MATER DIVINAE GRATIAE, UNA BREVE REFLEXIÓN
EN TORNO A LA MADRE DE LAS CUEVAS DE GUADIX (GRANADA)

Manuel Salvador Sánchez Aparicio


 

Alégrate, llena de Gracia…” (Lc 1, 28)

 

El evangelista Lucas recoge en este participio pasivo que se traduce del griego Kecaritwmevnh: “hecha llena de Gracia” que en María reside no exclusivamente la Gracia a la que somos llamados los cristianos por ser hijos de Dios, sino también una gracia especial por Dios concedida a Ella (1), también citada en la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios (2) donde claramente se expresa como la abundancia de las gracias han sido dadas por el Padre desde el Hijo, y sin embargo en este saludo María es la primera que las recibe.

El saludo angélico no solamente aparece en San Lucas, también los Apócrifos recogen esta sentencia que hace a María especial con respecto al resto de los mortales: “Dios te salve, Llena de Gracia, el Señor es contigo…” (ProSt XI, I); “…Dios te salve, María, Virgen gratísima al Señor, Virgen llena de Gracia…” (Libro de la Natividad de María) afirmación angélica que cobra especial relevancia en la dignidad de María Santísima con respecto al resto de los mortales tal como Lucas vuelve a recoger en las palabras de Santa Isabel: “…¿Cómo he merecido yo que venga a mí la Madre de mi Señor?..." (3). María predestinada, preconcebida llena de Gracia, dignidad elevada sobre el resto de mortales que Isabel predijo y que el arte consagró.

María es una criatura más entre el resto de los mortales, pero habitada por una gracia divina que no cesa de actuar en Ella, que la preserva del pecado desde su concepción (4). Éste era el plan de Dios para el que Ella fue concebida: para recibir a Cristo (5).

La Gracia santificante está siempre acompañada del resto de las virtudes teologales y también de los dones del Espíritu Santo, pero es ésta un favor, un auxilio gratuito y desinteresado que Dios mismo concede para responder a su llamada (6) a la cual el hombre libre responde o no, para ello María Santísima es también ejemplo y modelo expresando la disposición a la Gracia en su fiat, desde aquel momento participó en la Gracia con que Dios la colmó y que la predispuso a recibir la Gracia de las Gracias, su Hijo Jesucristo.

 

 

1.- La Devoción a la Llena de Gracia

Desde la Anunciación, María es convertida en tabernáculo y Sagrario (7) de Cristo, en Ella se reserva la esperanza del Mundo: Cristo. Esta es la gracia que la hace singular, y al tiempo la justificación del saludo mariano por excelencia que el orbe católico dirige a María Santísima: Ave Gratia Plena.

Desde el saludo del Arcángel mensajero, a la salutación de Isabel, la bendición y profecía de Simeón para Ella y su Hijo, y la acción de María en determinadas situaciones (Pide explicaciones a su Hijo cuando se pierde en el templo, o en Caná donde intercede ante un milagro), incluso en su presencia en el Calvario donde Cristo cambia el título de “Mater Dei” por “Mater humanitatis”, se desdibuja un culto especial y singular a la mujer que pasa de ser mero instrumento al servicio de la Redención a la criatura libre que accede a la voluntad divina para que se cumplan en Ella estas grandezas que Dios quiere llevar a cabo dentro del plan salvífico para el hombre. Ciertamente María es aquella en la que la Gracia se halla plenamente, si bien la Gracia que la colma es su propio Hijo encarnado en su persona.

El culto primitivo cristiano ya concedió un destacado papel a la figura de la Virgen, cuya relevancia activa y pasiva en la Redención se desdibuja en los propios Evangelios como hemos destacado anteriormente, perpetuando su memoria en las fiestas litúrgicas establecidas posteriormente en el calendario. En el siglo V comienza una fiesta de carácter exclusivamente mariano, lo que no significa que existiesen anteriormente fiestas donde la presencia de María, si bien relevante, correspondía a un segundo plano con respecto a la figura de su Hijo (Pascua, Pentecostés y Epifanía) (8). La fiesta corresponde al Tránsito o dormición que venía celebrándose al parecer en torno al 10 de Agosto a modo de conmemoración o aniversario de la Virgen.

Incluso antes de la celebración de esta festividad conmemorativa María era ya objeto de culto a través de las representaciones plásticas que el arte cristiano primitivo nos ha legado y en los cánticos que los fieles entonaban a Ella observándola como fuente colmada de gracias (9). La persona es el canal de las Gracias, si bien las gracias proceden de Dios. María es, por tanto, el canal de las gracias que Dios concede a la humanidad. “Dios te Salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo” son las palabras que en la Vulgata aparecen como el saludo de Gabriel a la Virgen. En esta versión ese “llena de Gracia” concede un rango notablemente mayor a María sobre el resto de los mortales: No solo instrumento, sino también poseedora de la gracia en plenitud, con el derecho de actuar como dispensadora de esa gracia con la que Dios la ha colmado (10). De aquí deriva la oración, el saludo, que más ha repetido el orbe cristiano tras la oración que el mismo Cristo nos enseñó.

Al saludo angélico se incorpora un Título más que engrandece y conecta con el anterior: Theotokos, Título que recoge el concilio de Éfeso en el año 431, y que le confiere no solo la intercesión-mediación sino la dispensación por voluntad providencial. Curiosamente María es mencionada por Gabriel antes de concebir a Cristo como la llena de Gracia, Gracia que llegará a plenitud cuando conciba a Cristo, cumpliéndose en Ella el plan de Salvación ya anunciado desde antiguo.

El papel relevante es el de la nueva Eva, que consigue disipar las tinieblas, que acaba con la ley condenatoria proveniente de los primeros padres para convertirla en Gracia que se derrama a través de la concepción de su Hijo, el que la habitaba ahora procede de Ella (“Hija de su propio Hijo”), siendo esa Gracia que la colma excepcional y única (11), Es llena de Gracia y a la vez dispensadora de esta Gracia que derrama sobre nosotros: su propio Hijo.

En las acciones de María para con su Hijo, nos dice el Concilio Vaticano II, se nos ha dado a María como Madre en el orden de la Gracia (12); el pecado que a través del fruto prohibido condenó a la humanidad y cerró el camino del hombre a la Gracia solo se abre a través de la cruz, a cuyos pies estaba María, la primera que recibió esta Gracia santificante y la dispensadora de ésta por voluntad divina.

Muchos conventos agustinos recogieron esta sentencia angélica para consagrar los conventos que se erigían ya desde el siglo XIII, y es que en el capítulo general de la orden, del año 1284, se prescribió cantar o recitar en honor de la “Llena de Gracia” una invocación final nocturna, que a partir de 1377 recogía la sentencia “Maria Mater Gratiae”. Pese a estos datos recogidos, que evidencian cierta predilección de la orden por esta advocación, son inciertos los datos que expliquen el por qué de esta elección, y cuando surgió, si hay conocimiento, ya en el siglo XVI de un fuerte arraigo devocional en la orden por esta advocación, que permitió a la orden continuar vistiendo el hábito blanco que los agustinos lucían el día de su festividad (13). Hasta ese momento se celebraba el 25 de Marzo, día de la Encarnación, rememorando las palabras de San Gabriel, finalmente Su Santidad Pío VII concedió a la orden la posibilidad de incluir la celebración litúrgica específica de la advocación en el misal agustiniano.

 

 

2.- La Virgen de Gracia de Guadix

El icono pictórico, de gran raigambre ya en la Iglesia primitiva oriental, se traduce en Occidente, en mayor proporción, en el lienzo policromado frente a la tabla. La Cristiandad occidental apostó firmemente en las representaciones plásticas por la escultura tanto para el culto como para el fin procesional. Pese a esta apuesta, no son pocos los ejemplos pictóricos que gozan de gran devoción en el fervor popular, bien heredados del Icono oriental, bien legados de artistas de gran renombre a lo largo de los siglos. El Simulacro mariano que nos ocupa es de esos ejemplos que conjuga en lienzo las características esenciales de un icono: Imagen divina, imagen de halo místico, especial, de esencia y presencia divina, en definitiva imagen pictórica que conjuga realismo y unción sacra.

Un estudio monográfico del profesor Calvo Castellón señala el cuadro obra del oscense Domingo Chavarito, discípulo de José Risueño, quien a su vez heredase de Juan de Sevilla y de Bocanegra la huella imperecedera del racionero Cano (14). Aún con esta opinión, quizá la más afortunada hasta ahora, existen voces disidentes que consideran la obra de gran valor para relacionarla con la mano del artista, si bien todo apunta, en opinión de la crítica que es obra del círculo y taller de Risueño, y que podemos precisar cronológicamente en torno al último tercio del siglo XVII o primer tercio del XVIII, a esta afirmación del profesor Calvo Castellón se une el que suscribe, precisando ciertamente la cronología en el último tercio del siglo XVII, y entendiendo que pese a las semejanzas con Murillo hablamos de una obra de notables semejanzas con el quehacer del taller de Risueño.

Las dificultades de autoría no son impedimento para encontrar en la obra cierto recuerdo –ya citado- con la famosísima Virgen que Murillo creó en lienzo, pero que por tradición popular es advocada de “la servilleta”, ya que erróneamente se creía había sido plasmada en una de las servilletas del refectorio del Convento de Capuchinos de Sevilla hoy conservada en el Museo de Bellas Artes de Sevilla (15) (óleo sobre lienzo 68x72cm). Aunque existen semejanzas evidentes cabe destacarse características que dotan a la Virgen accitana de singularidad especial: se evidencia en la obra la importancia del “disegno interno” (del dibujo) que predomina sobre la “mancha pittorica” (color), desde antiguo se creía que el dibujo era la plasmación de la inspiración divina, y el artista mero instrumento que la Providencia empleaba para “dar corpus” al dogma a través de la mano humana.

La obra del artista oscense es de una eminente preferencia del dibujo sobre el color heredada del mismísimo Cano, y del ambiente artístico de la Granada barroca, que indiscutiblemente este Lienzo devocional mariano plasma, y que Chavarito heredó también de su estancia en Italia junto al maestro del dibujo Benedetto Lutti (16).

Singularidad del Icono es indiscutiblemente el halo místico que invade una escena de gran sencillez, en que predomina un mensaje de silencio más que un gesto, una palabra o la misma realidad. El lenguaje pictórico es un enigma desde antiguo, y en las obras creadas y recreadas mediante el dibujo el color final parecía plasmar el halo de vida que faltaba en la escena, que la acercaba a lo cotidiano y que indiscutiblemente la acercaba aún más al fiel.

La Virgen de Gracia de Guadix evita el oscurantismo propio de las escenas de la época barroca, si bien es cierto existe en la obra un cierto claroscuro evidente. La mirada de la Madonna destaca sobremanera en el lienzo, es una mirada profunda, penetrante, que la paleta del artista ha reflejado llena de unción sacra, o atendiendo a la advocación, dotando el busto femenino de la Gracia que custodia y porta consigo: la del Niño, cuyo noble gesto orgulloso cierra esa composición arqueada de los ojos y afilada de la nariz con una leve sonrisa que, en absoluto, interrumpe la majestad serena de la faz mariana. Formalmente responde al modelo iconográfico de la Virgen con el Niño, donde María, se convierte en el trono de la Sabiduría: Jesucristo aparece sedente en sus brazos. Por la composición de las formas conjuga perfectamente varios tipos iconográficos marianos evidentes: Hodegetría, al mostrar a su Hijo y Eleúsa o de la ternura, aunque el gesto tierno es del Infante hacia Ella, rodeándola con sus brazos anteponiendo su mano izquierda sobre el pecho de la Virgen, en clara alusión a la lactancia mística: desde tiempo remoto los neófitos se alimentaban tras el bautismo con leche y miel, aludiendo al nuevo nacimiento. Cristo, amamantado por el pecho de María señala éste como fuente dulce. Al mismo tiempo, la Madonna con grácil gesto inclina su testa hacia la del Infante como conexión entre ambos. Mas si la testa de la Virgen es sinónimo de lo Metafísico, de predestinación, de halo sobrenatural, el artista sin embargo no se resiste a mostrar en el Infante un modelo tomado del natural, que, sin embargo, no obvia por su realismo un acercamiento a lo representado mediante la Unción sacra que el rostro de este Christus Puer exhibe.

A la resolución plástica cabe añadirse un plegado vaporoso de paños, que muestran un contorno trazado con gran belleza. Las nobles testas de Madre e Hijo aparecen descubiertas, coronando a la Virgen las estrellas apocalípticas y al Infante un nimbo rayado luminoso que le confiere un distintivo rango divino.

La evidente conexión con la serenidad plástica frente a las composiciones barrocas de gran fastuosidad y abundancia de personajes parten de una escuela poco acostumbrada a una espiritualidad que arranca del Gótico, y que parte de cero en el arte cristiano a partir del Renacimiento. Granada es un núcleo artístico donde su escuela apuesta por la serenidad, la dulzura y el interiorismo en sus obras religiosas, incluso cuando la representación plasma la dureza de la crucifixión o las angustias de María Santísima.

 

 

2. a)- Las Cuevas de Guadix y la Virgen de Gracia: La Historia en Torno al Icono Devocional.

El Guadix barroco ha visto ya forjarse la devoción más profunda en torno a María Santísima: La de Nuestra Señora de las Angustias Coronada (17) que podemos remontar al siglo XVI en la Ermita de San Sebastián, hoy de Nuestra Señora del Rocío. A este Guadix mariano pide Felipe IV oraciones a la Santísima Virgen ante el derrumbe espiritual y político de la España heredada de los Austrias Mayores. Al efecto el monarca rogó la maternal protección de la Virgen con el objetivo de conseguir de Ella su maternal protección.

El barrio de las Cuevas, alejado, quiso también implorar el favor de la que consideraban su propia y excelsa Madre, elevaron pues sus oraciones a este lienzo mariano que nos ocupa (18); el hecho afirma indiscutiblemente que es en el seiscientos cuando surge este fervor de esta sencilla gente a este Simulacro. Existe también constancia del esplendor de los cultos que se destinan al Simulacro mariano en el año 1710 (19), indiscutiblemente estos hechos refuerzan la teoría del profesor Calvo de la creación del lienzo en el periodo anterior a 1700 del artista Chavarito.

En la línea cronológica de la historia que nos ocupa la invasión francesa es el episodio que podía haber incidido negativamente en la historia de esta devoción. Pese a los repetidos expolios y saqueos (20) la Virgen no sufrió daño alguno al estar oculta, si bien regresó en cuanto la invasión concluye, gozando nuevamente del fervor del que ya tenemos constancia había en torno a Ella, fervor que se acrecienta a lo largo del XIX. Un nuevo episodio que podía tambalear los cimientos de esta devoción en el viejo Acci se apresuraba a oscurecer esta ancestral devoción.

Entre 1820 y 1823 la reacción contra el absolutismo de Fernando VII impulsa el llamado Trienio Liberal, donde cobraron especial relevancia las medidas reformadoras de carácter liberal. Se arrastraba ya desde el reinado de Carlos III un evidente deseo ilustrado de que los bienes amortizados fuesen subastados de forma pública. Si bien con el monarca no fue posible es indiscutiblemente cierto que las medidas desamortizadoras llegaron posteriormente, especialmente para con las órdenes regulares, que fueron las más afectadas.

El desaparecido convento de Santo Domingo en Guadix, en cuya Iglesia podemos localizar el lienzo mariano objeto de estudio (21); fue suprimido en el periodo liberal anteriormente citado, durante el reinado de Fernando VII, sin respetarse la antigüedad del mismo, fundado por los RR. Católicos en torno a 1500.

Un giro histórico radical tras este negativo episodio desamortizador con Mendizábal llega gracias al Concordato de 1951 con la Santa Sede, circunstancia que el por aquel entonces obispo de Guadix, don Juan José Arbolí, aprovecha para elevar un escrito a la reina Isabel II pidiendo la protección de los conventos. Al prelado se debe también la reorganización del Seminario y el restablecimiento de la Ermita y culto a la Santísima Virgen de Gracia, que para el año 1953 ya contaba con retablo propio en la Ermita de la que era titular, si bien es cierto que habría que hablar de una nueva ley desamortizadora en torno al año 1855 hay que señalar que ignoramos cómo pudo afectar en la ermita de la Virgen y en el culto, aunque es obvio que la devoción continuó, no sabemos si con dificultades.

La primera mitad del siglo XX comienza en las cuevas con un brote de epidemia: la peste; conocemos, por testimonios directos,que el barrio que alberga a la Virgen implora de Ella su protección e intercesión, alcanzando la gracia de que la epidemia cesa en la misma noche del ruego (22). Como la más noble de las vecinas de este populoso barrio, el Icono de la Virgen permanece desde entonces en su cueva-santuario.

Al igual que en tantos otros puntos de nuestra geografía el episodio de la Guerra Civil significa la ocultación del Simulacro con el objeto de evitar la profanación del mismo. Al margen de las creencias milagrosas que rodean la ocultación de la Virgen, considero importante señalar que al igual que ocurre con otras imágenes destacadas de nuestro Guadix, la que es Madre del barrio de las cuevas también fue ocultada ante la proximidad del conflicto. El reducido tamaño del lienzo (60x48 cm aproximadamente), facilitó que el lienzo se depositase en el fondo de un gran arca. Las ropas que el arca contenía ocultaban el lienzo de la vista, así estuvo el Simulacro los tres años que duró la contienda (23), finalizada ésta fue entregado el Lienzo al Excelentísimo Ayuntamiento de la ciudad.

 

 

2. b) - La Cueva-Santuario y la Ermita Nueva, Alma Mariana del Barrio de las Cuevas.

La erección de la cueva que custodia este bello lienzo atiende indiscutiblemente a la clausura de un emblemático templo accitano, el de la Magdalena, cuya última partida de bautismo aparece fechada en el año 1792 (24). Coincidiendo con esta fecha nos dice el historiador local Asenjo Sedano “…se inicia una campaña de cristianización de las cuevas, mediante la Ermita Nueva…” (25) donde la Virgen de Gracia cobra un protagonismo especial, a Ella se dedica la Ermita erigida y Ella es, indiscutiblemente el alma de la construcción. La fábrica es distinta a lo que habitualmente entendemos por un santuario mariano, generalmente fastuoso, de gran altura, arquitectura de esplendor y resuelto con la gracia y el encanto de la curva y la línea recta. Ya en el año 1822 se cita el edificio como Ermita de Nuestra Señora de Gracia, o Santuario de Gracia en la Ermita Nueva.

En Guadix, y concretamente en el barrio de las cuevas, el tesoro más preciado reposa en una cueva, igual que el resto de sus vecinos. Su ermita pertenecía sin embargo a la collación de la Parroquial de San Miguel Arcángel, hasta prácticamente 1950. Concretamente es en 1944 cuando se erige la Iglesia anexa a la Ermita-Cueva que custodia a la Santísima Virgen de Gracia, si bien es consagrada la Iglesia como Parroquia en el año 1953 por decreto de su Excelencia Rvdma. don Rafael Álvarez Lara (26), prelado de la Seo accitana en aquel tiempo. Fue arquitecto don Ambrosio del Valle, quien añadió a la Santa cueva que custodia el venerado Simulacro pictórico, un templo de una sola nave central y torre, con acceso desde dos puertas, siendo la que está orientada al norte la que conduce en línea recta hasta el emplazamiento del venerado Icono; así como la casa rectoral, residencia sacerdotal, creada también en el año 1944, antes incluso de ser erigida como templo parroquial la hasta ahora Ermita de Nuestra Señora de Gracia.

Del culto y custodia de la Santísima Virgen cabe señalarse aquí no solo el amor de sus feligreses, base imprescindible para un culto devocional e histórico como éste, sino también el culto que la Hermandad específica creada en torno al Lienzo se crea, pero pocos datos sin embargo poseemos de la creación de la Hermandad del Simulacro. La fecha precisa en que se cita la hermandad que rinde culto a tan devoto lienzo habría que buscarla en el año 1898, en una pequeña nota publicada en “El Accitano” (27), concretamente en la edición impresa correspondiente al 4 de Septiembre, nº 359, donde se indica como la Hermandad de Nuestra Señora de Gracia celebrará Jubileo en el Santuario y Función Solemne. Es evidente que el fervor existente entre los habitantes ya antes de esta noticia hacia el Icono mariano hace que podamos imaginar que la hermandad de la Virgen de Gracia, creada en torno a este lienzo existiese mucho antes.

Un impulso histórico, pero también espiritual se hace latente a través de San Pedro Poveda, de gran fama en el Guadix del último tercio del siglo XIX y predicador de Nuestra Señora de las Angustias en su famoso septenario. A San Pedro Poveda corresponde la dirección espiritual de esta zona deprimida de la ciudad, que encontró en el padre Poveda el impulso y también la obra, materializada en las escuelas del Sagrado Corazón para la alfabetización de los adolescentes del barrio así como en la creación de la Institución teresiana, para la que don Pedro colocó como faro y guía el Icono de la que es Madre del barrio de las cuevas.

La parroquia sufre una nueva ampliación el 15 de Marzo del año 1964, donde se configura la actual visión del templo, teniendo como objetivo acoger a un mayor número de fieles.

En torno a la Virgen de Gracia, la festividad se celebra por aquellos años el primer domingo de Septiembre, generalmente cercano a la conmemoración de la Natividad de Nuestra Señora, trasladándose posteriormente al domingo posterior a la Solemnidad de la Asunción, o bien en el mismo día si éste coincide con la jornada dominical como ocurre en el presente año.

 

 

2. c) - La Coronación Canónica de la Virgen de Gracia.

La larga historia del icono devocional, desgranada aquí en estas breves líneas, tiene como punto culminante la Coronación del Simulacro mariano en el año 1960.

El culto a María Santísima, como Madre de Dios, arranca de los primitivos cristianos, donde aparecen ya representaciones plásticas que la señalan como la elegida o predestinada que sirve de Sede al Verbo encarnado. Si bien es cierto que no podemos precisar el momento concreto en que la Liturgia concede a Santa María Virgen un culto especial en su calendario, si que podemos confirmar que en torno al siglo VI existía ya una conmemoración litúrgica de Santa María como Madre de Dios en respuesta a la herejía de Nestorio que fue combatida en el Concilio de Éfeso (28). En este arte que emerge para ilustrar al ignorante, no son pocas las representaciones plásticas bien en pintura, o en mosaico que plasman a María Santísima coronada al modo de una emperatriz terrestre, o siendo en ocasiones coronada por la Trinidad o por su propio Hijo.

Símbolo y gesto de supremacía de la Virgen sobre el resto de mortales, la coronación de las imágenes marianas es también ejemplo de victoria de María Santísima sobre la herejía a lo largo del tiempo. María es coronada como reina, si bien el ritus servandus in coronatione imaginis B. Virginis Mariae, incluye indiscutiblemente la exaltación de su persona y figura como Señora que a sus pies consigue someter al pecado, y en ese pecado, tal como el Concilio de Trento señaló, aparecen también las voces disidentes al culto mariano que María vence simbólicamente igual que hizo ya con Nestorio en el pasado y ahora con Lutero y el protestantismo (29). En este ambiente que conoce un culto mariano sin precedente, los capuchinos, especialmente el padre Paolucci (1552-1620), tenían por costumbre concluir sus misiones populares recogiendo como penitencia aderezos y joyas de gran valor que depositaban como corona de las imágenes de María Santísima.

Pioneros, pues, los capuchinos en la venerable tradición popular de recoger joyas para la Virgen María, nos muestran en el hecho no solo un homenaje y exaltación a la que consideran su Señora, sino también un discurso simbólico que se perpetúa a través de los siglos en el pueblo cristiano, al cual no hay que reprochar el gesto, algunas veces contemplado como excesivo, ya que el discurso simbólico-iconográfico es la mejor justificación de este desagravio: “...las imágenes de la Virgen han quedado...sepultadas bajo un montón de oro, perlas y piedras preciosas, que han tenido la misión de manifestar, en lo posible...las riquezas inmensas que los devotos sabían que se ocultaban en el fondo del corazón de la gran Señora…” (30).

El rito llega sin embargo tardíamente a España, lo que resulta cuanto menos curioso si tenemos en cuenta la gran devoción con la que María Santísima cuenta en nuestra tierra. La primeras coronaciones documentadas en España son en el año 1881 a Nuestra Señora de Montserrat, en Cataluña, y a Nuestra Señora de la Veruela, en Aragón. A la Madre de las cuevas accitanas le llega el turno en el año 1960. La devoción al simulacro es más que evidente siendo presidente del comité el mismísimo prelado accitano.

Su Santidad Juan XXIII recibe la petición de manos del prelado de Guadix, monseñor Álvarez Lara, el 31 de Julio de 1959, contando ya con el beneplácito de la Santa Sede para Octubre de ese mismo año mediante la Bula Pontificia de concesión recibida el día 14 del citado mes: “… Ioannes XXIII, Ad futura rei memoriam (para futura memoria: Se nos asegura que se da culto y se honra… la Insigne Imagen de la Santísima Virgen, vulgarmente llamada Nuestra Señora de Gracia, en el templo de su nombre… en la diócesis de Guadix… La augusta Madre de Dios, representada en colores en aquella preclara imagen, no dejó nunca de atender las necesidades de los que acudían a Ella suplicantes… Nos han sido presentadas preces, recomendadas por nuestro Venerable Hermano, Rafael Álvarez Lara, Obispo de Guadix, para que nos permitiéramos ceñir con corona de oroen nuestro nombre y autoridad la mencionada Imagen. Y Nos… que nos esforzamos en propagar por todas partes la devoción a María, hemos resuelto… satisfacer a estos deseos… para que en el día que a su voluntad elija, después de la Misa Solemne, imponga… en Nuestro Nombre y Autoridad, la corona de oro a la Imagen de la Bienaventurada Virgen María, vulgarmente llamada de Nuestra Señora de Gracia… dado en Roma, junto a San Pedro, bajo el anillo del Pescador,el día 14 del mes de Octubre, en el año 1959, primero de nuestro pontificado…” (31).

Como hemos descrito en el comentario iconográfico-iconológico del Sagrado Simulacro, la Virgen aparece configurada como la mujer apocalíptica de la visión de Juan siendo coronada por pequeños luceros que rodean su noble testa; para el rito de coronación, se exige sin embargo la creación en nobles metales de una corona con objeto de simbolizar ante el pueblo cristiano lo que Dios ya ha realizado en la gloria celeste. A Nuestra Señora de Gracia se tributa en este caso no solamente las preseas en forma de diadema tiara para Ella y su Divino Hijo, sino también un precioso marco con rayada que sostienen dos bellos ángeles mancebos, el cual concluye con el anagrama mariano. Ambas realizaciones se deben al qué hacer del orfebre Miguel Moreno Grados y del escultor Miguel Moreno Romera (32). Las preseas tienen como base la plata dorada, primorosamente enriquecida con piedras preciosas, entre otras zafiros blancos y perlas cultivadas, que se distribuyen en hileras, formado primorosamente el canasto cabezas de ángeles querubines junto a luceros. La sencillez de la labor del orfebre dio origen sin embargo a una presea de gran belleza para un pequeño lienzo. Todo fue costeado por suscripción popular y donaciones de sus hijos, ascendiendo el conjunto del marco y las preseas a la cantidad de 200.000 pesetas en la época.

El ritual tuvo lugar con toda solemnidad en la jornada del 30 de Octubre del año 1960, si bien en los días previos se realizó con toda solemnidad un novenario de asistencia masiva, que fue retransmitido por la emisora local de la ciudad; los solemnes cultos concluyeron con la salida del Venerado lienzo mariano por la barriada de cuevas cercana a su templo. Ya en la jornada de coronación partieron desde el ayuntamiento de la ciudad las excelentísimas autoridades, con la corporación bajo mazas, cerrando esta procesión civil la banda municipal de música de la ciudad de Guadix. D. Rafael Álvarez Lara, obispo de Guadix, asistido por el cabildo catedralicio, fue el encargado de presidir el Solemne Pontifical ante más de 25.000 personas. A su conclusión procedió a la coronación de la Virgen de Gracia tras la lectura de la Bula Pontificia por parte del Ilmo. Y Rvdmo. Sr. Vicario General de la diócesis don José Germán Jáñez. Tras la lectura las preseas fueron llevadas ante el obispo por los padrinos de coronación, don Rafael Álvarez Serrano, capitán general de la IX Región militar y su esposa, siendo bendecidas por su Excelencia Reverendísima quién coronó como establece el rito, primero al Infante y después a la Madonna, asistido en el acto por el padrino de coronación, en el momento la Marcha real sonó en la plaza de la Ermita nueva, al tiempo que la salva real pirotécnica anunciaba en el cielo el acontecimiento. La gran documentación gráfica existente, que también es un buen instrumento para realizar una lectura de la historia, muestra en una instantánea un instante que bien puede recoger el sentimiento del prelado y de los fieles: Monseñor Álvarez Lara tras coronar a Madre e Hijo se postra ante ellos en bello acto de veneración.

Un episodio más acontecido en este momento es digno de ser destacado aquí en el presente artículo. Desde la base aérea de la localidad granadina de Armilla sobrevolaron la ciudad en el momento de la coronación tres escuadrillas de aviones de la Escuela de Pilotos allí existente, que arrojaron en el lugar de la ceremonia y sobre el venerado icono pétalos de rosas como símbolo del Imperio de Cristo en que María participa por su condición real desde su aceptación a cumplir el mensaje que le fue revelado. Al tiempo caían sobre los fieles unas octavillas que decían así: “… Por las rutas del aire hoy saturadas de vuestras emociones la Aviación española os felicita calurosamente por fieles a la secular devoción de vuestros mayores a la Cuevera y Madre de los que habitan en las cuevas Nuestra Señora de Gracia. Accitanos: En este día de la CORONACIÓN CANÓNICA de la Imagen de Nuestra Señora de Gracia, la dulce y secular cuevera de Guadix la Aviación española viene por los caminos de los Ángeles que la sirven a gritar con vosotros ¡Viva la Virgen de Gracia! La aviación española se suma gozosa al homenaje que hoy rinden las cuevas de Guadix a su Madre y Reina, NUESTRA SEÑORA DE GRACIA…” (33). Tras el rito una lluvia parecía querer deslucir la posterior procesión triunfal prevista para las seis de la tarde, que finalmente cesó. Con destacadísimo número de fieles que iluminaban como promesas de luz el camino triunfal de la Virgen recorrió la Madonna las calles de esta ciudad de Guadix, prolongando su itinerario también por calles céntricas, para lo cual abandonó su barrio.

Año tras año el barrio accitano de las cuevas asiste a esta manifestación de fe en la que la protagonista indiscutible y alma de las cuevas. Si el arte era considerado por muchos como instrumento al servicio de la Providencia hay que decir aquí que la Gracia Santificante encontró en la paleta del artista el génesis que habría de plasmarla, en este caso en este Simulacro que tanta devoción arrastra y que tanto sentimiento encierra. Nuevamente la más alta de todas las criaturas a la que Dios ha llenado de Gracia canta la alabanza del Magnificat desde la sencillez de un lienzo y la policromía que a través de unos pinceles le han dado forma, eso sí, portando en sus brazos la verdadera causa de ser llena de Gracia: Aquel que concibió en su seno.


BIBLIOGRAFÍA

(1) Catequesis mariana de Juan Pablo II, en la audiencia general del miércoles 8 de Mayo de 1996.

(2) Ef 1, 6

(3) Lc 1, 43

(4) RAMÍREZ, Fausto: "María (Monográfico sobre la Virgen María)", en Imágenes de la Fe (Las Claves de la Vida Cristiana Hoy), Madrid, nº 292, 1995, p. 12.

(5) íd.

(6) ROLDÁN CALVO, Octavio.

(7) TRENS, Manuel. Santa María. Vida y Leyenda de la Virgen a través del Arte Español, Madrid, Editorial Subirana, 1954, p. 22.

(8) TRENS, Manuel. María. Iconografía de la Virgen en el Arte español. Madrid: Plus Ultra, 1946, p. 28.

(9) Un ejemplo serían las famosas “Odas de Salomón” del siglo II.

(10) PELIKÁN, Jaroslav. María a través de los Siglos. Su Presencia en Veinte Siglos de Cultura. Madrid, 1996, p. 21.

(11) Encíclica Redemptoris Mater, 9.

(12) PONS, Guillermo. Puerta del Cielo. Las Letanías de la Virgen, Madrid, Ciudad Nueva, 1999, p. 33.

(13) Según la leyenda, el Papa quería impedir que los religiosos vistiesen este hábito blanco en la festividad de Nuestra Señora de Gracia.

(14) CALVO CASTELLÓN, Antonio. "Chavarito, Un Pintor Granadino (1662-1751)", en Cuadernos de Arte de la Universidad, nº 12. Granada, 1975.

(15) MARTÍNEZ ALCALDE, Juan. Sevilla Mariana, Sevilla, Guadalquivir, 1997.

(16) CALVO CASTELLÓN, Antonio. Op. Cit., p. 243.

(17) Véase el artículo de un servidor en esta misma web: http://www.lahornacina.com/articulosgranada2.htm

(18) ASENJO SEDANO, Carlos. La Coronación de la Virgen de las Cuevas., Guadix, 1960, p. 24

(19) CASADO LÓPEZ, Diego; VARÓN VARÓN, Rafael. Ermita Nueva. Centro Espiritual y Social de las cuevas de Guadix, Granada, 1999, p. 19.

(20) íd.

(21) Véase RODRÍGUEZ DOMINGO, José Manuel. "El Patrimonio de los Conventos Suprimidos por la Desamortización de Mendizábal en Guadix (1835-1838)", en Cuadernos de Arte de la Universidad de Granada, nº 26, 1995, pp. 423-437.

(22) CASADO LÓPEZ, Diego; VARÓN VARÓN, Rafael. Op. cit., pp. 23-24.

(23) ibíd.; p. 26.

(24) CASADO LÓPEZ, Diego; VARÓN VARÓN, Rafael. Op. cit., p. 30.

(25) ASENJO SEDANO, Carlos. Guadix. Guía Histórica y Artística, Granada, 1989, p. 153.

(26) CASADO LÓPEZ, Diego; VARÓN VARÓN, Rafael. Op. cit., p. 35.

(27) Diario publicado en Guadix de gran popularidad y vigencia en la ciudad.

(28) CASÁS OTERO, Jesús. Estética y Culto Iconográfico. Madrid, BAC, 2003, p. 390.

(29) SEBASTIÁN, Santiago. Contrarreforma y Barroco. Lecturas Iconográficas e Iconológicas, Madrid, Alianza Editorial, 1989, p. 196.

(30) IGUACEN BORAU, Damián. Diccionario del Patrimonio Cultural de la Iglesia, Madrid, 1991, p. 46.

(31) Selección del texto pontificio tomado de CASADO LÓPEZ, Diego; VARÓN VARÓN, Rafael. Op. cit., Anexo XXXVII, p. 414.

(32) CASADO LÓPEZ, Diego; VARÓN VARÓN, Rafael. Op. cit., p. 171.

(33) CASADO LÓPEZ, Diego; VARÓN VARÓN, Rafael. Op. cit., pp. 192-193.

 

 

Fotografías recogidas en el libro: CASADO LÓPEZ, Diego; VARÓN VARÓN, Rafael.
Ermita Nueva. Centro Espiritual y Social de las Cuevas de Guadix, Granada, 1999.

 

Nota de La Hornacina: Manuel Salvador Sánchez Aparicio es Licenciado en Historia del Arte
y Máster Universitario en profesorado de Educación Secundaria Obligatoria,
Bachillerato, Formación Profesional e Idiomas por la Universidad de Granada (UGR).

 

Nota del Autor: A la Madre de las cuevas y de los pobres, cuya casa es siempre lugar
de oración y de acercamiento a María Santísima, en el año Jubilar concedido por la Santa Sede.

 

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