EL MARTIRIO DE SAN SEBASTIÁN (IV)
SANTA IRENE

Con información de Sergio Cabaco y Jesús Abades


 

 

Según la tradición, tras recuperarse de sus heridas, asistido por una dama romana llamada Irene, viuda del mártir Cástulo, San Sebastián volvió a interpelar a Diocleciano, de cuya primera cohorte romana era centurión, pero el emperador ordenó que fuera apaleado hasta morir.

El óleo sobre lienzo del pintor valenciano José de Ribera conservado en el Museo de Bellas Artes de Bilbao es un bello ejemplar del episodio iconográfico de la Curación de Santa Irene. Evoca la representación de la serie de martirios de santos tan abundantes en el repertorio pictórico de Ribera, escenas de terrible crueldad que llegan a producir, por el áspero realismo narrativo, la impresión de brutales matanzas.

Sebastián, después de haber sido asaeteado, queda tendido sobre el suelo, abandonado y solo en el lugar del sufrimiento; aún tiene tenso en alto uno de los brazos, pendido de las ligaduras que le ataban al árbol de la tortura. Es el momento en que Irene y una sirvienta acuden en su ayuda para aliviarle y curarle el dolor con el consuelo de la caridad. Las dos santas mujeres, inclinadas sobre el cuerpo torturado, van extrayéndole las flechas y le restañan con bálsamo las heridas. En un principio fueron identificadas como Santa Inés y Santa Lucina, pero hoy se considera que se trata de Santa Irene de Roma y su criada, aunque algunos expertos siguen identificando a este último personaje como Lucina, la cual estaría al servicio de la matrona romana.

Es un cuadro de gran composición y lleno de nobleza, obra juvenil (hacia 1621) de un maestro indudable del realismo tenebrista. La luz cae sobre el cuerpo desnudo del mártir, cuya masa iluminada divide diagonalmente el lienzo en dos zonas. Dos ángeles le traen a Sebastián por el cielo la corona y la palma de los mártires.

El acusado escorzo, estudiado en diversos dibujos magistrales, fue acomodado por Ribera en algunos asuntos de martirios cristianos, caso de otros de sus lienzos sobre el mismo tema que pertenecen a la academia valenciana de San Carlos (imagen inferior izquierda) y al Hermitage de San Petersburgo.

Por último, mencionar una piadosa e interesante composición (imagen inferior derecha) que, en principio, fue asignada a un seguidor del pintor italiano Bartolomeo Schedoni (1578-1615), pero que tras subastada en 2017 por la casa Segre parece obra directa de este artista barroco. A diferencia de las anteriores está pintada sobre cobre, no sobre lienzo, muestra a tres figuras femeninas y es de pequeño formato. El santo aparece desnudo y acostado en una perspectiva inusual, encogido por las flechas y con la visión del dolorido semblante privada al espectador. Existe otra versión sobre tabla, de inferior calidad, que sí podría ser asignada al círculo de Schedoni.

 

 

 

FUENTES

DE LASTERRA, Crisanto. Museo de Bellas Artes de Bilbao, Aguilar, 1967, p. 77.

CARVAJAL GONZÁLEZ, Helena. "San Sebastián, mártir y protector contra la peste", en Revista Digital de Iconografía Medieval, volumen VII, número 13, Universidad Complutense de Madrid, 2015, p. 55.

 

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