1900. RETRATO DE PIONERAS EN EL ARTE
TERESA FEODOROWNA RIES

Jesús Abades y Sergio Cabaco


 

 

Teresa Feodorowna Ries nació en Moscú en 1874, en el seno de una rica familia judía. Se casó a la edad de diecisiete años, aunque a los diecinueve se divorcia, muerto su hijo de varios meses, y retorna al domicilio familiar. Sus primeros estudios los realiza en la Academia de Arte de Moscú, de la que es expulsada por llevar una indumentaria adelantada a su tiempo que fue considerada muy provocativa.

La familia de Teresa hizo posible que se mudara a Viena en 1895 para continuar con su aprendizaje artístico. Tras ser rechazada como pupila por varios artistas, así como por la propia Academia de Bellas Artes de Viena, donde no se le permitió estudiar por ser mujer, el escultor Edmund Heller aceptó ser su maestro.

Al pertenecer a la sociedad aristocrática de su época, su marginal vida bohemia le fue más llevadera, y las consecuencias de su rechazo por los clichés sociales le resultaron menos dolorosas.

El mayor desprecio que sufrió fue cuando presentó en la Künstlerhaus, la Casa de las Artes de Viena, en 1896, El aseo de la bruja por la noche de Walpurgis (imagen superior), retrato de una mujer joven, desnuda y liberada, cortándose las uñas de los pies con unas tijeras de podar, lejos del cliché de dulce señorita que imperaba. El trabajo provocó la ira de los críticos de arte de la ciudad, que lo calificaron de "atroz" y mostraron su misoginia más primaria, lamentando que Teresa pretendiera hacer el mismo trabajo escultórico que un hombre.

Lo anterior obedece al machismo que prevalecía en ese momento contra las mujeres que intentaban encontrar un lugar en la escena artística, completamente dominada por los hombres. Hay citas elocuentes de importantes figuras culturales masculinas de la época, como Hevesi, Scheffler o Roessler, quienes aceptaron que la escultura, al considerarla el arte con menos carga emocional, era la rama menos accesible para las mujeres.

 

 
 
Los invencibles
Foto: Haeferl

 

Lejos de amilanarse, Teresa, junto con la paisajista Olga Wisinger-Florian, fundó un grupo llamado "Ocho mujeres artistas", que expuso en el Salón Pisko de Viena y constituyó un movimiento artístico disidente, que buscaba separarse del academicismo vienés y rebelarse contra la supremacía de la Künstlerhaus.

El talento de Ries llegó a ser finalmente reconocido, a lo que contribuyó notablemente la admiración que le profesaban Gustav Klimt y el propio emperador Francisco José I. Las obras de Teresa se exhibieron en la Exposición Universal de París de 1900 y en la Exposición Mundial de Turín de 1911, así como en una retrospectiva que mostraba su trabajo de diez años en Viena.

Teresa creó numerosas esculturas en piedra, mármol, yeso y bronce, gracias a los contratos públicos y privados que recibía, oscilando muchas veces su estilo entre el expresionismo y el simbolismo. Ganó también una gran notoriedad al labrar un espléndido busto de Mark Twain durante la estancia del escultor en Viena.

Sin embargo, pese a ser considerada una artista consumada antes de la Segunda Guerra Mundial, el nazismo llevó al traste sus expectativas. En 1938 su estudio fue expropiado y una gran parte de sus obras fue destruida como "arte degenerado". Su polémica Bruja logró sobrevivir, aunque algo mutilada.

Teresa permaneció en Viena hasta 1942 y luego huyó a Lugano (Suiza), donde pasó sus últimos años, viviendo en las sombras del olvido hasta su muerte en 1956. La mayoría de sus esculturas desaparecieron o fueron destruidas después de su huida de Austria, lo que contribuyó notablemente a su desaparición de la memoria colectiva. Solo en las últimas dos o tres décadas la obra de Teresa ha resurgido gradualmente.

 

 
 
Lucifer (destruido)

 

FUENTES

JOHNSON, Julie M. The Memory Factory. The Forgotten Women Artists of Vienna 1900, Purdue University Press, West Lafayette, Indiana, 2012, pp. 203, 211, 238 y 390-391.

LEVERTOV, Michal. "De L'ombre à la lumiere", en The Jerusalem Post, 29 de enero de 2017.

 

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