RETRATOS DE EMPERADORES (XI)
DIOCLECIANO


 

 

Diocleciano

En el periodo que va desde el ascenso al trono de Diocleciano, en el año 284, hasta la muerte de Constantino en el año 337, quedó bajo control la alborotada situación de mediados del siglo III (un periodo de profunda crisis llamado Anarquía Militar, con cerca de veinte emperadores asesinados) y el Imperio atravesó una etapa de recuperación, consolidación y cambios sociales y administrativos de importancia. Se instituyó el sistema de gobierno que iba a prevalecer en Oriente hasta principios del siglo VII y en Occidente, si bien con menos éxito, hasta la caída del Imperio occidental en el año 476.

Nacido con el nombre de Diocles (Salona, 244 - Split, 311), fue uno de los soldados-emperadores de Iliria que llegaron al poder tras la muerte de Galiano en el año 268. Para poner fin a la rápida sucesión de emperadores que padecía el Estado, estableció un sistema de reparto del poder conocido como Tetrarquía, mediante el cual existirían dos augustos y dos césares, destinados estos últimos a la sucesión a su debido tiempo. La Tetrarquía, de estilo severo y autoritario (al menos, en teoría), no fue practicada de inmediato: el primer paso de Diocleciano consistió en alzar, en el año 285, a otro soldado de Iliria, Maximiano, al puesto de césar, adoptando a la vez a su hijo, aunque solo fuera unos años más joven que él; por último, en el año 293, Constancio y Galerio se convirtieron en césares de Maximiano y Diocleciano, respectivamente.

Diocleciano, de origen humilde, fortaleció las fronteras construyendo fuertes, levantando barreras naturales y estableciendo rutas militares. Famoso por su insaciable avaricia, no tuvo éxito a la hora de contener la incesante inflación ni la escasez de oro y plata en el Tesoro. Asimismo, se le atribuye la transformación del Imperio en una especie de "despotismo oriental", importando el ceremonial de la corte y los títulos de la Persia sasánida. Tampoco contribuyó a frenar la decadencia de Roma como centro del gobierno imperial; varias "capitales" más cercanas a las fronteras, como Nicomedia o Antioquía, fueron evolucionando bajo su mandato.

Fue el primer emperador en exigir homenaje en forma de adoratio, y en vestir hermosas ropas y vivir en una reclusión oriental; el término dominus se utilizaba libremente junto a otros títulos imperiales más tradicionales, y todo lo que se refería al emperador debía mencionarse como "sagrado" o "divino". Los antecesores inmediatos de Diocleciano, sobre todo Aureliano, ya habían avanzado en esa dirección. Fue además un gran perseguidor de los cristianos (las famosas termas que ordenó levantar fueron construidas en su mayoría por cristianos condenados a trabajos forzosos), especialmente desde el año 303 hasta meses antes de su muerte; siendo interrumpida dicha persecución, que no gozó de mucho respaldo, por Galerio.

Diocleciano fue el primer emperador romano que dejó voluntariamente su cargo. Ya enfermo, abdicó junto a su veterano colega Maximiano el 1 de mayo del año 305 y se retiró a su palacio de Split, en la costa dálmata (actual Croacia), negándose a volver a la vida política a partir de entonces. Maximiano sí intentó retomar el poder en repetidas ocasiones, llegando incluso a la conjura y la usurpación hasta que finalmente fue obligado a suicidarse en el 310. Diocleciano, muy enfermo y deprimido por el fracaso de su política, falleció un año más tarde.

 

La obra

Los emperadores de la Anarquía Militar rompen con las modas anteriores e imponen las castrenses (pelo corto, barba de pocos días, como descuidada), y dejan ver en sus retratos (muchos de ellos realmente magníficos) los cambios de la época y el perfil patológico de sus aguerridos protagonistas.

Por el triunfo creciente de las tendencias irracionales y espirituales, en el marco de los cambios ideológicos y de mentalidad producidos en el Bajo Imperio romano, los retratos imperiales acentúan la expresividad (y el tamaño) de los ojos y de la mirada, en un abandono creciente del naturalismo helenístico y una exageración de los rasgos que conecta con las mencionadas tendencias plebeyas y encuentra una de sus manifestaciones en una gestualidad, como la mirada elevada, que presenta al soberano como "inspirado" por la divinidad.

Tales detalles podemos verlos en la famosa cabeza de mármol del emperador procedente de Nicomedia (actual ciudad turca de Izmit), hoy día en el Museo Arqueológico de Estambul. Precisamente con el reinado de Diocleciano se inauguró el Bajo Imperio, llamado también Imperio Tardío por algunos historiadores.

 

Fotografía de Jona Lendering y Bill Thayer

 

FUENTES: CAMERON, Averil Millicent. El Bajo Imperio Romano (248-230 d. C.), tomo III, Madrid, 2001, pp. 40-56; BENDALA GALÁN, Manuel. "El arte romano", en Ars Magna, tomo IV, Barcelona, 2011, p. 249.

 

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