Ante la desmedida demanda de obras religiosas tras la Guerra Civil, Castillo Lastrucci tuvo que reclamar la ayuda de numerosos colaboradores -más aún si tenemos en cuenta que, en el año 1937, el escultor contaba ya con 55 años de edad-, entre los que se cuentan tanto escultores como policromadores, entalladores y doradores, que asistirán al maestro a la hora de cumplir sus compromisos con una clientela que se extiende, no sólo por todas las provincias andaluzas, sino también por el resto de España y varios países latinoamericanos.

La Virgen de las Angustias, Patrona de Guadix (Granada), es una creación atípica dentro de la trayectoria del imaginero, ya que reproduce un modelo de la escuela granadina perdido en los disturbios del año 1936, concretamente una talla de Torcuato Ruiz del Peral (1708-1773) de la que sólo se conservaron algunos fragmentos, entre ellos la mascarilla y las manos.

Si en la Virgen de las Angustias de Villarrasa (Huelva), labrada en 1948 para reemplazar a la destruida, Lastrucci tomó como modelo una terracota realizada por Cristóbal Ramos para el convento hispalense de la Encarnación, de estética plenamente sevillana, en este caso se ajusta a los esquemas granadinos, de cariz más intimista dentro de un pasaje que ya de por sí se presta bastante a una concepción introspectiva.

En la fotografía de la derecha tenemos el icono original de Ruiz del Peral. Como podemos observar, Castillo Lastrucci llevó a cabo en el año 1940 una buena reproducción, apenas con ligeras variantes que se concentran en su mayoría en la resolución de la imagen de Jesús, más corpulenta y provista de unos rasgos propios del autor que la acercan a otras hechuras cristíferas de su mano. También se advierten diferencias en la policromía y estofados de los ropajes de María, más acordes con el gusto sevillano.

Considerada una de las piezas más sobresalientes del escultor de Esfiliana (Granada), el rostro y las manos de la antigua Virgen de las Angustias, tras ser restaurados, dieron lugar en Guadix a una imagen mariana de candelero para vestir que actualmente recibe la advocación de Virgen de los Dolores.