EL CORPUS CHRISTI CUSQUEÑO

19/06/2025


 

 

La fiesta dedicada al Corpus Christi nace en la Italia medieval (1264) y pronto se expandió por Europa al ser confirmada en 1317 por el papa Juan XXII como festejo de carácter procesional. En Andalucía debe conocerse desde finales del siglo XIV o primeros años del XV, si bien en Sevilla solo hay constancia documental que se festejaba con juegos por los años de 1426 y ya con cierta brillantez en 1454, lo que no quiere decir que no existiese antes de estas fechas.

Es evidente que llega a tierras americanas con los conquistadores, pero los primeros tiempos no debieron ser muy propicios a la realización de magnos cortejos procesionales, ya que las tareas de evangelización de la población autóctona eran mucho más urgentes en una primera fase; pero en una segunda e inmediata, la participación en el culto y deslumbramiento a través del rito tenían que ser piezas importanes a tener en cuenta. Además, después de Trento, la festividad del Corpus encerraba para Europa un sentido de triunfo de la Verdad sobre la herejía, lo que por extensión se aplicó en América a los viejos ídolos andinos.

Lima, la capital del extenso virreinato del Sur, la llamada "Ciudad de Los Reyes", de población peninsular y criolla, implantó en su templo catedralicio un calendario litúrgico similar al de Sevilla, y por ello ya en la década de 1580 la procesión del Corpus Christi era uno de los festejos de importancia. Las demás ciudades del virreinato procuraron imitar a la capital en casi todas sus realizaciones, y es de suponer que, en el caso de Cusco, en torno a 1600, estuviese ya implantado un ceremonial parecido al limeño, si bien el esplendor de la gran procesión cuzqueña se fue gestando a lo largo de XVII para alcanzar su máximo apogeo en el último tercio de siglo, cuando la diócesis fue gobernada hábilmente por el obispo madrileño Manuel de Mollinedo y Angulo.

 José Sabogal, artista y crítico de arte peruano, ha sugerido la tesis de una posible identificación por parte de la población indígena entre la festividad cristiana del Corpus y el festejo incaico del solsticio de invierno (Inti Raymi) que más o menos suelen estar cerca en fechas y, a veces, hasta coinciden. No en vano, el Corpus es la apoteosis del Cusco mestizo, más que cristiano, pues en las entrañas de los pobladores reviven ancestros no desaparecidos a pesar del transcurso de los siglos. El espacio central de la urbe es el mismo, la vieja Wakaypata del período prehispánico, actual plaza mayor o de armas. Por otro lado, el Corpus cusqueño fue y es alegre, tremendamente pictórico y festivo; tiene ciertos aires de feria, pues en la sensibilidad indígena -y en ello coincide con la andaluza- la solemnidad va siempre asociada a la música, la danza, la bebida y la comida; es, en resumidas cuentas, la fiesta por antonomasia.

Las referencias documentales de la procesión del Corpus cusqueño se encuentran en una serie pictórica de 15 lienzos que Mollinedo encargó para la iglesia dedicada a Santa Ana. Dedicada al tema en cuestión, es la mejor fuente para el conocimiento del esplendor barroco que alcanzó dicha festividad religiosa en el Cusco virreinal; en ella se encuentran efectos escenográficos, pomposo ritual litúrgico y participación activa de todos los estamentos de la ciudad. La serie está hoy repartida, 12 lienzos se conservan en el Museo del Palacio Arzobispal del Cusco y tres en una colección privada de Santiago de Chile. Todos son de regulares proporciones (unos 200 x 250 cm) y de tonos rojizos. Los autores de esta serie encajan dentro del círculo de Diego Quispe Tito (1611-1681) como han sugerido los historiadores Mesa y Gisbert.

 

 

En la actualidad, el orden de la procesión es como sigue: San Antonio Abad, San Jerónimo, San Cristóbal, San Sebastián, Santa Bárbara, Santa Ana, Santiago Apóstol, San Blas, San Pedro, San José y el Niño Jesús, Virgen Natividad de Almudena, Virgen de los Remedios, Virgen Purificada, Virgen de Belén e Inmaculada Concepción ("La Linda").

Cada imagen que participa del Corpus Christi cusqueño es un icono religioso cuya historia de santidad lo ha elevado a un sitial especial en la cultura católica cristiana. Ya sea como santo, santa o advocación mariana, la cultura popular andina se ha encargado de construir una relación particular con cada uno o una, al punto que los fieles se reconocen de forma directa con la imagen, llegando incluso a referirse a ésta con el afecto y respeto que uno podría otorgar a otro ser humano por su personalidad especial, sus virtudes o la relación cotidiana que se profesa a un amigo entrañable. Este nivel de interacción entre el pueblo y las imágenes ha devenido a su vez en una serie de ritos particulares, actividades tradicionales e incluso mitos sobre su rol en la festividad, pero además las ha convertido en partícipes cotidianos de la vida en cada una de las parroquias en las que residen.

Según las descripciones realizadas por Jesús la Torre Ibarra, San Antonio es una escultura tallada en maguey, tela encolada y policromada; la cabeza esta tallada en un bloque de Maguey, las barbas y el bigote están modeladas con pasta de escultura y el modelado es directo, sin ser amoldado, es de estilo barroco de 1699, siendo su autor anónimo, al igual que San Blas y San José, de maguey y tela encolada, y San Pedro, esta última más antigua y por tanto hierática, modelada en pasta con excepción de la cabeza y las manos.

Respecto a San Jerónimo, afirma que es una escultura muy bella, toda una obra de arte de la técnica barroca: la cabeza, hasta la parte del hombro y las manos están talladas en madera cedro chocolate, cabe resaltar que los rulos y ondulaciones de pelo son maravillosas, esta modelado desde la parte del tórax hasta la falda en cuero de res fijados con clavijas de madera Quishuar y espinas de Pata Quisca. Para Jesús la Torre el autor de esta escultura es Melchor Huamán Mayta, modelado en los años 1696 a 1699. Otros autores la atribuyen al escultor Luis Ramírez.

San Cristóbal es una escultura tallada en madera de cedro, ricamente brocateada, realizada en 1680 por Juan Tomás Tuyru Túpac, escultor al que Jesús la Torre atribuye también las efigies de Santa Bárbara y Santa Ana, ambas en maguey, y tela encoladapara vestir. Las proporciones de esta bella imagen de San Cristóbal son colosales (215 cm de altura) y la expresión del rostro es perfecta, contemplando al Niño Jesús que lleva en su brazo derecho.

Por su parte, la escultura de San Sebastián, obra esculpida a finales del siglo XVII, resaltando su perfección anatómica, se atribuye al artista indígena Melchor Huamán Mayta, con quien también se vincula, además del citado San Jerónimo, la imagen de Santiago Apóstol, representado ecuestre.

En cuanto a la Virgen Natividad de Almudena, consta que Mollinedo encomienda a Tuyru Túpac la ejecución de la imagen: talla en madera de cedro, policromada y con una encarnación perfecta, resultando ser la obra maestra de este escultor indígena y una de las obras cumbre de la imaginería cusqueña. Versión libre de la patrona de Madrid, lleva al Niño Jesús en sus brazos y la expresión del rostro es incomparable. Fue entronizada en 1686.

El resto de las imágenes marianas, la Virgen de los Remedios, Virgen Purificada -en alusión al pasaje de la Purificación de María y Presentación de Jesús en el Templo-, Virgen de Belén -patrona de Cusco- e Inmaculada Concepción, son anónimas, destacando estas dos últimas: la Virgen de Belén es del año 1560, lleva en brazos al Niño Jesús y en su espalda figura el Arcángel San Gabriel sosteniendo el parasol con el que procesiona, colgando a sus pies un "killkito" o pequeño ángel que sirve a la Señora; por último, la Inmaculada Concepción, apodada "La Linda", es de finales del siglo XVI, talla en madera de cedro, ricamente policromada y de rostro hermoso, cuyo autor pudo ser el mismo que talló la Virgen de la Soledad que recibe culto en la iglesia cusqueña de la Merced.

 

 

FUENTES

BERNALES BALLESTEROS, Jorge. "El Corpus Christi: fiesta barroca en Cuzco", en Actas de las Primeras Jornadas de Andalucía y América, vol. 2, Diputación Provincial de Huelva, 1981.

APAZA CALLAÑAUPA, Roel. El Corpus Christi del Cusco. Cuatro siglos y medio de tradición andina, Caja Municipal de Ahorro y Crédito Cusco, 2015.

https://www.facebook.com/Reliquias-CUSCO-2016-1751241255147715/

 

 

Fotos: Corpus Christi Cusqueño

 

Volver          Principal

www.lahornacina.com