MATER DOLOROSA - LUIS SALVADOR CARMONA
VIRGEN DE LOS DOLORES (SALAMANCA)
11/09/2025
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Fotos: Fernando Pérez Pena |
Luis Salvador Carmona residió en la ciudad de Salamanca durante seis meses, cuando fue a instalar en el retablo de la capilla del Colegio de Oviedo el relieve de la Virgen apareciéndose a Santo Toribio de Mogrovejo para imponerle la beca ante la presencia de San Bernardo. En el convento salmantino de las Agustinas Recoletas se conserva una magnífica y bella escultura de Nuestra Señora de los Dolores, de la que sabemos que en 1759 el escultor tenía en su obrador, que fue encargada por don Blas Fernando de Lezo con destino a ese convento y que estaba valorada en 3.000 reales. Hasta que se casó en Aranjuez con una dama de la corte, don Blas Fernando, hijo del famoso almirante Blas de Lezo, vivió en Salamanca con sus hermanas Agustina Antonia, Eduvigis Antonia e Ignacia Antonia. Las dos primeras profesaron en el convento de Madres Agustinas Recoletas. Don Blas Fernando conocería a Salvador Carmona al moverse en los mismos círculos de la corte ya que los encargos reales al escultor eran constantes. Don Blas entró a formar parte de la Casa Real cuando Carlos III reconoció en su persona todos los méritos de su padre nombrándole introductor de embajadores y más tarde gentilhombre de Cámara. Se dice que esta obra de Salvador Carmona es un retrato de una de las hermanas religiosas de don Blas Fernando. Ellas habían renunciado a la herencia de su padre a favor de su hermano, y él encargaría esta escultura, así como una pintura que también se conserva en el convento salmantino, para satisfacer a sus hermanas, pues el cuadro constituye un retrato de la otra hermana monja. El encargo a Salvador Carmona se haría sin duda antes del día 23 de marzo de 1759. La primera en ingresar en el convento fue Eduvigis Antonia, que lo hizo en agosto de 1755, mientras que su hermana Agustina Antonia ingresó en abril de 1760. Por tanto la retratada por Carmona tuvo que ser Eduvigis. Se percibe en esta obra de las Agustinas de Salamanca la influencia de la recién fundada Academia en 1752, de la que el artista formó parte desde los años preliminares a su creación. Al ser más clásica prescinde de orlar con oro los bordes del manto. Sin embargo, Salvador Carmona se toma la libertad, suponemos que por tratarse de un retrato, de dejar ver una melena rubia ondulada y la toca la enriquece con un encaje con graciosos movimientos. Presenta también la dolorosa siete espadas clavadas en el corazón, perdidas las originales en algunos de los muchos expolios sufridos por el convento, seguramente durante la invasión francesa. En cuanto al rostro, presenta unos rasgos más redondeados y maduros que la famosa Piedad que recibe culto en la Catedral Nueva de Salamanca, destacando el trabajo de policromía remarcando la línea de las ojeras. |
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Fotos: Fernando Pérez Pena |
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NOTAS y FUENTES Nuestro agradecimiento a Óscar García Rodríguez y Ángel Pantoja GUTIÉRREZ NÚÑEZ, María Pilar. La obra del escultor y académico Luis Salvador Carmona en Salamanca, Servicio de Publicaciones de la Universidad Pontificia de Salamanca, 2024, pp. 103-104 y 107. GARCÍA GAINZA, María Concepción. "Luis Salvador Carmona, escultor cortesano e imaginero (El escultor Luis Salvador Carmona (1708-1767). Conmemoración del II Centenario de su nacimiento. Actas del IV Coloquio Internacional sobre La Cultura en Andalucía)", en Cuadernos de Estepa, n º 2, Ayuntamiento de Estepa, 2008, p. 70. TABERNERO, Carlos y GÓMEZ BUENO, Francisco. "Una obra maestra de Carmona en clausura", en CHRISTUS, edición XXXI, época II, Junta de Semana Santa de Salamanca, 2025, pp. 50-51. |
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