PIERRE PUGET. IV CENTENARIO
PINTOR Y ARQUITECTO

06/12/2020


 

 
 
El sacrificio de Noé (1654)
Museo de Bellas Artes de Marsella

 

Evidentemente, no podíamos obviar en este especial las facetas de Puget como pintor y arquitecto. Si ya en vida sus magistrales esculturas no tuvieron el unánime reconocimiento que merecían debido a un sector de la crítica que prefería el clasicismo por encima de su barroquismo, con sus obras pictóricas, bastante más escasas, la fortuna resultó mucho más injusta, siendo tachadas hasta hace un siglo de mediocres. No fue hasta las últimas décadas del XX cuando se vio revalorizado e incluso redescubierto como pintor.

Al igual que en sus esculturas, Puget supo aunar el realismo con la grandeza. En escultura ha sido comparado numerosas veces con Miguel Ángel, aunque en realidad el innato sentido creativo que poseían ambos es aplicable también a los campos pictóricos y arquitectónicos.

Las pinturas de Puget hablan también de su talento y se revelan no pocas veces más íntimas y líricas que sus esculturas. Obras religiosas como la Sagrada Familia bajo la palmera, El sacrificio de Noé o Salvator Mundi, muchas ahora en museos como el de Bellas Artes de su Marsella natal aunque fueron creadas para hermandades y particulares, revelan una perfecta maestría a la hora de componer escenas majestuosas y monumentales, construyendo el pintor una lectura muy personal de cada iconografía.

Composiciones serpenteantes en forma de ocho -símbolo del infinito y la eternidad-, tratamiento anatómico de gran belleza, armonía en los colores y expresiones dotadas de gran fuerza son solo algunos de los detalles de una trayectoria pictórica de marcada influencia italiana a través de las ciudades de su formación: Florencia y, sobre todo, Roma y Génova. Una trayectoria en la que también sobresalen los retratos individuales, como los de Marguerite Cauvin y Gaspard Puget, madre y hermano del pintor, respectivamente.

 

 
 
David contemplando la cabeza de Goliat (1671)
Museo de la Civilización de Quebec

 

Su arquitectura es todavía más escasa y desconocida, y eso que Puget se formó primero como escultor marítimo y después como pintor, para convertirse luego en un arquitecto de gran prestigio; de hecho, recibió en ocasiones epítetos tales como "le grand Puget" y "grand Peintre, grand Sculpteur et ensemble grand Architecte".

Ya estudiamos en su momento a los Atlantes, que aunque esculturas integradas en la portada del Ayuntamiento de Toulon -ciudad en cuyo arsenal, como hemos visto, Puget también trabajó entre 1669 y 1671 como arquitecto-, eran parte de un notable conjunto arquitectónico del que, tras la Segunda Guerra Mundial, solo se conservan algunos restos que pudieron ser salvaguardados por su enorme valía.

En su Marsella natal a Puget se le atribuían varias obras que, al parecer, fueron realizadas por su hermano Gaspard Puget, maestro cantero, y Mathieu Pourtal. Consta que Pierre sí diseñó la vivienda de su propio domicilio, que estuvo a punto de ser demolido pero, al final, afortunadamente se conservó en gran parte.

Mención aparte merece el edificio llamado Halle Puget, asignado al principio a nuestro artista pero del que se supo el pasado siglo que fue construido por otro maestro cantero llamado también Pierre Puget.

Por otro lado, Charvet cree que nuestro artista fue contratado en 1672 para diseñar las plantas y los alzados del Ayuntamiento de Arlés junto con su hermano Gaspard, aunque nunca fueron ejecutados.

La obra arquitectónica más emblemática de Puget, y sobre la que no hay duda sobre su autoría, es la Vieille Charité de Marsella, cuya primera piedra se colocó en 1671. En principio se destinó a acoger a los mendigos de la ciudad y luego sirvió de hospicio para niños y ancianos, de cuartel y de viviendas sociales. Fue restaurado entre 1961 y 1985 y hoy es un gran espacio multicultural. El conjunto de la Vieille Charité sorprende por su perfecta unidad de estilo y cohesión funcional. Construidos en piedra rosa y blanca de la cantera de La Couronne, pequeña ciudad al norte de Marsella, los edificios constan de cuatro alas cerradas al exterior y abiertas a un patio rectangular. Estos espacios están conectados en tres niveles por galerías. En el centro del patio se encuentra el elemento más interesante: la capilla con su atrevida cúpula elipsoidal, construida en estilo barroco, el culmen arquitectónico de Puget, que estuvo en todo momento pendiente del diseño del conjunto, asumiendo tras su muerte el control del mismo su hijo François Puget hasta su conclusión en 1707. El frontón del recinto religioso de la Vieille Charité recoge el tema de la Caridad que da la bienvenida a los niños necesitados, rodeados de dos pelícanos que los alimentan.

 

 
 
Foto: Fred Romero

 

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