ANDALUCÍA BARROCA 2007 (VIII)
LAS OBRAS DE LA MUESTRA DE LA ROLDANA (II)

Con información de María Victoria García Olloqui, Francisco Espinosa de los Monteros,
Lorenzo Alonso de la Sierra, Mindy Nancarrow, Sergio Cabaco y Jesús Abades.


 

  
  

Sagrada Familia y San Joaquín y Santa Ana con la Virgen Niña (Guadalajara)

Dichos grupos escultóricos de tamaño académico, conservados en el Museo de Bellas Artes de la capital manchega, están considerados como dos de los mejores trabajos de Luisa Roldán dentro de sus creaciones modeladas en terracota policromada. Tienen en común la escena doméstica concebida con gran ternura en primer plano, situando detrás una pareja de ángeles; adoradores en el primer caso y músicos en el segundo, lo que delata la influencia de los artistas flamencos en la composición. En la Sagrada Familia, el Niño da sus primeros pasos; mientras que en el grupo de los Padres de María, San Joaquín ofrece a Santa Ana su hija recién nacida. Ambos revelan el gusto de la autora por el candor y la espontaneidad en sus barros.

 
  

 
 

María Magdalena y El Tránsito de la Magdalena (Cádiz)

En este caso, agrupamos ambas obras no sólo por su lugar de procedencia, sino también por la triste circunstancia de no haberse conservado en la actualidad. La Magdalena de vestir, destruida en 1936, pertenecía a la Cofradía del Nazareno y procesionaba en el paso de misterio del Regidor Perpetuo, arrodillada a su paso por la Calle de la Amargura. Según los historiadores gaditanos Espinosa y De la Sierra, la significativa forma de resolver la boca, carnosa y con el labio inferior caído en gesto de dolor acentuado, y el labio superior coronado por un característico hoyuelo, es similar a la de otras tallas marianas como la Virgen de la Soledad (Puerto Real) o la Virgen de la Estrella (Sevilla). Respecto al grupo del Tránsito, que recibía culto en el Hospital de Expósitos y fue destrozado en 1948 como consecuencia de una explosión, muestra grandes paralelismos con el que se guarda en la Hispanic Society de Nueva York, donde la santa agonizante aparece asistida por dos ángeles, que en este caso es sólo uno, prescindiéndose también de los querubines que flanquean la escena del conjunto neoyorquino.

 
 

 
 

La Natividad y la Virgen de la Leche (Madrid)

En este caso, hablamos de obras en barro que se hallan en colecciones madrileñas de carácter privado. Como bien ha apreciado la historiadora americana Taggard, suponen una versión escultórica de consagrados temas pictóricos, así como un precedente de los entrañables belenes navideños que comenzaron a alcanzar gran popularidad a partir de las últimas décadas del XVIII. Tanto la Natividad como la Virgen de la Leche son dos temas versionados por la escultora en varias ocasiones, presentando las imágenes de María en estos simulacros la habitual fisonomía femenina de la autora, caracterizada por una refinada belleza de rasgos delicados y bien perfilados. El grupo de la Natividad estaba formado también por las figuras de San José y un pastor adorando al Niño que, por desgracia, se han perdido. 

 
 

 
 

Niño Nazareno (Granada)

Labrado en madera policromada, se conserva actualmente en el Monasterio de San Antón (Granada), procedente del Convento de Capuchinas de Alcobendas (Madrid), que a su vez lo heredó del cenobio madrileño de la Calle Barquillo. Está atribuida a Alonso Cano y a Pedro de Mena pero, al igual que el análogo Niño de San Fermín de los Navarros (Madrid), los historiadores Espinosa y De la Sierra la adjudican a la mano de Luisa Roldán.

San Pablo (Villamartín)

La pieza, labrada en madera sin policromar, forma parte de la decoración escultórica realizada por Pedro Roldán para el retablo mayor de la Parroquia de Santa María de las Virtudes, del municipio gaditano de Villamartín, cuya hechura correspondió a Francisco Dionisio de Ribas (1678), siendo ampliado entre 1754 y 1759 por Matías Navarro. Se trata, por tanto, de una creación paterna, coetánea a la actividad sevillana de la escultora.

 
 

 
 

Virgen con el Niño (Sevilla)

Esta obra de terracota se incorporó tarde a la muestra ya que hasta el 5 de agosto formó parte de la exposición instalada en la Casa de la Provincia con motivo del Centenario del Laboratorio de Arte de la Universidad de Sevilla. Venerada en el Convento de las Teresas, muestra notables analogías, tanto en la disposición de las figuras como en la concepción de los semblantes, con la madrileña Virgen de la Leche, anteriormente descrita. 

Jesús con San Juanito (Móstoles)

Una de las representaciones más extendidas de San Juan Bautista es aquella que lo plasma en su niñez y como compañero de juegos del pequeño Jesús. En este caso, ambas figuras se abrazan, hallándose el Divino Infante sobre un rompimiento de gloria. El cordero situado frente a San Juanito simboliza al "Cordero de Dios". El grupo se conserva en la Ermita de Nuestra Señora de los Santos, patrona de la localidad madrileña de Móstoles.

 

Varias de las fotografías son de Oronoz, Junta de Andalucía y Archivo Mas

 

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