2000-2009: UNA DÉCADA DE ESCULTURA SACRA (VIII)

Antonio Zambudio Moreno y Sergio Cabaco


 

 

Nacido en 1929, en la pedanía murciana de Guadalupe de Maciascoque, Francisco Liza Alarcón es uno de los más veteranos imagineros españoles en activo, con un catálogo que reúne más de 150 obras. Tiene un museo dedicado a su prolífica trayectoria en la Iglesia de la Concepción de Javalí Viejo (Murcia).

Dentro de los cánones salzillescos a ultranza en los que se ha movido su estética -al igual que la obra de José Sánchez Lozano, uno de sus maestros y el que más ha influencia ha ejercido en su estilo-, resultan bastante interesantes algunas de las piezas conservadas en el mencionado templo, como es el caso de la Inmaculada Concepción, Patrona de Javalí Viejo, o el grupo del Santo Entierro de dicha localidad.

El San Antonio de Padua (2005) acusa más la influencia de Salzillo, resultando una pieza de menor creatividad, pero que ofrece una delicada belleza y notable dignidad en su hechura. El santo está labrado mediante una técnica en desuso: madera en el Niño, cabeza, manos y pies, y lienzo en el resto.

Pese a ser un artista local que apenas se ha apartado de las pautas de Salzillo y, por ello, se ha repetido en muchas de sus creaciones, también Liza Alarcón ha dejado tallas de mérito -como la Santa Cecilia de su localidad natal, entre otras creaciones- que conforman un gran patrimonio a nivel regional.

 

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