SINE LABE CONCEPTA - PEDRO DE MENA

Sergio Cabaco y Jesús Abades


 

   

 

Partiendo de los modelos de su maestro Alonso Cano, el escultor Pedro de Mena (Granada, 1628 - Málaga, 1668) creó un estilo simplificado e intimista en sus imágenes sacras, sin renunciar al realismo pero reflejando siempre una gran espiritualidad en los semblantes y una notable severidad en las formas.

Numerosas fueron las creaciones de Mena sobre el tema de la Purísima Concepción. En todas ellas se advierte claramente la influencia del prototipo canesco, especialmente del impuesto con la magistral Inmaculada Concepción de la Catedral de Granada, que Alonso Cano concibió como una diminuta cariátide sacra, de ropajes trabajados a grandes gubiazos, logrando insólitos efectos de claroscuro, y volúmenes que se estrechan en los extremos para aumentar la esbeltez de la pieza.

La pieza que nos ocupa, conservada en el Convento de San Antolín de Tordesillas (Valladolid), guarda gran relación con otras de su mismo autor, caso de la Inmaculada Concepción de Marchena (Sevilla), y a diferencia de Cano la representa con un mayor trazado lineal de las vestiduras. El rostro, de ojos muy rasgados y labios menudos, queda enmarcado por una ondulada cabellera castaña, peinada al centro.

La pequeña imagen de María queda suspendida sobre una luna de plata, que presenta la particularidad de tener labrado un rostro. Junta las manos al centro, a la altura del pecho, mientras que su aniñado semblante se muestra sumamente abstraído ante la gloria alcanzada.

 

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