FRANCISCO RUIZ AMADOR Y LA PIEDAD DE SANTO DOMINGO (BADAJOZ)

20/10/2025


 

 

La imagen de Nuestra Señora de la Piedad, talla barroca perteneciente a la Parroquia de Santo Domingo de Badajoz, se convierte en el centro del estudio La Piedad de Badajoz, una primera aproximación, realizado por el historiador Sixto Galán Jaraquemada para poner en valor una de las grandes tallas procesionales del patrimonio de la ciudad.

La Piedad es titular de la Hermandad y Cofradía de Penitencia de Nuestro Padre Jesús del Amparo, Dulce Nombre del Señor, Santísimo Cristo de la Fe y Nuestra Señora de la Piedad, María Santísima del Mayor Dolor, popularmente conocida en la capital pacense como Hermandad de Santo Domingo, por ser este el título del templo parroquial que cobija la imagen que nos interesa.

Tallada presumiblemente por Francisco Ruiz Amador, quien regentaba uno de los talleres más importantes de toda Extremadura durante el siglo XVIII, la imagen se convertirá en paradigma de la escultura de la época en la zona y nos servirá para analizar otras obras firmadas por Ruiz Amador y su taller, así como otras atribuidas al mismo, pues existen claros paralelismos entre estas para afirmar con cierta rotundidad la autoría de la Piedad.

A falta de una restauración que, presumiblemente, cada vez está más cercana, el autor del artículo, recientemente publicado en el último número (81) de la publicación Revista de Estudios Extremeños, describe la imagen tal y como se encuentra en la actualidad, para lo que realiza una primera toma de contacto con la misma y con su policromía original alterada, y mantiene la esperanza de, en un futuro, poder realizar un análisis más completo una vez se restaure la imagen.

Si bien existen numerosas investigaciones y publicaciones sobre la obra de Miguel Sánchez Taramas y Francisco Ruiz Amador y su taller, e incluso han servido como tema de investigación para tesis doctorales, no se ha llevado a cabo un estudio comparativo que una estas imágenes de la capital pacense más allá de alguna cita ocasional y superficial, por lo que la investigación de Sixto Galán puede suponer una novedad en este ámbito. Ambos escultores fueron cuñados y, según los estudios de otros investigadores como Pedro Castellanos, el primero era maestro y colaborador del segundo.

 

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