LOS BUSTOS-RELICARIOS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA POR GREGORIO FERNÁNDEZ

22/02/2023


 

 
 
Foto: Las Edades del Hombre

 

La sacristía del templo vallisoletano de San Miguel y San Julián permite contemplar hasta el próximo 26 de marzo los bustos-relicarios de los Padres de la Iglesia del maestro Gregorio Fernández. Estas ocho piezas han participado hasta el pasado mes de diciembre de la XXVI edición de Las Edades del Hombre que bajo el título Transitus se desarrollaba en la catedral de Plasencia. Antes de volver a ocupar su ubicación habitual en el templo, podrán observarse de cerca para poder disfrutar con detalle de cada una de las magníficas obras del escultor, máximo exponente de la escuela barroca castellana y fallecido en Valladolid en 1636.

Se trata de una acción promovida por la referida parroquia que cuenta con la colaboración de la Fundación de Las Edades del Hombre. El fin es reforzar el patrimonio religioso como un elemento de dinamización y mostrar su potencial como estímulo cultural. La relevancia de importantes escaparates de relevancia nacional como ha sido Transitus sirve de "efecto llamada" en parroquias, iglesias y museos para poder observar en su lugar de origen las piezas que de ellos han formado parte. De la misma manera se persigue la promoción del turismo religioso como atracción, estableciendo puntos que puedan formar itinerarios patrimoniales de arte sacro en ciudades o que puedan ser un foco revitalizante en territorios demográficamente deprimidos, como lo son muchas comarcas de Castilla y León.

La representación escultórica llevada a cabo por Gregorio Fernández que se custodia en la sacristía de San Miguel y San Julián cuenta con representación de Padres de las Iglesia griega y latina. Son todas ellas tallas de una gran calidad técnica y elegancia iconográfica. Por parte de la Iglesia Griega se muestran San Atanasio de Alejandría, San Basilio El Grande, San Gregorio Nacianceno y San Juan Crisóstomo, mientras que San Gregorio Magno, San Ambrosio de Milán, San Jerónimo de Estridón y San Agustín de Hipona, se erigen como símbolo de la iglesia latina. Estas obras fueron realizados en la primera mitad del siglo XVII para formar parte de una capilla que constituye uno de los conjuntos que mejor manifiesta la religiosidad contrarreformista, con el culto a los santos y la exaltación del martirio como manifestación de fe.

El monumental relicario que los alberga se ideó con destino a ser colocado en el testero sur del crucero de la iglesia jesuítica de San Ignacio de Valladolid -titulada desde la segunda mitad del siglo XVIII con la advocación de San Miguel y San Julián-, encima de la puerta que salía de la iglesia al claustro del colegio. Suscribieron el contrato para la ejecución de la formidable arquitectura, que iba a soportar 36 relicarios entre figuras redondas, bustos y relieves, los ensambladores Cristóbal Velázquez y sus hijos Francisco y Juan, además de Melchor de Beya, quienes también se encargaron de fabricar las urnas para las reliquias. Sin embargo, el cuerpo central de todo este conjunto no se llegó a realizar y algunas de las esculturas destinadas al mismo, entre ellas seis de las figuras de Padres de la Iglesia, fueron a parar a la capilla-relicario que se preparó con tal fin en el interior de la sacristía del templo. Los dos restantes Padres se dispusieron en los retablos relicarios, situados en el crucero del templo, inspirados en un grabado italiano representando la decoración proyectada en 1610 por el arquitecto Girolamo Rainaldi para la fachada de San Pedro del Vaticano, con motivo de las fiestas de canonización de San Carlos Borromeo.

Toda la escultura del proyecto corrió a cargo de Gregorio Fernández que se ocupaba en ella en 1613, declarando el artista el día 22 de marzo de 1616 que la Compañía de Jesús le debía 531 reales de un total de 8.411 reales, suma en la que estaba contratada la totalidad de 33 esculturas. Por cada figura de Padre de la Iglesia latina cobró 286 reales y otros 242 por cada una de las que representan a los Padres de la Iglesia griega.

La voluntad de reunir reliquias de los ocho Padres de ambas Iglesias, así como la representación conjunta de todos ellos, respondería al intencionado deseo, por parte de la Casa Profesa de los jesuitas vallisoletanos, de contar con ejemplos palpables de los más sólidos pilares de la ciencia y doctrinas teológicas, asientos de la sabiduría y cimientos de la Iglesia como nuevos evangelistas.

Todas las figuras son de una gran elegancia, tanto por sus actitudes como por los ampulosos atuendos, la expresión de sus rostros o la gesticulación de sus manos. Algunas de sus cabezas Fernández las repitió con variantes en los pequeños relieves del retablo mayor de Las Huelgas Reales (1613-1616). A pesar de haber sido concebidas para ser contempladas desde abajo y a cierta distancia, su elevada calidad técnica demuestra la personalísima participación del artista. Todos están representados con mitra -excepto San Gregorio tocado por tiara papal- y ricas vestiduras pontificales, leyendo, meditando o escribiendo en un libro abierto dispuesto sobre una mesa cubierta de mantel colocada encima de los relicarios.

La exhibición de los bustos-relicarios se verá reforzada con acciones divulgativas promovidas por Las Edades del Hombre. Así, el jueves 16 de marzo a las 19:30 horas, Jesús Urrea, catedrático emérito de Historia del Arte de la Universidad de Valladolid, impartirá una conferencia sobre los bustos y la capilla-relicario. Urrea es uno de los mayores expertos en la figura de Gregorio Fernández, ha sido director del Museo Nacional de Escultura, adjunto al Director del Museo del Prado, y director del Museo Casa de Cervantes y del Museo de la Universidad de Valladolid, entre otras responsabilidades. La entrada será libre hasta completar el aforo de la capilla.

Tras el fin de esta actividad, antes de Semana Santa, los ocho bustos regresarán a la parte alta del relicario y a los retablos, lugares para donde fueron realizados.

 

 
 

 

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