LAS DOLOROSAS SERVITAS
MÁLAGA

Sergio Cabaco y Jesús Abades


 

 

 

 

La Virgen de los Dolores es una de las obras más sobresalientes del escultor e imaginero malagueño Fernando Ortiz (1717-1771), autor de célebres tallas pasionistas de Málaga como el Cristo de la Oración en el Huerto o el Crucificado y la Dolorosa que conforman el misterio de la Cofradía del Amor.

Fernando Ortiz, formado en los talleres de Miguel Félix de Zayas y José de Medina y Anaya, fue el iniciador de un estilo, de gran influencia en la provincia malagueña, que conjuga el misticismo de Pedro de Mena con la grandilocuencia propia de las hechuras pasionistas del siglo XVIII.  Es por ese motivo que, frente a las maneras del maestro granadino, el arte de Ortiz muestra un menor recogimiento en la composición y mayor viveza expresiva en los semblantes.

Gran ejemplo de ello es la presente imagen, también conocida como Virgen de los Servitas, símbolo indiscutible de la Semana Santa malagueña. De candelero para vestir, con los brazos abiertos y suplicantes, eleva su mirada a lo alto en busca de sosiego para su dolor. Posee cabellera tallada y peinada al centro, ojos de cristal, tez pálida y dientes perfectamente esculpidos en la madera. Las cuencas orbitales hundidas y el entrecejo fruncido completan el arrebatado dramatismo que los maestros del barroco imprimieron a sus dolorosas.

Esta talla no fue hasta 1937 la única titular de la Venerable Orden Tercera de Servitas, fundada en Málaga en 1695 aunque hasta 1739 no se obtuvo patente de erección. Anteriormente, la corporación disponía de dos imágenes titulares: un busto atribuido a Pedro de Mena, destruido en 1931, y la imagen de Ortiz, utilizada por la corporación solamente a efectos procesionales, realizando su primera estación de penitencia en 1856. La actual titular recibe culto en un espléndido retablo de la Parroquia de San Felipe Neri.

Fechada por el historiador malagueño Juan Antonio Sánchez López entre 1743 y 1756, la Dolorosa procesiona en la noche del Viernes Santo ataviada con ropas de luto y con su característica aureola de plata dorada como presea. Un cuchillo en el corazón completa la iconografía, de típica raigambre servita, dentro de un ambiente densamente penitencial donde reina un fúnebre silencio sólo roto por los rezos de la Corona Dolorosa.

 

Nota de La Hornacina: Con este escrito, concluimos nuestro repaso a las Dolorosas Servitas, no sin antes dar las gracias a nuestro colaborador Juan Cristóbal Jurado Vela por su inestimable ayuda en la realización de esta serie de especiales.

 

Fotografía de Alejandro Cerezo

 

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