FRANCISCO RIBALTA (IX)
OBRAS PARA EL RETABLO MAYOR DE PORTA-COELI

Con información de Benito Doménech


 

 
 

 

No solo pintó Ribalta el Abrazo de Cristo a San Bernardo para la cartuja valenciana de Porta-Coeli, también se hizo cargo de las pinturas del retablo mayor del templo, que incluían una representación mariana y una serie de santos -casi todos ahora en el Museo de Bellas Artes de Valencia- entre los que se encuentran San Pedro, San Juan Bautista, los cuatro Evangelistas, San Jerónimo, San Gregorio Magno y San Bruno.

En total fueron dieciséis pinturas las del retablo mayor, realizadas entre los años 1625 y 1627. Ribalta contó con la colaboración de su hijo Juan y de Vicente Castelló, su yerno y fundamental colaborador. Poco tiempo después, el 13 de enero de 1628 Francisco Ribalta murió a los 63 años, solo unos meses antes de hacerlo su hijo Juan en una epidemia de peste que asoló Valencia en el otoño de 1628.

Existen muchas dudas sobre la paternidad de dichas obras: para Darby y Kowal solo serían de Francisco Ribalta el San Juan, el San Mateo y el San Lucas -Kowal añade el San Bruno y Darby el San Pedro-; Lafuente y Gómez-Moreno atribuyen el San Bruno a su hijo Juan; Doménech, por su parte, adjudica también a Francisco el San Juan Bautista, el San Pablo y el San Marcos, siendo San Pedro de Juan y la Virgen de Porta-Coeli una obra inacabada en la que intervino Vicente Castelló, de quien podrían ser los cuatro Doctores de la Iglesia.

Una de las mejores pinturas del conjunto es el San Pedro (imagen superior), con su carnación rojiza, su sólido dibujo escultórico y el contraste de luz y sombra que hacen de esta obra una creación de gran madurez del autor, para unos Francisco de Ribera y para otros -cada vez más numerosos- es obra de su hijo Juan. Lafuente, defensor de la autoría de Francisco, ve en ella a Durero y a sus Evangelistas del Museo de Múnich.

Otro de las cuadros más interesantes es San Lucas, que aparece pintando a la Virgen y en el que debemos, con toda probabilidad, un autorretrato del maestro de Solsona. Ribalta usa una gama cromática muy reducida, a base de colores terrosos que ha aplicado mediante pinceladas extraordinariamente sueltas y fluidas. El rostro del Evangelista constituye uno de los más subyugantes retratos de la pintura española del momento.

Respecto al San Bruno, fundador de la Orden de los Cartujos (imagen inferior), se halla representado con el dedo índice presionando sus labios, con el fin de mostrar que los monjes cartujanos tienen hecho voto de silencio. Para la mayoría de los expertos destaca como la obra maestra de Ribalta en el retablo de Porta-Coeli. A los pies del santo figura la bola del mundo, símbolo tanto del triunfo del santo sobre el orbe cristiano como del desprecio por lo mundano que surge en el siglo XVII como una consecuencia de la Contrarreforma.

El retablo original, cuyo dorado fue también contratado por Ribalta, fue sustituido por otro neoclásico hacia 1773. Las pinturas ingresaron en el Museo de Valencia por la Desamortización de la Cartuja en el siglo XIX. De dimensiones variables para adaptarse a la arquitectura del retablo, todas están pintadas al óleo sobre lienzo.

 

 
 

 


 

FUENTES

DOMÉNECH, Fernando Benito. Los Ribalta y la Pintura Valenciana de su Tiempo, Madrid, 1987, p. 172.

http://blgrah.rah.es/2015/02/20/450-anos-del-nacimiento-del-pintor-francisco-ribalta

LAFUENTE FERRARI, Enrique. Breve Historia de la Pintura Española, vol. II, Madrid, 1987, p. 251-253.

 

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