BOUGUEREAU: EL JARDÍN DE LAS DELICIAS
FLAGELACIÓN DE CRISTO

06/10/2025


 

 

Pintada en 1880, la Flagelación de Cristo es una de las obras más famosas de Bouguereau. Fue expuesta en el Salón de París ese mismo año, si bien sus grandes dimensiones (309 x 212 cm, con marco 367 x 271 cm) impidieron la venta del cuadro a un particular, de ahí que en 1881 Bouguereau lo donara a la Société des Amis des Arts de La Rochelle, su ciudad natal. No fue hasta 1964 cuando fue expuesta a la veneración de los fieles en el baptisterio de la catedral rochelesa.

Cristo aparece en el centro de la composición, atado a la columna mediante unas cuerdas que penden de grandes argollas metálicas, quedando los brazos por encima de la cabeza. La sofisticación habitual del artista se plasma también en esta iconografía sacra, tanto por el cuerpo atlético de Jesús (más fornido incluso que los dos verdugos que lo azotan con flagelos), como por su apariencia angelical de piel blanca y ojos azules, que lo aleja de los rasgos étnicos propios de su raza; o sea, estatura media, piel oscura, cabello lacio y ojos negros.

A pesar de la agónica mirada de Cristo y de su postura, al borde del desmayo, la pretensión de Bouguereau es exaltar su divina naturaleza, visible sobre todo en el resplandor que irradia de su cuerpo frente a las sombras que rodean al resto de personajes, y que tiene su origen en la influencia renacentista. Lo anterior, unido a la representación prácticamente perfecta de la anatomía física, hace que el espectador pueda sentir el dolor y el sufrimiento de Jesús.

Muy interesante es también el contexto que rodea el suplicio, desde el frontón circular de la puerta (también herencia del Renacimiento) con señales de la presencia de aves, hasta la galería de personajes; entre los que destacan los otros dos verdugos, uno de ellos arrodillado en primer plano a la derecha, y la presencia de dos niños, siendo especialmente llamativo que uno de ellos esté mirando atentamente la escena, a hombros quizás del que es su padre, mientras el otro aparta la mirada y hunde la cabeza en el regazo de su madre o nodriza.

 

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