¡A LA CALLE!, QUE YA ES HORA DE PASEARNOS A CUERPO

Jesús López Alfonso


 

 

Una de las grandes preocupaciones que, como español, tengo desde hace bastante tiempo, es que los debates que vemos en el Congreso no tienen nada que ver con la realidad política que vivimos los ciudadanos de a pie, las verdaderas víctimas de la crisis.

No he dejado de preguntarme este tiempo atrás por qué nuestros partidos no dejaban de apoyarse en los sectores más radicales, creando un ambiente cada vez más crispado que llegó a su culmen con la crisis económica-política que actualmente vivimos, y que por desgracia cada día se cobra más víctimas.

El pasado 15 de marzo llamaron mi atención dos hechos: en primer lugar, el altercado ocurrido en Granada, al cual ya me he referido y no me desdigo en una palabra, más aún cuando se han desvinculado del mismo los organizadores del 15-M, mostrando que no son más que extremistas que no entienden las normas del juego democrático; la segunda fue ver cómo de nuevo se hacían realidad las palabras del poema España en Marcha, de León Felipe, "¡A la calle!, que ya es hora de pasearnos a cuerpo".

Pude ver como de repente, en todos los lugares de España salían jóvenes a las plazas mostrando su más absoluta indignación con el actual sistema político.

Yo, que soy curioso por naturaleza, y que también estoy indignado con el mismo, no he podido resistirme a ir a las Setas de la Encarnación de Sevilla, la ciudad de la que soy. Así que acompañado de un amigo y mi cámara fui al lugar de la concentración. La sorpresa fue mayúscula y la sensación no pudo ser más positiva.

 

 

En primer lugar, he visto representada toda la sociedad española allí. Había jóvenes estudiantes, desempleados, amas de casa, jubilados, trabajadores de todo ramo, señoras mayores con sus maravillosos cardados hablando de la mala situación de sus hijos y nietos... Todos en perfecta armonía porque les une lo mismo: mostrar su más absoluto desacuerdo con un sistema deshumanizado y sin valores.

En segundo lugar, es la primera vez que no he visto en ningún sitio consignas alusivas a la guerra civil, al franquismo, a ir en contra de la monarquía, o lo clásico que se pueda representar en una manifestación de este tipo. Lo que sí observé en las pancartas fue una auténtica preocupación por la España de hoy: "Poco pan y pésimo circo", "Aquí no hay pan para tanto chorizo", "Cuando todo un pueblo quiere irse, lo que sobran son sus dirigentes", "Pienso, luego estorbo", "Nos echan a la calle y en la calle nos tienen"...

Por primera vez se habla abiertamente en una concentración de la corrupción política independientemente del partido, de la insostenible situación de las personas que viven bajo la espada de Damocles de una hipoteca y no puede pagarla, del paro, de las intolerables pensiones de los banqueros, de la desvergüenza más absoluta de los señores diputados y senadores con su absentismo laboral y sus pensiones de por vida, de la ineficacia de las medidas que se han tomado desde el gobierno, y la espera a la caída de la oposición sin hacer absolutamente nada, y sobre todo, de la desidia de los políticos que sólo miran por sus intereses, sin tener en cuenta los del pueblo que les vota y sobre todo les paga.

En tercer lugar: No puedo dejar de hacer mención a que esto no es una excusa de botellón y encuentro de perroflautas. Por todos lados vi carteles en los que se indicaba que no se bebiera alcohol, que no se pintase el suelo ni las paredes de las setas, que esto no era una fiesta sino una protesta, que es necesario el respeto y el entendimiento entre todas las ideas. Además, no puedo dejar de hacer mención al orden y limpieza que he visto, con ceniceros, papeleras, basura ordenada para reciclar, horario de las comidas...

Y ya para finalizar, escuchar el poema España en Marcha y un discurso coherente, ordenado y con ideas de verdad, hace que sin duda, muestre son reservas mi más sincero apoyo a este movimiento.

Estos días, y una vez más, me he sentido orgulloso de ser español, de ver cómo vivo en una nación que se empeñan en hacernos creer que lo único que le interesa es el fútbol y el amarillismo, los escándalos de Belén Estaban y el cine de mala calidad, pero que ha demostrado que no somos eso. Somos sencillamente gente que ha luchado por una democracia y no quiere perderla, somos los hijos de aquéllos que trabajaron duro para dejarnos un país libre y con bienestar, y no nos da la gana de ver como se comen nuestro pan entre cuatro.

Ya no nos convencen los cuentos de los años treinta que nos relatan en izquierda y derecha. Queremos, sencillamente, y como se ha dicho en una de las pancartas, que nuestros políticos "vivan sencillamente, para que nos dejen sencillamente vivir".

 

 

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