DOLOROSAS EN BLANCO Y NEGRO - SEVILLA

Jesús López Alfonso


 

     
     

Esta magnífica talla, atribuida con bastante fundamento al escultor e imaginero dieciochesco José Montes de Oca, fue comprada por un anticuario apodado El Moro, cuya tienda se hallaba en pleno centro de Sevilla. Parece ser que la adquirió del Convento de Santa María de los Reyes, situado en la sevillana calle Santiago, cuando la comunidad de religiosas que lo habitaba abandonó sus muros.

En el cenobio, la Dolorosa recibía culto en un retablo colateral de la iglesia, labrado por el entallador Manuel García de Santiago, por desgracia perdido hace escasos años debido a un incendio fortuito. Un investigador apunta que esta imagen pudo ser la primitiva Virgen de las Tristezas de la Cofradía de la Vera Cruz, en cuyo caso fue adquirida por las monjas del Convento de la Virgen de los Reyes. 

Para el anticuario El Moro, esta efigie mariana fue un auténtico fetiche del que nunca se quiso desprender. A su muerte, sus herederos la pusieron a la venta y, según cuentan testigos de la época, mandaron colocarla erguida, en actitud estante, ya que su primitiva postura era genuflexa.

Desnuda y cubierta la cabeza sólo con una mantilla, permaneció la Virgen en una tienda de antigüedades de la Calle Cabeza del Rey Don Pedro hasta que tuvo lugar la Exposición Mariana celebrada a finales de los años 90 en los Reales Alcázares de Sevilla, momento en que es adquirida por un precio ínfimo para su valía por el escultor e imaginero sevillano Manuel Hernández León.

Antes de su adquisición, Luis Becerra, organizador de la mencionada exposición, la ofreció a las cofradías hispalenses del Gran Poder, Vera Cruz y Siete Palabras, pero todas ellas se negaron a adquirirla. Varias hermandades foráneas han intentado comprar esta joya escultórica; sin embargo, el propósito de Hernández León es que se quede en Sevilla, para lo cual está dispuesto a venderla por el mismo precio que le costó.

 

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