El consejero de Educación, Cultura y Deporte, Luciano Alonso, y el hermano mayor de la Hermandad del Valle, Lucas Maireles, han presentado esta mañana la restauración de la imagen de Jesús con la Cruz al Hombro, titular de esta popular hermandad de la Semana Santa de Sevilla.

Esta magnífica talla escultórica, próxima al taller de Juan Martínez Montañés, ha permanecido durante siete meses en el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH), agencia pública empresarial de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, en donde se han llevado a cabo los tratamientos de conservación-restauración recogidos en el proyecto de intervención tras el estudio científico-técnico realizado por el IAPH en abril del año 2013 (ver enlace).

Es frecuente que las imágenes, sobre todo si reciben culto, se vean modificadas en el transcurso del tiempo por el envejecimiento y transformación de los materiales o por la eliminación o adición de elementos debido al gusto y modas de cada momento. Estas modificaciones obedecen a reparaciones volumétricas o adición de elementos y actualizaciones estéticas, que en el caso del Nazareno del Valle se traducen en el cambio de posición de la imagen, en el volumen del pelo y en las repolicromías que se han identificado.

En relación con la intervención de conservación-restauración efectuada, se llevaron a cabo en primer lugar los estudios previos (estudio radiológico, examen de la obra con iluminación ultravioleta, estudio de la superficie polícroma con lupa binocular, análisis estratigráfico e identificación de materiales polícromos y estudio de correspondencia de capas polícromas), que determinaron que los principales problemas de conservación tenían su origen en el envejecimiento de los materiales tanto originales como los utilizados en anteriores intervenciones, y en la manipulación y uso a que es sometida como imagen devocional y procesional.

En el soporte se localizaron algunas fisuras y grietas, coincidiendo la mayoría de ellas con líneas de ensambles de las piezas que configuran el embón. Respecto a la policromía, presentaba pérdidas de adhesión entre estratos, además de alteraciones cromáticas en zonas donde se había intervenido anteriormente para ocultar pérdidas o deterioros. También se había acumulado en la superficie suciedad que en algunas zonas llegaba a ocultar totalmente el cromatismo de la policromía y la morfología de la obra.

El tratamiento de conservación ha tenido como objetivo la consolidación material de la obra así como la eliminación de la suciedad y los repintes de color no originales sobre la policromía. El estudio e intervención realizada ha aunado y cotejado la documentación sobre el Nazareno con la Cruz al Hombro y ha permitido realizar y concretar aspectos fundamentales de su historia material.

Paralelamente al proceso de restauración, se ha desarrollado una investigación histórica-artística, encaminada principalmente a conocer la autoría de la imagen. Hasta el momento, la investigación ha determinado que en el año 1736, según consta en documentos que se conservan en el archivo de la Hermandad, se intervino en el pelo y en la corona de espinas de la imagen, dándole el aspecto estético que tiene en la actualidad.

Sobre las intervenciones realizadas en la talla por el escultor Emilio Pizarro y Cruz en 1878 y 1879, el IAPH aporta que éste era secretario de la Hermandad y que también intervino en los otros dos titulares de la cofradía, la Dolorosa del Valle y el Cristo de la Coronación de Espinas, además de reorganizar la iconografía del grupo escultórico y vender algunas de las imágenes del paso de la Verónica a la Hermandad de la Macarena.

Cronológicamente, la obra se sitúa en el primer tercio del siglo XVII y su autor puede relacionarse con un discípulo o colaborador de Juan Martínez Montañés, tanto por el clasicismo protobarroco como por incidir en la expresividad y emotividad de la imagen. Los estudios morfológicos y estilísticos comparativos realizados con la talla del Crucificado de la Vera-Cruz del municipio sevillano de La Campana, obra de 1616 de Juan Gómez, han descartado la atribución de la autoría a este discípulo de Martínez Montañés. La investigación histórica continúa desarrollándose y los resultados de la misma se recogerán en la memoria final de la intervención.