EL TRIUNFO DE SAN RAFAEL

Antonio Gómez-Guillamón Maraver

 

Con el fin de contribuir a que Córdoba sea Capital de la Cultura en el año 2016, se realiza este especial formado por 20 entregas en el que haremos un repaso por el rico patrimonio de la ciudad andaluza. Los mejores historiadores e investigadores sobre la ciudad, junto con nuestras modestas aportaciones, darán forma a un interesante recorrido que podrán consultar a través del banner correspondiente en la página principal de contenidos. Al mismo tiempo, tendrán un enlace de cada entrega en la sección Atajos, donde quedará definitivamente inserto una vez concluido.

 

 

Esta es la segunda obra de Juan Miguel Verdiguier en Córdoba y la primera por su monumentalidad. Aunque todo su conjunto conecta con el barroco romano de Bernini, recordando la Fuente de los Cuatro Ríos de la Plaza Navona; sin embargo, todas sus imágenes -arcángel y mártires-, tanto en su diseño como en vestimentas, tienen el sello academicista del escultor francés. La idealización de sus rostros así como sus túnicas romanas, hace que adquieran una serenidad y empaque muy propio del tradicional clasicismo francés que, conjuntamente con su frialdad, no tenía antecedentes en aquella Córdoba barroca de mediados del siglo XVIII.

No cabe duda que tanto por su monumentalidad como por la situación estratégica en la Córdoba de mediados del XVIII, el Triunfo de San Rafael tuvo una gran trascendencia para la ciudad. Su erección ocupaba un solar resultante de la demolición de un antiguo hospital en ruinas y posterior cementerio (Hospital de Ahogados erigido por el obispo Pascual en el siglo XIII) situado junto al río Betis, muy cercano al puente romano que, protegido en la otra orilla por el Castillo de Calahorra, comunica el sur de la provincia con la zona más monumental de la ciudad ya que daba acceso directo a la Mezquita-Catedral, al Colegio de San Pelagio -actual Obispado, Seminario y Residencia Sacerdotal-, y el antiguo Palacio Episcopal que hoy es parte del Museo Diocesano. La proximidad del antiguo Alcázar árabe por su parte occidental así como la Puerta de Algeciras que da al puente romano -antigua puerta de muralla que en 1571 fue reconstruida por Hernán Ruiz III-, completaban su importancia indiscutible.

En 1756, con la llegada del obispo Don Martín Barcia, este proyecto, que llevaba paralizado cerca de veinte años, comienza de nuevo a adquirir cuerpo dada la gran devoción de los cordobeses por su guardián y protector San Rafael, así como por la esplendidez del obispo que decide reanudar a sus expensas las obras en 1765, entregando su dirección al recién llegado escultor francés Verdiguier, autor de la ornamentación e imagen de la Capilla de Santa Inés. Al reanudar la excavación y profundizar hasta el mismo nivel que el río, aparecen restos humanos y la tapa del sarcófago, con la inscripción: DON PASCVAL OBISPO DE CORDOVA, muerto y enterrado en el siglo XIII en aquél mismo lugar siendo “Hospital de Ahogados”, fundado por él y que posteriormente se transformaría, primero, en cementerio, y más tarde en “Graneros de la fábrica de la Santa Iglesia”.

Aunque no se inauguraría hasta el año 1781 con el obispo Don Baltasar Yusta Navarro, ya en 1771 -anteriormente a la muerte de Don Martín Barcia-, las esculturas estaban finalizadas por el escultor ya que el mismo obispo colocó diversas reliquias dentro de cada una de ellas.

En el diseño básico del monumento, como la Fuente de los cuatro Ríos de Bernini, en la plaza Navona de Roma, la Columna del triunfo del Arcángel entronca en un castillo de basamento pétreo, a imagen y semejanza del obelisco de aquella fuente romana. Quedó eliminado el juego de agua que en un principio estuvo proyectado.

En términos generales, lo podemos describir como un monumento columnario de visión completa aunque la mayoría de sus elementos escultóricos se encuentran orientados hacia el norte o centro de la ciudad. Es de planta circular, en donde se asienta una estructura pétrea en forma de peñascos de color negro, horadada de parte a parte y que soporta a su vez un castillo almenado también circular, en mármol rojo jaspeado, y con pórtico de medio punto central tres ventanas (una central y dos laterales) en forma de óculos de buey, todos ellos con cerco en mármol blanco. Sobre dicha puerta (orientada hacia la ciudad), y también en mármol blanco, se ostenta las armas del obispo Martín Barcia. De dicho castillo, surge una columna en mármol policromo, con basa y capitel de orden compuesto que sustenta la escultura del arcángel. La altura total es de 33 varas castellanas (27,58 metros).

El Triunfo de San Rafael, además de la escultura del santo, está formado por las de los santos Acisclo y Victoria, santos mártires Patronos de Córdoba, y Santa Bárbara, así como por la esbelta columna que sostiene al arcángel, el castillo almenado, la gruta que simboliza la salida del infierno, un águila con una cartela, un león como símbolo de realeza, el caballo cordobés, la palmera al ser la palma símbolo cristiano del martirio, un sollo -pez del río Betis representado en monedas romanas como símbolo de la ciudad- que envuelve el sepulcro del Obispo Don Pascual, y gran cantidad de plantas -olivos, vides, espigas, mieses, legumbres y cardos y frutos abundantes en la provincia- repartidas por todo el monumento con el fin de que el arcángel San Rafael los multiplique y los bendiga.

 

 

Fotografías de www.esacademic.com

 

FUENTES: GÓMEZ-GUILLAMÓN MARAVER, Antonio. Vida y Obra de
Juan Miguel Verdiguier, Escultor Franco-Español del Siglo XVIII
, Málaga, 2007, pp. 223-239.

 

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