No son frecuentes las escenas narrativas en las que Sebastián aparece antes de su primer martirio conversando con sus compañeros Marcos y Marceliano. Un buen ejemplo es el que aparece en las tablas laterales de un retablo pintado por Pedro García de Benabarre (hacia 1470) conservado en el Museo del Prado.

La primera tabla (imagen superior) muestra al santo conversando con San Marcos y San Marceliano y debajo la escena en la que San Sebastián y San Policarpo destruyen los ídolos romanos. En el registro superior, en un escenario urbano con un taller de zapatería al fondo, San Sebastián exhorta a los hermanos gemelos Marcos y Marceliano, encarcelados a causa de su fe, para que desoigan las súplicas de sus familiares y no renuncien al cristianismo. En el inferior, Sebastián y Policarpo destruyen las imágenes paganas para librar de una grave enfermedad de gota al prefecto romano Cromacio.

La segunda (imagen inferior) representa, en la parte superior, al santo asaeteado en su primer martirio y a continuación la escena en la que el emperador romano Diocleciano da la orden de que lo apresen de nuevo y que lo apaleen "hasta que constase con toda certeza que lo habían matado, y que después arrojaran su cuerpo a una cloaca de manera que los cristianos no pudieran recuperarlo ni tributar sus restos el culto con que honraban a sus mártires". La escena inferior muestra al santo apaleado ante Diocleciano y cuando lo arrojan a un pozo.

Según Onieva, ambas son tablas ingenuas, sin modelado ni perspectiva. Algunos rostros han sido raspados; otros están repintados. No obstante, Pedro García de Benabarre está considerado como uno de los mejores artistas de la escuela gótica aragonesa de influencia flamenca.

El autor nació seguramente en la localidad de Benabarre (Huesca). Influido por Jaime Huguet, Pedro García de Benabarre es un pintor del que se tiene documentación en Aragón y Cataluña entre 1445 y 1496. En el catálogo de 1933 se clasificaban estas tablas como obras de un artista anónimo influido por Pere Huguet. El historiador Chandler R. Post las publicó, con dudas, como originales de García de Benabarre, y luego las consideró seguras de su mano. Por sus caracteres y sus medidas emparentan con el retablo de Ainsa.

Otra representación excepcional del segundo martirio es la pintura al fresco realizada por Veronés en 1558 para la iglesia de Venecia consagrada a San Sebastián (imagen inferior). Aquí la arquitectura pintada juega un papel decisivo, ya que ha sido concebida como un decorado de escena teatral.