La imagen recibe culto en la Ermita de San Antonio de Padua del municipio onubense de Ayamonte. Recientes investigaciones han descubierto que fue donada por Manuel Rivero González, Alcaide del Castillo y Justicia Mayor de Ayamonte, quien encargó la escultura desde Cádiz, en julio de 1774, al escultor valenciano José Esteve y Bonet. La policromía corrió a cargo del pintor José Vergara.

Tan estilizada pieza despliega un elegante modelado, tanto en el movimiento de los paños como en la torsión del cuerpo hacia el lado izquierdo. El bellísimo rostro de María queda enmarcado por una larga cabellera, semicubierta por una toca marfileña. Con ambos brazos sostiene a un desnudo Jesús que, sobre unas sábanas, bendice con la mano derecha mientras porta el globo terráqueo con la izquierda. A modo de escabel se dispone una nube de la que emergen dos cabezas de querubines.

Actualmente, los ropajes aparecen ricamente decorados con motivos florales ya que es preciso señalar que la escultura fue muy retocada en 1941 por el escultor ayamontino José Vázquez Sánchez, quien hizo una nueva mascarilla y renovó la primitiva policromía, aplicada en tonos lisos, de la obra.