GRECIA. FUENTE DEL ARTE OCCIDENTAL (X)
FILOSOFÍA

Con información de Luis Suárez Fernández


 

"Defended siempre Grecia, porque a ellos les debemos nuestras luces, nuestras ciencias y todas nuestras virtudes."

Voltaire

 

     
     

Filósofo

Hacia 310-280 a.C.
Mármol
201,5 cm de altura
Museo Arqueológico de Delfos

Filósofo

Se identifica con Apolonio de Tiana
Finales del siglo II a.C.
Mármol
Museo Arqueológico de Heraclión

 

Fueron los griegos los que por primera vez se preguntaron sin un criterio utilitario la razón de las cosas, movidos por la curiosidad. Así fundaron la ciencia, distinta en absoluto de la técnica oriental, a la que despreciaban. Para servir a esta nueva manifestación del espíritu humano fue necesario emplear la prosa.

En Jonia se produjo la gran transformación cuando un grupo de hombres, a quienes se llamaba filósofos, se planteó el gran problema: ¿qué es el mundo? Cada uno de los tres dio una respuesta distinta: el agua es el origen de las cosas según Tales, lo ilimitado según Anaximandro, el aire según Anaximenes. Pero esto en sí era poco importante. Por encima de las cosmogonías religiosas y de las leyendas se estaba intentando por vez primera una explicación racional del mundo y de la vida.

La filosofía presocrática es la primera formulación de ese paso misterioso, del mito al logos, que funda el origen del pensamiento. Como señala Giorgio Colli, hay que remontarse al estudio del origen del culto dionisiaco, que se extendió por Creta hacia la mitad del segundo milenio, para poder comprender la posterior aparición del culto a Apolo en Delfos y la evolución de la filosofía, que nació con los citados Tales y Anaximandro.

Sin embargo, los principales representantes del pensamiento presocrático fueron Parménides y Heráclito, con los cuales la filosofía pereció a manos de la escritura.

Otro de los grandes pensadores de la Grecia clásica fue Pitágoras, cuyos principios se muestran en la actualidad inalterables y al que cabe considerar como uno de los padres de la ciencia. Fundador de una secta casi religiosa, sus descubrimientos le llevaron a la concepción del universo como una armonía perfectamente medida en que los astros giran en torno a la Tierra y producen todos los sonidos de una escala diatónica, que el oído humano no percibe porque no está acostumbrado a ella. Si los jonios habían hallado la razón del mundo en un principio físico; Pitágoras la halló en un principio formal: el número.

El pitagorismo se difundió por Grecia y por las colonias. En las filosofías griegas del momento, herederas de las arcaicas, el pensamiento crítico impregna la reflexión y el hombre sustituye al universo en su afán por explicar el nacimiento y la evolución del cosmos, y de reconciliar la diversidad y la unidad de lo real.

Es posible, sin embargo, que el hombre que represente mejor el espíritu griego en esta época sea Hecateo de Mileto. Incansable viajero, recorrió el mundo oriental y escribió luego un curioso libro, mezcla de reflexiones personales y de recopilación de noticias, al que dio nombre de Historia (de "historein", en griego "curiosear"). La gran novedad en su obra reside en que, por primera vez, un hombre se enfrenta con el pasado de su propio pueblo y con los pueblos vecinos sin interés religioso o político previo. La postura de simple afán de saber que toma Hecateo es el arranque de la moderna historia.

 

 

Las influencias clásicas ya no son dominantes en el arte contemporáneo. En todo caso, el papel del arte clásico suele ser hoy meramente arqueológico. Es valioso por lo que nos dice acerca de la vida y la sociedad de la Antigüedad, y su lugar es el museo y no la galería de arte.

Es sintomático de este papel lo que ha ocurrido con las estatuas del frontón del templo de Afaya en la isla de Egina, que muestran batallas entre griegos y troyanos, y fueron en el siglo XIX a parar a Múnich, donde ejercieron en el gusto bávaro la misma suerte de influencia que los mármoles de Elgin en Gran Bretaña. Nada más llegar a Múnich, las estatuas egineanas fueron restauradas por el escultor neoclásico Berthel Thorvaldsen, quedando modificadas al gusto de la época en lugar de permanecer como manifestaciones puras del arte griego. Sin embargo, recientemente les han sido eliminadas las cabezas y las extremidades que les añadió Thorvaldsen, pasando así de un estado híbrido neoclásico a ser documentos originales de su época.

Al respecto, muchos escultores, como Marino Marini o Arístides Maillol (en la imagen superior, su obra Torso de Primavera, conservada en el parisino Museo de Orsay), concibieron estatuas sin cabezas ni brazos imitando el estado de obras antiguas encontradas en excavaciones.

Cuando artistas creativos contemporáneos muestran que están en deuda con la tradición clásica, tienden a hacerlo incorporando motivos aislados como alusiones a lo que han aprendido, lejos ya de las citas directas o indirectas de Picasso o las figuraciones de estatuas clásicas en las pinturas metafísicas de Giorgio de Chirico. Pero estos ejemplos demuestran que el arte de los griegos está todavía vivo. Puede no estar ya en vanguardia, pero forma parte de la memoria artística. Y en un mundo de eclecticismo e innovación constante es difícil predecir si no volverá algún día a ocupar el centro de la escena.

 

Fotografías superiores de Alexander Pappas y Charles Pence

 

FUENTES: SUÁREZ FERNÁNDEZ, Luis. "Vida, cultura y religión griegas", en "Edades Antigua y Media", volumen II de Manual de Historia Universal, Madrid, 1958, pp. 113-114; AA.VV. "Sociedad y Arquitectura en la Grecia Clásica", en "La Antigüedad Clásica", volumen II de Historia del Arte, Barcelona, 1997, p. 87; LING, Roger. "El legado del arte clásico", en "El descubrimiento del orden clásico. El arte en Grecia y Roma. El arte paleocristiano", volumen IV de Ars Magna, Barcelona, 2011, pp. 338-339.

 

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