LA VIRGEN DEL ÁLAMO Y LA VIRGEN DEL PAJARITO

Jesús Abades y Sergio Cabaco


 

 
 
Virgen del Álamo (Olivares)
Foto: Laboratorio de Arte (Universidad de Sevilla)

 

En nuestras dos últimas visitas al municipio sevillano de Olivares, una para visitar la exposición de imaginería andaluza celebrada durante su feria medieval y otra para tomar datos que nos ayudaran a elaborar el especial sobre su escultura religiosa que publicamos hace poco en la página, nos llamaron la atención las semejanzas estilísticas e iconográficas que una valiosa talla tardomedieval de la antigua colegiata, advocada como Virgen del Álamo, presenta con otra escultura lígnea de la vecina provincia onubense: la Virgen del Pajarito, que recibe culto en el templo parroquial de Cumbres de San Bartolomé.

De entrada, ambas esculturas sacras se encuadran dentro del modelo mariano de la "Mater Amabilis", con el Niño Jesús dispuesto sobre la pierna izquierda de María mientras contempla extasiado su divino rostro. Las dos figuras muestran a la Virgen representada sedente, con la mano derecha alzada, debiendo haber sostenido en el pasado una flor o fruto que simbolizara una de las virtudes marianas.

Los pesados ropajes también son idénticos. En ambos casos la Virgen viste túnica ajustada a la cintura con un cíngulo, toca que cubre una cabellera de abocetado modelado y largo manto que envuelve la mitad inferior de la imagen, oculta su pie izquierdo y forma pliegues en forma de uve entre ambas piernas, muy separadas y ladeadas hacia el lado izquierdo.

Lamentablemente, una remodelación sufrida en época barroca para vestirla ha hecho que la Virgen del Álamo presente hoy en día la toca mutilada a la altura de los hombros y retallada en su parte superior para aumentar el volumen del cabello. Asimismo, ha desaparecido en la imagen sevillana el bonete tallado en la misma pieza sobre el que se asentaba la corona, probablemente de tipo mural, que la Virgen del Pajarito aún conserva.

Por otro lado, observamos ciertas diferencias en cuanto a la policromía y la actitud del Niño Jesús que la Virgen sostiene por las caderas con su mano izquierda: en la talla de Cumbres de San Bartolomé, juguetea con ambas manos con un pajarito que porta en la izquierda y da origen a su advocación; por el contrario, en la talla de Olivares, si bien la mano izquierda también sostiene al ave, la derecha se apoya sobre el hombro de María en candoroso gesto de afecto.

Respecto a las pinturas de ambas efigies, en ningún caso son las originales: las de la Virgen del Pajarito datan del siglo XV, en opinión del restaurador Jesús Mendoza Ponce tras retirarle los repintes que la asemejaban burdamente a una talla románica; mientras que la rica ornamentación vegetal que presenta Virgen del Álamo nos lleva considerar su aplicación en la referida reforma barroca, seguramente dieciochesca.

Por último, en cuanto a los semblantes, las dos esculturas comparten el rostro ovalado, la nariz recta y prominente, la boca menuda esbozando una velada sonrisa y los cuellos anchos y tubulares. En la Virgen del Álamo observamos notables diferencias en la mitad superior, fruto de las consabidas reformas, con el reemplazo de los ojos tallados y policromados en la madera, que la Virgen del Pajarito mantiene, por otros de cristal y la adición de pestañas postizas para acentuar el naturalismo propio de la época. También las cabezas muestran posiciones distintas; levemente ladeada hacia la derecha en la onubense, mientras que la sevillana la inclina hacia la izquierda con el fin de subrayar un mayor acercamiento afectuoso al Hijo.

A modo de conclusión, solo queda reiterar nuestra hipótesis sobre la conexión entre ambas muestras de la estatuaria religiosa de finales del siglo XIV, y a la búsqueda de nuevos datos que contribuyan a reforzarla, considerar que ambas forman parte de la producción de un mismo autor u obrador de escultura religiosa.

 

 
 
Virgen del Pajarito (Cumbres de San Bartolomé)
Foto: Pedro Feria

 

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