de San Ignacio de Loyola. Pero se conservan muchas obras, en pintura y escultura, que hacen de este santo uno de los más representados en la iconografía de la Compañía de Jesús. Además, empezó muy pronto a representarse a Borja en el arte, casi poco después de su muerte.

No es una iconografía tan atractiva dados los signos distintivos que la definen: la calavera, recuerdo de su espanto y causa de su cambio de vida al descubrir la descomposición de la emperatriz Isabel de Portugal cuando iba a hacer entrega de su cadáver en Granada; las coronas ducales por el suelo, signo de su renuncia a todo lo terreno; las mitras y capelos cardenalicios, también rechazados por el santo, etcétera. Pero su rostro manifiesta siempre una enorme profundidad, reflejo de su interior. Es la característica de la representación de San Francisco de Borja en todos los tiempos.

El pintor malagueño José Moreno Carbonero (Málaga, 1860 - Madrid, 1942) pintó en 1884 "La conversión del duque de Gandía ante el cadáver de la emperatriz Isabel", una colosal obra (315 x 500 cm) que se conserva en el Museo Nacional del Prado de Madrid. En este gran cuadro de la Escuela Histórica, aparece la descripción de ese episodio fundamental en la vida de San Francisco de Borja, con todo el realismo detallista y la riqueza cromática que caracteriza a dicha escuela.

Carlos V le encargó llevar desde Toledo a Granada el cuerpo de la emperatriz Isabel. Borja quedó conmocionado ante la visión del cadáver putrefacto de la bella mujer, fallecida con tan solo 36 años y de la que, cuentan, estaba secretamente enamorado. La grandiosidad del desarrollo del tema da al conjunto un ambiente de tensión afectiva, que aparece, sobre todo, cuando Francisco de Borja muestra su profunda emoción ante el descubrimiento del cadáver en descomposición de la emperatriz.

Pintado como ejercicio final de la pensión de mérito que disfrutaba en la Academia de Roma, y distinguido allí con la máxima distinción, Moreno Carbonero eligió para su obra un argumento con todos los elementos dramáticos y sentimentales exigidos por el singular neorromanticismo que caracteriza la pintura de historia de estos años, sin duda la época dorada del género.

Hay un espléndido boceto de este cuadro en la Academia de San Fernando de Madrid, y una réplica del cuadro en el Museo de Bellas Artes de Málaga de calidad sensiblemente inferior. Este mismo tema fue pintado también por el pintor de la escuela sevillana José María Rodríguez Losada (segunda parte del siglo XIX), en una interpretación casi idéntica de este momento de la vida de Borja (Colegio de San Luis, El Puerto de Santa María, Cádiz). Los datos románticos de la Escuela Histórica están ciertamente presentes en estos momentos de la vida de San Francisco de Borja, una figura tan importante en la historia de España.

 

FUENTES

GARCÍA GUTIÉRREZ, Fernando. "Iconografía de San Francisco de Borja en España", en Temas de estética y arte, nº 24, Sevilla, Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, 2010, pp. 387 y 402-403.

 

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