RESTAURACIÓN DE UNA OBRA DE CRISTÓBAL RAMOS EN SEVILLA

Juan Dobado, Manuel Antonio Ruiz-Berdejo Cansino y Antonio Díaz Arnido (06/07/2015)


 

 

 

Introducción

Entre los meses de abril y julio de 2015, y por encargo de los Carmelitas Descalzos del Convento del Santo Ángel de la Guarda, de Sevilla, con su Prior Fray Francisco Javier Jaén Toscano O.C.D. al frente, el equipo formado por los restauradores de Obras de Arte Manuel Antonio Ruiz-Berdejo Cansino y Antonio Díaz Arnido, procedió a la restauración integral del grupo escultórico de la Virgen del Carmen que preside el templo.

Exactamente doce semanas han durado los trabajos, para los cuales se habilitó como taller de restauración la propia capilla de la Archicofradía en el interior del cenobio. Todo comenzó el pasado 6 de abril, cuando se procedió a la compleja bajada del grupo de su camarín; quizás por primera vez en su historia, pues no existen datos de que, hasta ese momento, fuera trasladado de su ubicación.

 

 

 

Descripción formal

Aunque no hay constancia de contrato de ejecución, todo apunta a que estamos ante una creación del escultor hispalense Cristóbal Ramos Tello (Sevilla, 1725-1799). Su hechura puede fecharse en torno a los años 1760-1780, correspondiendo a un momento en que el artista, de natural preciosista y con un barroquismo que tiende al rococó, introduce tintes neoclásicos en la figura, especialmente en el rostro mariano de belleza helenística.

La historiadora Carmen Montesinos, experta en el arte de Cristóbal Ramos, la define como una obra de gran empaque, calidad y volumen. Sus dimensiones son 246 x 120 x 95 cm. Es probablemente la mejor obra del autor, quien cultivó en numerosas ocasiones la iconografía de la Virgen del Carmen, sobre todo en bulto redondo y sedente (Carmen de Calatrava (Sevilla), otro simulacro que conservan los padres carmelitas del Santo Ángel en clausura, etcétera) siguiendo la moda imperante en el siglo XVIII.

La monumental imagen se muestra sentada en un trono de nubes con el Niño Jesús en su regazo. Esta composición, según Montesinos, hay que buscarla en artistas anteriores, como Pedro Duque Cornejo o Benito de Hita y Castillo, sin embargo en ésta se ve más palpable el gusto preciosista, aporcelanado, intimista que embarga la producción de Ramos; sobre todo ahora, tras los resultados de esta acertada restauración.

 

 

 

Estado de conservación

Tras la retirada al culto de la Virgen del Carmen y su traslado a dependencias conventuales acondicionadas como taller, donde fue intervenida por Berdejo y Arnido, y una vez efectuado el preceptivo examen organoléptico, con documentación fotográfica inicial, se determinaron las principales patologías.

En general, el estado de conservación era malo. La imagen presentaba depósitos de suciedad, daños producidos por alfileres y otros elementos invasivos -hasta un exvoto se ha llegado a encontrar en la figura-, perforaciones por golpes al manipularla -especialmente en el reverso de la nube-, repintes y una notable alteración en el color producida por la oxidación que ha sufrido un barniz resinoso aplicado con posterioridad a su ejecución.

Los análisis han determinado que la Virgen, hueca en su interior y con el reverso completamente labrado pese a ser imagen de retablo, fue modelada por Cristóbal Ramos partiendo de un vástago o núcleo de madera, posiblemente de pino, al que se le incorporaron elementos de terracota (cabezas y manos y los pies del Niño) y telas encoladas para elaborar sus majestuosos ropajes, ricamente decorados.

También se descubrieron restos de adhesivo en los párpados superiores, lo que demuestra que la Virgen llevaba pestañas postizas. Ello fue refrendado por antiguas fotografías del simulacro. De ahí que, entre los trabajos acometidos, se hayan reincorporado las pestañas que dan naturalismo al tiempo que realzan la mirada.

 

 

 

Proceso de restauración

En vista de las patologías antes referidas, el equipo restaurador procedió a un completo proceso de intervención de la obra, el cual ha incluido la documentación fotográfica del mismo. Para ello ha sido necesaria la retirada de todos los atributos metálicos, incluyendo la corona de la Virgen y la diadema del Niño.

Entre las tareas efectuadas se encuentran la eliminación de los depósitos acumulados de suciedad superficial, limpieza total y eliminación de repintes, consolidación del soporte y sellado de grietas, reintegración del soporte en las zonas en las que había pérdidas -sobre todo las manos del Niño, al que hubo que reconstruir varios dedos; previamente se extrajeron moldes a los originales para reproducirlos lo más fielmente posible-, aplicación de preparación en las zonas en las que faltaba y posterior enrasado de la misma, reintegración cromática con procedimiento reversible y aplicación de un barniz final protector de elaboración propia.

Todo este procedimiento, por supuesto, ha seguido los criterios de mínima intervención y ha sido documentado minuciosamente por Berdejo y Arnido para que quede constancia de los trabajos que han efectuado.

 

 

 

Hallazgos

Una vez efectuadas las catas pertinentes, se descubrió el 97% de la encarnadura original bajo dos capas de repintes, uno de ellos aplicado probablemente a principios del pasado siglo XX. Hay que felicitar a los frailes del Santo Ángel por su valentía, ya que desde un primer momento apostaron por rescatar el aspecto primitivo aunque ello pudiera conllevar un cambio a nivel devocional. El resultado ha sido muy afortunado, no solo por la riqueza del color original sino también por el hecho de que los repintes, eliminados mediante limpieza mecánica, llegaron a velar los valores anatómicos del grupo, que ahora reaparecen en todo su esplendor. De hecho, los rostros de la Virgen y el Niño son más sonrientes de lo que parecían tras los añadidos.

También se ha recuperado el color original, de un celeste aturquesado, de las vueltas de la capa. Se hallaba cubierto por una capa de color blanco. Según el miembro de la comunidad Fray Juan Dobado O.C.D., se trata de un guiño concepcionista, un detalle artístico intencionado y muy pensado por los comitentes de la obra dado el fervor inmaculista del periodo. Existen más ejemplos similares en Valladolid y México.

Por último, mencionar también la peana cuadrada de carpintería sobre la que se asienta. Se hallaba afectada igualmente por repintes y su retirada ha supuesto la reaparición de un escudo de la Orden en el frontal.

 

 

 

Conclusiones

Es habitual en la Orden del Carmen Descalzo poseer dos imágenes de la Virgen del Carmen: la imagen vicaria, utilizada con fines procesionales (ver enlace), y otra que no se toca y suele presidir el retablo mayor del convento, caso de la que nos ocupa, la cual será Coronada Canónicamente el próximo 10 de octubre.

Esta restauración, además de contar en todo momento con el sabio seguimiento del ex-prior -Juan Dobado Fernández es también Historiador del Arte- ha contado con la colaboración del historiador hispalense José Roda Peña, uno de los mayores especialistas de la escultura de la Sevilla del barroco.

La obra social de la Coronación Canónica va destinada a Cáritas. La obra cultural tiene prevista la apertura de una Biblioteca-Museo en el cenobio, seguramente ya para el próximo año 2016. Este proyecto contempla, en un espacio equivalente a la nave derecha del templo del Santo Ángel, la reunión de una ingente cantidad de ejemplares literarios, que serán mostrados junto con obras de arte pictórico y escultórico.

 

 

 

Nota de La Hornacina: Manuel Antonio Ruiz-Berdejo Cansino y Antonio Díaz Arnido son
Licenciados en Bellas Artes y Especialistas en Restauración-Conservación de Obras de Arte.

 

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