MAYO MARIANO
INMACULADA CONCEPCIÓN

Sergio Cabaco y Jesús Abades


 

 
 

 

Concebida con un marcado sentido de la verticalidad, a modo de diminuta cariátide sacra, la última de la serie de Inmaculadas del artista granadino Alonso Cano fue labrada en el año 1655, empleando madera policromada, y es, sin duda alguna, su creación escultórica más universal.

A la hora de ejecutarla, el maestro prescinde del estofado y trabaja los ropajes a grandes gubiazos, logrando insólitos efectos de claroscuro. El aniñado rostro de la Virgen María, más abstraída que nunca en la gloria alcanzada, es el eje de una composición que estrecha los volúmenes en los extremos para ganar esbeltez en la pequeña pieza, ya que tan sólo mide 55 centímetros de altura. Fue repolicromada con escaso acierto en el siglo XIX, cambiándose el color de los paños.

Cano la realizó para figurar en el remate del facistol de la Catedral de Granada, obra también de su mano, pero sus extraordinarias calidades motivaron su traslado a la sacristía del templo metropolitano para ser admirada con todo detalle, siendo reemplazada en el facistol por otra creación suya: la Virgen de Belén.

 

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