1900. RETRATO DE PIONERAS EN EL ARTE
LOLA MORA

Jesús Abades y Sergio Cabaco


 

 

La escultora argentina Dolores Candelaria Mora (Lola Mora) nace en la localidad de El Tala, actual territorio de la provincia de Tucumán, el 22 de abril del año 1867. Después del fallecimiento de sus padres, en 1885, comienza a estudiar dibujo y pintura con el italiano Santiago Falcucci.

Lola Mora no se traslada a Buenos Aires hasta 1896. Allí obtiene una beca del estado para estudiar pintura en Roma por dos años; plazo que, dados sus buenos antecedentes profesionales, se extenderá en el tiempo. Viajará a Roma finalmente en 1897 a formarse en el taller del pintor Paolo Michetti, y con el escultor Costantino Barbella aprenderá a trabajar con la terracota. Finalmente, Lola decide dedicarse de lleno a la escultura desde el momento en que conoce a otro de sus profesores: Giulio Monteverde, maestro en el trabajo en mármol.

En Roma instala su casa y taller, y, desde allí viaja con frecuencia a Buenos Aires para llevar sus trabajos. Acabará retornando, definitivamente, a su país natal en 1915, ya separada de Luis Hernández Otero, dieciocho años menor que ella, con quien se había casado en 1909. Luis había conocido a Lola en el Congreso Nacional cuando la escultora trabajaba en las obras para la fachada, incluso habría sido su alumno.

Lola Mora se acercó a figuras del mundo teatral y, atraída por el cine, quiso experimentar con telones de color. Después viajó hacia el norte de Argentina llevando nuevos proyectos: primero a Jujuy, donde es nombrada "Escultor Encargado de Parques y Jardines y Paseos" en 1923, y en segunda instancia a Salta, a fines de 1924, para comenzar exploraciones geológicas. Y es que Lola desarrolló numerosas actividades en su vida, no solamente relacionadas con el arte. Participó en numerosos proyectos, entre ellos la prospección petrolera y la creación de una emulsión para la cinematografía. Como urbanista, es autora del primer proyecto de subterráneo y galería subfluvial de Argentina, y del trazado de calles de la ciudad de Jujuy.

Posteriormente, entre 1932 y 1933, apremiada económicamente por el fracaso de algunos proyectos geológicos y artísticos, Lola Mora regresará a Buenos Aires a instalarse en la casa de sus sobrinas, los únicos familiares que tenía, donde fallece tras una larga enfermedad el 7 de junio de 1936.

 

 
 
Fuente de las Nereidas
Fotografía de Francisco Aragão

 

Lola Mora irrumpió en áreas públicas y espacios de sociabilidad que, si bien cada vez se hacían más habituales para las mujeres, eran territorios culturalmente masculinos. Más aún, el "ser escultor" era un oficio exclusivo de hombres en especial por la exigencia física requerida para dominar la materia prima. Sin embargo, ella tendrá entre sus aspiraciones acceder a los mismos lugares que los hombres, mostrarse y transgredir el rol que la sociedad decimonónica asignaba a las mujeres.

Consciente de las dificultades que tendría para ingresar a la esfera pública y competir con otros artistas, Lola Mora no dudó en buscar el apoyo de personalidades de la política que la ayudaron desde sus primeras obras públicas. Esa audacia, unido a sus ansias de triunfo y a su independencia -Lola solo contactaba con los poderosos que le podían facilitar, al menos en parte, el camino hacia la concreción de su cometido-, provocaron que sus colegas masculinos se constituyeran en auténticos grupos de presión, originando conflictos en torno a algunas de sus obras. Son escasos los testimonios que confirman su participación en exposiciones colectivas en Buenos Aires, sin embargo tuvo una importante presencia en eventos sociales y artísticos en la ciudad.

Lola Mora no buscaba un estilo nuevo -desde los aspectos formal o temático- para hacer esculturas; de hecho, su producción era de corte académico, sino que con el fin de no pasar inadvertida quebró la normativa del rol femenino mediante estrategias y comportamientos propios que la hicieron perdurar a través del tiempo. Tal es así que en el imaginario colectivo la atractiva Fuente de las Nereidas, su trabajo más conocido, es conocida como la Fuente de Lola Mora como si autor y obra fuesen una unión sólida e invencible.

Lola Mora no fué la única mujer argentina escultora que trabajaba por esos años. Se conoce el nombre de Herminia Pallay, aunque no hay mayores datos sobre esta escultora. También Josefa Aguirre de Vasilicós, una pionera en la escultura, quien se casa con el cónsul general de Grecia en Argentina y viaja por Europa donde estudia escultura. Si bien Vasilicós es la antecesora de Lola Mora, no podemos asegurar que no haya habido otras contemporáneas interesadas de las que no se conservan registros.

 

 
 
La Justicia

 

FUENTES

CORSANI, Patricia Viviana. "El espacio doméstico de una escultora profesional. Generalidades sobre Lola Mora", comunicación del VI Congreso Virtual sobre Historia de las Mujeres, Asociación de Amigos del Archivo Histórico Diocesano de Jaén, 15-30 de Octubre de 2014.

CORSANI, Patricia Viviana. Honores y renuncias. La escultora argentina Lola Mora y la fuente de los debates, Museu Paulista, Universidade de São Paulo, 2007.

 

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