LAS DOLOROSAS SERVITAS
MURCIA

Sergio Cabaco y Jesús Abades. Con información de Carmen Bastida y Antonio García Romero


 

   

 

Sobre un montículo está la cruz, a cuyo pie la Virgen de las Angustias, soberbia obra de Francisco Salzillo y Alcaraz (1740), sostiene en su regazo el cuerpo muerto de Cristo. La Madre abre sus brazos y eleva la mirada al cielo suplicando consuelo para su dolor. Tan estremecedor conjunto puede ser considerado, sin lugar a dudas, como una de las más bellas creaciones de la imaginería dieciochesca española, así como una de las más representativas dentro de la producción del escultor e imaginero murciano.

Reelaborado en cuatro ocasiones, el simulacro recoge el modelo italiano de gran tradición en el arte cristiano. La imagen de Jesús, con la cabeza desplomada sobre las rodillas de María, presenta un impecable estudio cadavérico. Completan el grupo, pleno de la dramática teatralidad del barroco, cuatro angelitos debidos también al insigne maestro del Setecientos. El acertado modelado y la minuciosa descripción de la anatomía infantil son muestras del gustó rococó por la fragilidad que se ve reflejada en estos ángeles. 

La Real, Ilustre y Muy Venerable Cofradía de Servitas de María Santísima de las Angustias fue fundada en el año 1665 y tiene su sede canónica en la Iglesia Parroquial de San Bartolomé y Santa María. La Dolorosa posee un rico y antiguo ajuar que incluye algunas joyas realizadas por la firma parisina Cartier y datadas a comienzos del siglo XX. Precediendo al paso del Ángel Servita, primero de la procesión, se sitúan tres niños vestidos con una túnica idéntica a la que porta la imagen en el trono. Con la inclusión de estos tres "angelitos servitas" se fomenta una antiquísima costumbre de las procesiones murcianas en donde los niños participaban en el desfile ataviados con una indumentaria similar a la que llevaba la escultura pasional.

En octubre del año 1996, la Agrupación de Cofradías de Málaga, con motivo de su 75 aniversario, invitó a la murciana Cofradía de Servitas a llevar el paso completo de la Virgen de las Angustias a la magna exposición que se celebró en la Catedral de la Encarnación. Fue una experiencia inolvidable, debido al calor y cariño que el pueblo malagueño ofreció a la corporación durante todo el recorrido procesional.

 

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