Coronación de la Virgen

A dos semanas de la celebración de la Coronación Canónica de la Virgen del Carmen, obra maestra de Cristóbal Ramos recientemente restaurada (ver enlace), en la iglesia sevillana del Santo Ángel, la comunidad de Padres Carmelitas Descalzos que lo regenta se halla inmersa en los comienzos de los preparativos para que el templo carmelitano luzca en toda su belleza clásica para esta jornada histórica.

En el manifestador del templo se ha ubicado el grupo escultórico de la Coronación de la Virgen, una obra dieciochesca también de Cristóbal Ramos, el mismo escultor de la Virgen del Carmen que se va a coronar. Normalmente se halla en una vitrina ubicada junto a la Capilla del Sagrario, pero ahora podrá verse en el manifestador del retablo mayor hasta los días previos a la Coronación de la talla que preside el altar mayor.

Virgen de la Salud

Todas las imágenes del templo carmelitano del Santo Ángel se prepararán para el día de la Coronación del Carmen, aunque están siempre cuidadas por la comunidad, ahora se van a ataviar todas al mismo tiempo.

La primera ha sido la Virgen de la Salud, coincidiendo con la proclamación de otra Coronación Canónica: la de la imagen homónima que rinde culto la popular hermandad de San Gonzalo, otra bella Dolorosa de candelero para vestir labrada por el artista gaditano Luis Ortega Bru.

La talla del Santo Ángel lleva su ajuar más valioso, con bordados fechados en el siglo XIX. Esta bellísima imagen, atribuida con fundamento a Juan de Astorga, es arreglada por su vestidor, Sergio Cornejo.

Virgen de los Siete Dolores

La original y reproducida Dolorosa de busto del escultor cordobés Francisco Romero Zafra -presentada en La Hornacina el 31 de marzo de 2006-, tras encontrarse varios meses en su labra al natural, se ha vestido para la Coronación del Carmen con sus mejores galas, luciendo el velo y encajes donados por sus devotos.

Ha sido ataviada también por Sergio Cornejo.

Virgen de la Candelaria

Esta bella imagen de escuela sevillana, fechada en la segunda mitad del siglo XVIII, aparece ataviada con el juego de prendas carmín y celeste en su hornacina, junto al altar de la Virgen del Pilar.

La saya muestra un valioso brocado del siglo XIX.