ARTE DE PROPIEDAD PARTICULAR (XXXII)

Con información de Pablo Krauel y Jesús López Alfonso


 

CRUCIFIJO
     
     
 
     
     

Este Cristo Crucificado labrado en marfil, propiedad de la familia Krauel (Málaga), data de la primera mitad del siglo XX. Las medidas de la cruz son 54 x 32 centímetros.

La mayoría de las piezas de este tipo suelen tener la cruz labrada en alguna madera, generalmente bastante oscura; sin embargo, en este caso la cruz también es de marfil, al igual que las obras de eboraria más antiguas sobre el tema en España, caso del Crucifijo de Don Fernando y Doña Sancha.

     
     
     
     
Se trata de una talla de Cristo moribundo en el madero, de tres clavos y tono blanco-esmaltado. Su cabeza, ligeramente macrocéfala, sin corona de espinas, está muy cerca de reclinar su barba sobre el pecho. El cabello, muy bien delineado, tiene la raya en medio y derrama sus mechones en ambos hombros.
     
     
 
     
     
Los brazos del Varón, casi rectos y con un marcado dibujo de su red vascular, se unen al tronco en una línea continua sin apenas diferenciar los hombros. El tórax muestra muy acusadas todas las costillas, y prolonga su rigidez hasta las extremidades, casi sin señalar la curvatura de la cintura.
     
     
     
     
El pie derecho del Crucificado se monta sobre el izquierdo, mostrando ambos largos y marcados dedos. El paño de pureza está sujeto por una doble soga, y muestra un bullón en la parte delantera y otro en su costado derecho. El perizoma se halla, además, rematado por lo que parece ser una cenefa estriada.
     
     
 
     
     
El Cristo, representado momentos antes de morir, se conserva sobre un bello fondo de damasco de seda celeste y marco. Es muy similar a otro Crucificado que encaja perfectamente con esta obra, de ahí que podamos hablar de una misma cronología e, incluso, paternidad artística.
     
     
DOLOROSA
     
     
 
     
     

Pasamos ahora a mostrarles una imagen mariana que se conserva en la colección particular de Carlos Lora Castillo (Sevilla), quien la adquirió a su vez de Patricia Ruiz-Castillo Carrillo. Es obra anónima de pequeño formato y posible origen conventual, cuya advocación es Nuestra Señora del Valle.

     
     
 
     
     
Fechable en el siglo XVIII, es pieza de candelero para ser vestida, recientemente restaurada (en 2007, concretamente) en el obrador sevillano de David Romero y Francisco Rovira (Daroal), quienes realizaron una labor de limpieza y conservación de la figura, la cual conserva intacta su policromía primitiva.
 
 
 

 

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