150 ANIVERSARIO DE GUSTAV KLIMT
AGUA EN MOVIMIENTO

Jesús Abades


 

 

Para el tercer número de Ver Sacrum (marzo de 1898), la revista-manifiesto de la Secession vienesa, Gustav Klimt realizó un dibujo titulado La Sangre del Pez que muestra un grupo de voluptuosas figuras femeninas desnudas a modo de ondinas, flotando sobre el agua, dejándose llevar lánguidas por la corriente y acompañadas de un enorme pez. Varios meses después, Klimt realizó una versión al óleo sobre lienzo de dicha obra, actualmente en manos privadas, que lleva por título Agua en Movimiento.

En el lienzo, que mide 52 x 65 cm y fue expuesto en la segunda exposición organizada por la Secession, la técnica pictórica se ajusta inteligentemente al asunto a tratar, ya que Klimt introduce la nota evanescente del sfumato, inventada en el periodo renacentista por Leonardo, con el fin de sugerir una visión submarina de la escena, además de unos tonos suaves y unos colores a medio camino entre el violeta y el azul para el agua que resaltan los cuerpos perláceos y dan aspecto de visión nocturna al conjunto.

Agua en Movimiento provoca en el espectador la sensación de hallarse ante otra realidad, no exenta de onirismo, que está en la línea del simbolismo desarrollado por la literatura de la época. Como hemos visto en anteriores entregas, la mujer en el imaginario austriaco de finales del XIX tenía asignado un doble papel de ente seductor y peligroso. Algunos autores la consideraban "ligada por arte de magia a los secretos de la naturaleza", teoría que parece reflejarse en esta maravillosa creación de Klimt, la cual establecería el agua como elemento recurrente en su trayectoria.

Ensoñación y sensualidad se conjugan magistralmente en una pieza relacionada por el crítico Hevesi con el panteísmo. Klimt recurre otra vez a su arquetipo de la mujer pelirroja, de piel blanca e interminable melena con forma, en este caso, de alga serpentina (visible también en las parecidas Serpientes de Agua, pintadas años más tarde para inaugurar su etapa dorada), con el propósito de acentuar el erotismo de sus criaturas marinas, desatando otra vez la controversia y el escándalo en su conservador entorno.

Por último, señalar en la obra el predominio de la línea curva, característico no solo del estilo de Klimt sino del Art Nouveau en general debido a su gran potencial evocador. Klimt refuerza el efecto itinerante y etéreo de las siluetas disponiéndolas en diagonal y cortando sus extremos, como si el instante hubiese sido captado por su paleta de forma absolutamente casual. Otra obra que podemos vincular con la que nos ocupa es Peces Plateados (también llamada Ondinas), pintada por el artista un año más tarde.

 

FUENTES: ROGOYSKA, Jane y BADE, Patrick. Gustav Klimt, Londres, 2010, pp. 13 y 92.

 

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