Un equipo de profesionales del Centro de Restauración de Tipón de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Cuzco, realizó la evaluación de la escultura novohispana de San Joaquín, tras el pedido de intervención hecho por el Arzobispado de Cuzco, el cual informó que la imagen había sufrido diversos daños mientras se encontraba en la procesión organizada por la Hermandad de con motivo de la festividad de Santa Ana y San Joaquín.

Esta evaluación fue requerida para realizar un diagnóstico y posterior restauración de la talla, una obra para vestir de tamaño algo inferior del natural que se conserva en la sacristía del templo cuzqueño de Santa Ana.

Los profesionales del Centro de Restauración de Tipón constataron el desprendimiento de la cabeza y las manos del santo, así como una fisura en el pie derecho y una fractura en el hombro izquierdo, donde se evidencian daños a nivel estructural, en la base de preparación y en la policromía de esta imagen barroca.

Los especialistas del Centro de Restauración de Tipón también recomendaron al Arzobispado de Cuzco la adopción de las medidas necesarias para la restauración y preservación de la escultura de San Joaquín, por tratarse de una imagen icónica de la feligresía cuzqueña y del barrio tradicional de Santa Ana.

Asimismo, los especialistas recomendaron a todos los cargadores y demás devotos del santo a tener los cuidados respectivos al realizar las procesiones y diferentes actividades con sus santos o imágenes escultóricas, ya que son bienes patrimoniales de incalculable valor cultural.

San Joaquín es una imagen procesional que, en los últimos años, acompaña en sus recorridos procesionales a la imagen de la llamada "Abuelita Santa Ana" por el barrio cuzqueño de Karmenqa. El santo fue tallado por un artista de la Escuela sevillana del Barroco establecido en el Virreinato del Perú o enviado desde la Península Ibérica, caso de la efigie vestidera de Santa Ana (imagen inferior), cuya autoría, pese a los repintes sufridos, podemos relacionar con José Montes de Oca.