1900. RETRATO DE PIONERAS EN EL ARTE
LLUÏSA VIDAL

Jesús Abades y Sergio Cabaco


 

 

Lluïsa Vidal i Puig (Barcelona, 1876-1918) fue pintora, dibujante e ilustradora. Nació en el seno de una familia burguesa y amante de las artes, lo que facilitó su carrera artística. Su padre, el mueblista Francesc Vidal i Jevellí, orientó sus primeros pasos, en los que recibiría clases de artistas como Joan González o Arcadi Mas i Fondevila. Vidal se formó en París con Eugène Carrière y Georges Picard, lo que representó una singularidad dentro del ámbito artístico catalán, ya que no era habitual para una mujer completar su formación en París.

A su regreso a su Barcelona natal se convirtió pronto en una valorada retratista, reconocida por la crítica y solicitada por la burguesía catalana de principios del siglo XX. Vidal fue muy elogiada tanto por su capacidad para captar el estado emocional del personaje retratado, como por la naturalidad con la que conseguía alejarse de los rígidos modelos académicos. Dentro del retrato, destaca sobre todo la figura femenina, con un acusado interés por la cotidianidad y por reflejar su mundo íntimo.

Su obra, inmersa en el modernismo, está bajo la influencia de los maestros clásicos españoles y de artistas como Santiago Rusiñol o Ramon Casas. Aunque el tema principal de sus pinturas fue la figura humana, bien a través del retrato, bien de los temas cotidianos, también realizó piezas de cariz impresionista a partir de paisajes rurales y urbanos. También cultivó el género de la naturaleza muerta, pero de forma muy esporádica.

Paralelamente a sus obras pictóricas, con el afán de hacer del arte su profesión y alcanzar autonomía económica, se dedicó también a la ilustración de prensa. Colaboró con revistas como Feminal, La Ilustración Artística y Hojas Selectas, entre otras, y también creó una academia femenina de dibujo y pintura en Barcelona.

Históricamente, Vidal ha sido una artista poco conocida. Luchó por dedicarse a la pintura y al dibujo de forma profesional en un mundo que aceptaba que las mujeres pintaran en casa, como amateurs, pero que no contemplaba que se dedicaran en exclusiva y como un trabajo. Pese a lo comentado y a que participó en muestras individuales y colectivas, donde recibió premios y críticas muy positivas, su obra cayó en el más absoluto olvido, del que no fue rescatada hasta hace dos años a raíz de una retrospectiva del MNAC.

 

 
     
     
Amas de Casa
 
Retrato de Marta Vidal

 

Otra vertiente personal de Vidal la constituyen sus inquietudes feministas. Durante su estancia en París conoció el movimiento feminista europeo y, fruto de todo ello, la idea de colaborar e impulsar el aprendizaje de la mujer no la abandonó nunca. Así, ya en Barcelona, entró en contacto con Carme Karr, líder de la corriente feminista burgués a la que Vidal se afilió y fundadora de la revista Feminal en la que colabora regularmente, así como con Francesca Bonnemaison y con Dolors de Monserdà, figuras importantes en este contexto ideológico. Participó en el Institut de Cultura i Biblioteca Popular per a la Dona, fundado por Bonnemaison en 1909; en el Patronat d'Obreres de l'Agulla, fundado por Monserdà; en la Llar, residencia de estudiantes y profesores impulsada por Karr, y en el Comité Femenino Pacifista de Cataluña, impulsado por Monserdà y Karr en 1915.

La imagen de las niñas leyendo es muy representativa de lo que se promovía desde la redacción de Feminal: la formación de las mujeres. Karr, Monserdà, Bonnemaison... todas ellas sabían que si educas a una mujer hay progreso, es una sencilla regla de tres. Fueron las pioneras del Lets go learn y Vidal plasmó la imagen en su obra Niñas leyendo, realizada en carbón y sanguina sobre papel.

Otra creación destacada es Amas de casa, una obra dinámica de tema cotidiano, en la que vemos a una joven que nos sonríe mientras prepara la colada y a una niña que parece que la está ayudando. El entorno más inmediato de la pintora en una imagen que desprende acción y optimismo, con un aire tan moderno que habría podido servir de anuncio publicitario de cualquier detergente muchos años después de haberlo pintado.

Los retratos de sus hermanas nos explican muchos rasgos de las protagonistas. La pintora las captaba en un gesto y postura identificativos y personalizados. En el Retrato de Marta Vidal vemos a una joven decidida y moderna, que nos mira a los ojos y nos sonríe de forma abierta y pícara. Elegante y presumida, vestida de paseo y dispuesta a salir a la calle a "comerse" el mundo. Muy diferente, en cambio, es la imagen que tenemos en La violoncelista descansando, donde vemos a Frasquita Vidal inmersa en una emoción contenida, en un momento de recogimiento y reflexión que su hermana y confidente supo captar en este esplendido retrato.

 

 
 
La violoncelista descansando

 

FUENTES

OLTRA, Consol. Catálogo de la exposición Lluïsa Vidal. Pintora del modernisme, Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC), Barcelona, 2016.

 

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