Jesús Abades y Sergio Cabaco (07/10/2025)
"Con el abuso de las máquinas digitales estamos tirando por tierra la escultura sacra"
Vamos a empezar por lo que habitualmente suele ser el final, cuéntanos en lo que estás trabajando ahora. Ahora mismo estoy haciendo unos altorrelieves para una hermandad de Huéscar; terminando un Crucificado, de tamaño un poco inferior al natural, para el Santuario de los Milagros de Amil, en Moraña (Pontevedra); una Dolorosa para acompañar a mi Ecce Homo de La Mancha; una copia de la Virgen del Rocío de Almonte, de 1 metro de altura, para una colección particular y estoy empezando una imagen de San Juan Evangelista para el misterio del Traslado al Sepulcro de Vejer de la Frontera. También tengo varios ángeles y relieves para Málaga, San Fernando y otros sitios. Y después tengo algunos proyectos que estoy esperando a ver si se van a empezar este año o más adelante, así como algunos proyectos más grandes, pero de todo esto aún no se puede decir porque no hay nada firmado. Precisamente los ángeles y los relieves están entre tus esculturas más recurrentes al ser imaginero que trabaja para el taller sevillano Hermanos Caballero, especializado en pasos procesionales. Desde mis principios, prácticamente, porque yo empecé aprendiendo a cortar la madera con los Hermanos Caballero, una cosa muy importante para nuestro oficio ya que en las escuelas no lo enseñan; tienes que ir a un taller especializado en la talla en madera para aprenderlo. Desde entonces tenemos gran vinculación y amistad. Me cogieron muy pequeño y tenemos un trato casi de familia, de tantos años siendo amigos. Suelo colaborar con ellos realizando la imaginería de los pasos, excepto con las hermandades que tienen un imaginero predefinido. Consideras entonces fundamental para la formación de un escultor-imaginero el pasar por un taller. Quienes piensan lo mismo dicen que no solamente hay que aprender lo artístico, sino también lo técnico, especialmente la labor de carpintería, que hoy en día incluso está olvidada. Para un escultor o imaginero, pienso que es más importante, fíjate lo que te voy a decir, que la escuela; que es también importantísimo, por supuesto, porque la enseñanza es más amplia y hay muchas cosas en las que un escultor debe formarse. Pero hoy en día es que hay un problema, que pocos imagineros tallan. Incluso algunos te dirán que tienen tres o cuatro gubias en su taller, porque en realidad no las usan. Con la máquina de sacado de puntos digital parece que la escultura se ha limitado solamente a modelar y policromar, y yo pienso que eso es un error. La escultura, sobre todo la imaginería, siempre ha consistido en sacar el volumen de una pieza de madera, quitando o añadiendo material. Hoy en día te encuentras muy pocos que lo hacen, casi ninguno. Yo sí lo trabajo, aunque también utilizo la máquina porque, evidentemente, tengo que competir con el resto, no podría hacerlo todo tallado a mano, pero siempre tengo alguna pieza que estoy tallando en directo. Ahora mismo tengo otro Crucificado, también de 1 metro de altura, para la colección particular de un sacerdote, que estoy haciendo también en talla directa. Cada vez que tengo oportunidad, aprovecho para hacerlo así, porque pienso que eso es la esencia del escultor. Se puede decir que siempre te reservas un cupo de obras para realizar en talla directa. Sí, porque a mí es lo que me llena. Me gusta mucho más la madera que el barro. El barro también me encanta, pero la madera es un material precioso y especial. Ver cómo va saliendo la talla, la imagen, de la madera, es la esencia del escultor, del imaginero. E insisto que hoy en día creo que está muy perdido. ¿Nos dices algunos ejemplos? La talla de San Lucas para Sevilla. También el Cristo de la Caridad de Vejer de la Frontera está hecho en directo, excepto la cabeza, porque hice un modelo de cabeza para presentarlo a la Hermandad, aunque está totalmente transformado. Por poner algunos ejemplos más, algunas de mis Dolorosas y los cuatro Arcángeles de la Hermandad del Santo Entierro de La Palma del Condado (Huelva), los que van en el paso del Traslado al Sepulcro. A grosso modo se podría decir que hay dos corrientes: una que piensa que el modelado, o sea la creación del artista, se limita al boceto en barro, siendo lo demás un proceso puramente técnico, y otra que piensa que, desde el barro hasta el último toque de pincel, constituye una labor creativa del escultor. Es que tú puedes prescindir de un modelo de barro para hacer una talla de madera, pero no al contrario. Para tener una imagen de madera no tienes por qué pasar por el barro, la puedes tallar directamente sin el modelo en barro; de la otra forma, no se podría hacer. Si hablamos de imágenes de madera, es esencial que el artista sepa dominar perfectamente la talla. Después hay que contar con la ayuda de las máquinas, porque si hay mucho volumen de trabajo es normal que se tenga que recurrir a los recursos que tenemos y nos facilitan el trabajo, pero de una forma ordenada. Lo que no se puede es abusar de máquinas digitales. Ya es que prácticamente ni se modela, sino que se digitaliza un cuerpo, te lo sacan en madera y tú ahí no has hecho prácticamente nada, terminación y poco más con el raspín y la lija y a policromar. Eso no es la escultura sacra, nos estamos equivocando y estamos tirando este arte por tierra. Ese es mi punto de vista y respeto, por supuesto, la opinión de los demás. No quiero decir que modelar en barro no sea importantísimo también, todo lo que abarca la labor de una imagen es importante, pero la talla se ha dejado mucho de la mano, casi no se habla ya de ella, y yo creo que es un problema que tenemos. |
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San José con el Niño |
Virgen del Carmen |
Siempre hemos pensado que la energía propia del ser humano se transmite a través de obras como las esculturas y de materiales como la madera. Podríamos dar muchos ejemplos, pero por citar uno muy cercano, mencionaremos a Luis Ortega Brú y su famosa cercanía con el material, especialmente la madera. Si no la hubiera tenido, no existirían esas imágenes tan expresivas y vivas de Brú, en las que se palpa tanto sensibilidad como temperamento. Totalmente. Siempre se dicen que con el barro pones y quitas muy fácilmente, pero es que la madera es igual: también pones, haces plano, pegas madera y sacas a golpe de gubia. Uno también puede expresar mucho con la madera. Ortega Brú, como todos, hacía sus modelos de barro, pero están poco terminados, era al pasarlos a la madera cuando les daba esa terminación que le hacía único, y encima con una soltura impresionante. Si cualquier artista del siglo XVII viera lo que hoy en día se hace, se echaría las manos a la cabeza, nos pegaría un palo y nos diría: "¡Pero esto como puede ser!". Mariano, empezaste muy temprano, lo has dicho antes. ¿Qué te llevó a ser imaginero? Empecé de niño con la plastilina, como muchos compañeros. A mí me encantaba la plastilina. Lo que yo hacía era belenes para las vecinas, ellas me compraban las plastilinas y yo les hacía los belenes. Hacía incluso algunas figurillas de dibujos animados que salían por televisión y cosas así. También dibujaba mucho. En casa había un ambiente cofrade normal para un sevillano; de hecho, tengo un hermano que es capataz, pero lo que me tiró más hacia la imaginería, aparte que me guste la Semana Santa, es el modelado en 3D: mover las imágenes, ver sus lados tridimensionales... todo eso siempre me llamó mucho la atención, además que me entretenía muchísimo. De pequeño, como he dicho, con unos 3 años de edad o así, modelaba plastilina muchas horas y lo hacía con gran soltura. Un poco más tarde empecé con el barro; de hecho, cuando empecé en la Escuela de Artes Aplicadas, el primer trimestre saqué piezas de modelado porque en mi casa ya modelaba por mi cuenta. Incluso me dieron matrícula de honor en modelado. La verdad es que desde primera hora yo sabía muy bien lo que quería, aunque a mi padre, al principio, no le gustaba que me dedicase a esto por la dificultad que tiene el mundo del arte, pero después me dio su apoyo. Y aparte de los Hermanos Caballero, ¿estuviste en otros talleres? Estuve, como he dicho, en la Escuela de Artes Aplicadas, y después fui alternando mis estudios con los Hermanos Caballero para aprender también la talla. La Escuela no la terminé, me salí antes, porque yo era por entonces muy nervioso y quería hacer muchas cosas, y en la Escuela se lleva un ritmo del que me acabé cansando. Como ya estaba en el taller de talla en madera, continué con ellos hasta que me empezaron a salir los primeros trabajos. Después me busqué mi lugarcito y poquito a poco hasta ahora. Yo abrí mi taller con 17 años, fue la primera vez que tuve un taller, y hasta ahora, que tengo 44, sigo dedicándome a la imaginería. Y siempre con mucha discreción. Nunca has sido un imaginero mediático, ni mucho menos "de impacto", y nunca te ha faltado el trabajo. Has estado ahí siempre como una hormiguita y siempre reservado tanto laboral como personalmente. Es que no me gusta. He podido aprovecharme mucho de las cámaras de televisión, sobre todo trabajando con los Hermanos Caballeros, pero cada vez que me enteraba que una televisión iba a ir al taller, cogía mi mochila y me iba por la otra puerta. Manolo Caballero siempre me lo reprochaba y me decía que era una pena con el arte que yo tenía y que yo así no iba a llegar a algún sitio, pero soy muy tímido en ese aspecto y me pongo muy nervioso delante de una cámara o en uno de esos programas de cofrades que se suelen hacer sobre Semana Santa. Llevo mal el aspecto comercial en ese sentido. Será que he sido conformista y no he querido aspirar a nada más que a mantenerme de lo que me gusta. Me conformo con vivir y ser feliz con lo que hago. Tu arte siempre ha tenido un aspecto bastante devocional que engancha mucho con el público, pues no solamente bebe de los maestros clásicos, sino también de esos imagineros sevillanos del siglo XX que aspiraban más a una conexión con los devotos que a las proezas artísticas que los hicieran muy destacables o reconocidos. No he querido salirme de lo clásico porque aquí llevamos siglos de historia en imaginería, aunque también es verdad que siempre se aporta algo. Nunca me ha gustado salirme de la imaginería típica sevillana. Los antiguos imagineros tuvieron en sus manos el poder hacer cosas mucho más realistas de las que hicieron, pero se decidieron por ese punto intermedio en el que se muestra una plástica más cercana al naturalismo que al realismo. Yo creo que puedo estar en ese punto, me gusta que una imagen parezca natural, pero que no llegue al hiperrealismo. Los trabajos hiperrealistas son maravillosos, pero no encajan mucho en la imaginería procesional, por lo menos no en esta zona. Siempre he cuidado la delicadeza en el modelado, la placidez de las imágenes... lo he preferido a obras más transgresoras. También es verdad que hay encargos que te permiten salir más de lo que normalmente haces, pero esto también depende de los clientes, que en la mayoría de ocasiones te encasillan. Evidentemente, ellos ven el estilo de tu trabajo y eso es lo que quieren encargarte, si bien no hay que olvidar que un artista está abierto a realizar cualquier tipo de obra. ¿Hay alguna obra de la que te sientas especialmente satisfecho? Una que, además, no es ninguna imagen titular: la imaginería del paso del Gran Poder de Dos Hermanas, porque en el canasto hay relieves, evangelistas, arcángeles, ángeles y capillas, o sea un conjunto que quedó muy bien y del que me siento muy satisfecho. También estoy muy orgulloso del Cristo de la Vera Cruz de Huelva o el de aquí del barrio de San Jerónimo, Nuestro Padre Jesús del Amor en su Divina Misericordia. Quién me iba a decir que iba a hacer para Sevilla un Cristo con su misterio y la Dolorosa. Eso para mí era impensable y, sin embargo, tuve la oportunidad. Además, tengo mucho apego a estas imágenes gracias a su Hermandad. |
Crucificado para el Santuario de los Milagros de Amil, en Moraña (Pontevedra). Obra del escultor e imaginero sevillano que presentamos en La Hornacina. Mide 85 cm de altura, tallado de pies a cabeza en cedro policromado y policromado al óleo, con cruz arbórea y peana imitando el monte Calvario. Lleva como atributos corona de espinas de acacias y potencias doradas por Orfebrería Castilleja. Ha sido realizado para el presbiterio del Santuario sin advocación concreta, representado agonizante en la cruz y dispuesto de forma que mire hacia donde se encuentra la imagen mariana.
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El Cristo de la Vera Cruz fue tu primera obra de envergadura. Un crucificado que actualmente desfila el Sábado de Pasión portado y escoltado por legionarios y que en los últimos años se ha convertido en otro referente devocional. Es una maravilla y no me lo esperaba. La primera vez que vinieron los legionarios estuve en la parroquia viendo la escolta por la mañana a la imagen y la verdad es que me quedé perplejo viendo como la gente lo visitaba con mucha devoción y recogimiento. Ojalá algún día tengamos la suerte de verlo procesionar en un paso, pero, de momento, verlo portado por los legionarios es una cosa maravillosa, me llama mucho la atención y me emociona, la verdad. El crucificado onubense cumple ahora 20 años. ¿Cómo crees que has evolucionado desde entonces? Si uno pudiera volver atrás sabiendo lo que sabe ahora, sería maravilloso, pero el aprendizaje también está en el trabajo. Esto va poco a poco. Yo hice ese Cristo con 23 años, era muy joven, pero viéndolo ahora con perspectiva creo que es una buena imagen. Gracias a Dios vamos evolucionando y no nos estancamos. Yo en los últimos años he visto una evolución en mi trabajo, y creo que eso, en gran parte, depende también de los encargos que recibes. Si te llegan retos que te lo ponen complicado, eso te hace superarte y, al final, sacas lo mejor de ti. Dentro de esos retos, ¿cuál sería el que más te gustaría que llegara? Estoy deseando hacer otro Crucificado a tamaño natural o un Yacente. También me llama mucho la atención realizar un Cristo atado a la columna. Eso en lo que se refiere al aspecto procesional, porque en realidad me gustaría hacer sobre todo imágenes para retablos: obras de talla completa en los que se puede trabajar el estudio de los paños y que luego llevan labores de estofado y policromado. Son imágenes muy completas que no se pueden comparar con las de candelero, que aunque lleven el reto de tener que expresar mucho con solo una cara y unas manos, en las tallas completas se muestra el trabajo minucioso del escultor en la concepción de la obra. ¿Sigue aprendiendo todavía este escultor? Claro que sí, cada día aprendes y, además, te enfadas contigo mismo porque siempre ves cosas, o terminas algo y no te gusta. Esto es una pelea constante. Por eso es un trabajo duro y frustrante muchas veces, porque nunca estás conforme y siempre buscas la pega, la falta. En realidad, nosotros somos nuestros peores enemigos, más incluso que el público. Estamos viviendo la conversión de Sevilla en una ciudad vendida al turismo, con muchos edificios anodinos de nueva construcción y otros antiguos que se degradan al ser remodelados para convertirlos en apartamentos turísticos. ¿Como artista sevillano te gustaría hacer una aportación para que la ciudad diera un giro estético y volvieran los lugares bellos y decorativos que rompieran la mediocre unilateralidad que existe hoy en día? Me encantaría. Esta pregunta me viene muy bien ya que nunca he entendido por qué en Sevilla no se han terminado obras tan monumentales como la fachada del Ayuntamiento. Es verdad que quizás hay poca gente preparada para acabar esa labor de talla al nivel de lo realizado, pero aun así no deja de ser una pena que esa fachada no esté acabada. Lo mismo pasa con la Catedral de Málaga, tanto a nivel de arquitectura como de escultura. También creo que en Sevilla no se explotan los distintos estilos que existen en la ciudad para la realización de nuevas construcciones. Aquí hay muchos artistas y artesanos que estamos cualificados para hacer todo tipo de obras y aportar algo a la estética sevillana, pero las instituciones no se han movido lo suficiente a la hora de aprovechar ese aspecto en beneficio de un urbanismo en el que los creadores podamos dejar nuestra huella, y no solo en lo referente al mundillo de las cofradías, sino en la propia ciudad como tú dices. Esta entrevista se hace en los días que celebramos el XX Aniversario de La Hornacina. Además de publicar tu trabajo, sabemos que siempre has sido seguidor de la revista y nos gustaría que nos dieras tu perspectiva actual sobre la misma. Creo que la idea de La Hornacina es espectacular, ya que eso de tener un seguimiento de los imagineros con un sitio donde no solo puedes mostrar tu obra sino también ver lo que hacen los demás y estar al día de lo que se hace, es muy interesante. Y aparte de esto, las noticias que subís, tanto de actualidad como de documentación, creo que es magnífica. Es en definitiva una apuesta por la cultura. Además, La Hornacina ha sido siempre el gran escaparate para que los imagineros nuevos puedan exponer sus obras en el lugar donde la va a ver mucha gente. |
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Jesús del Amor en su Divina Misericordia Foto: Agrupación San Jerónimo |
Cristo de la Vera Cruz Foto: Pichi Gardel |
www.lahornacina.com