BAILÉN

Sergio Cabaco y Jesús Abades


 

 

El municipio jiennense de Bailén es famoso por la batalla que lleva su nombre y se desarrolló en sus cercanías (1808), y en la que las tropas de Francisco Javier Castaños y Teodoro Reding derrotaron a las francesas de Dominique Vedel y Pierre-Antoine Dupont, llegando a hacerles 20.000 prisioneros.

Lógicamente, el patrimonio sacro de Bailén sufrió daños durante la Invasión Francesa, pero especialmente graves fueron las pérdidas ocasionadas con motivo de la Guerra Civil, llegándose a perder casi la totalidad de su escultura sacra, con excepciones como la espléndida imagen de San Dimas o algunos restos del primitivo retablo mayor, obra renacentista del prestigioso artífice Sebastián de Solís.

Gran interés arquitectónico tienen varias ermitas de la localidad como la de la Soledad y la del Nazareno y, sobre todo, la espectacular Parroquia de la Encarnación, declarada Monumento Histórico-Artístico en el año 1983. Se trata de un templo de estilo gótico isabelino cuya construcción abarcó varias décadas del siglo XVI.

 

   

 

Altar Mayor

El actual retablo, moderno y labrado en piedra caliza sobre asperón rojizo, es de estilo neorrománico y fue proyectado, ejecutado y dirigida su colocación por el escultor y catedrático de la Escuela Superior de Bellas Artes San Jorge de Barcelona, Francisco de Paula Carulla i Serra, según proyecto aprobado en noviembre de 1962. El tema central de la obra es el misterio de la Encarnación, al que está dedicado el templo, situándose en su parte superior el Padre Eterno y en las calles laterales relieves alusivos a la Adoración de los Pastores, la Visitación de María a Isabel, la Expulsión del Paraíso y la Crucifixión de Cristo. El conjunto alcanza una altura total de 14 metros y va adosado al testero de la cabecera de la nave central de la iglesia.

Retablo de la Virgen de Zocueca

El actual retablo fue bendecido en 2006 y realizado por los talleres de Santiago Lara en Socuéllamos (Ciudad Real). De carpintería barroca, consta de tres calles: la central arranca con una mesa-altar con soportes para el sagrario; a continuación, el camarín de la Virgen con cinco columnas jónicas que soportan una concha semicircular para formar la parte superior de la calle, en la que se encuentra un lienzo de la Santísima Trinidad, copia de Ribera aunque modificada en su factura normal. Se remata el retablo con frontón cerrado y dos pináculos barrocos, coronándolo una talla del cordobés José Antonio Cabello. Las calles laterales están dedicadas a los Co-Patronos de Bailén: a la izquierda, Santa Gertrudis, y en su parte superior un lienzo de Santa Ana y la Virgen Niña; a la derecha, San Andrés, y en su parte superior, un lienzo de San Pedro. Por encima de estos y a ambos lados, dos rosetones, uno dedicado a San Miguel y otro a San Antonio. Los lienzos son obra del pintor valenciano José Antonio Espinar. Las trece columnas que se encuentran en el conjunto del retablo son las que se salvaron del antiguo.

Virgen de Zocueca

Patrona de la localidad, es obra realizada en el año 1954 por el escultor e imaginero valenciano José María Alcácer Guzmán (1907-1994), quien se inspiró al gubiarla en la talla gótica primitiva, desaparecida en la Guerra Civil. Esta imagen tenía grabada en el borde de la sandalia izquierda una inscripción nunca descifrada que se suponía íbera, aunque se hallaba escrita con caracteres latinos. Algunos autores opinaron que podría significar "nunca os abandonaré". La Madonna, de pequeño formato (50 centímetros de altura) y hierático semblante, se presenta de pie, sujetando con el brazo izquierdo al Niño, que aparece agarrando una de las frutas que la Señora lleva en su mano izquierda como atributos de fecundidad y fertilidad.

 

   

 

Virgen de Zocueca

Donada en los primeros años 40 del siglo XX, fue labrada por Francisco Font Pons, artista catalán afincado en Madrid, para sustituir a la imagen perdida en la Guerra Civil. Sin embargo, la talla de Font, escultor poco conocido con obras documentadas en la vecina provincia de Granada, no fue del gusto del pueblo, encargándose una nueva efigie al mencionado Alcácer Guzmán, que es la que actualmente recibe el fervoroso culto heredado de la primitiva. Espectacular es el camarín barroco de su santuario (concluido hacia el año 1742), similar al del Cristo del Llano de Baños de la Encina (Jaén), aunque de menores dimensiones.

Virgen de la Cabeza

Copia de la devota imagen de la Virgen de la Cabeza venerada en su Santuario del Cerro del Cabezo de Andújar, obra del artista aloreño José Navas-Parejo Pérez (1944), quien se inspiró al tallarla en la primitiva, destruida en la Guerra Civil. Esta reproducción fue realizada por el andujareño Manuel López Pérez (2003) y pertenece a la cofradía filial de Bailén. Recibe culto en una capilla de la Iglesia de la Encarnación.

Cristo Resucitado

Es obra del escultor cordobés José Antonio Cabello y fue bendecido en el año 2006, junto con el mencionado retablo dedicado a la Virgen de Zocueca, en la Parroquia de la Encarnación. La obra, que mide 120 cm, ha sido colocada en el ático de dicho retablo. Ofrece una airosa versión del misterio de la Resurrección que recuerda a los modelos italianos del barroco, con un Cristo itinerante que alza el brazo izquierdo al cielo aludiendo a su futura ascensión junto al Padre. La efigie, labrada en madera de cedro policromada al óleo, se encuentra tallada íntegramente, con un singular sudario de telas encoladas, modelado como una banda movida por el viento, que queda estratégicamente dispuesto para ocultar la desnudez del Varón. Como es habitual en las creaciones de este artista, es especialmente destacable el magnífico trabajo de policromía y pátinas aplicado a la talla.

 

   

 

Retablo del Cristo de la Expiración

Es obra realizada entre los años 1954 y 1970 por el artista malagueño Francisco Palma Burgos junto con el Cristo Crucificado que lo preside. El retablo se halla labrado en madera recubierta por el típico estofado en pan de oro que utilizaba Palma Burgos. Sobre fondos verdes descansa el Crucificado, fijado a una cruz de sección plana que a su vez descansa sobre un dosel o cruz con molduras en pan de oro y fondo de terciopelo verde, sustentado por dos columnas rematadas por capiteles corintios y dos cartelas en la parte superior.

Cristo de la Expiración

Imponente Crucificado advocado como Cristo de la Expiración que preside el anterior retablo. Sigue fiel al estilo de Francisco Palma Burgos, con las extremidades arqueadas y la cabeza alzada con la vista puesta en el cielo, recreando el último suspiro de Cristo. Tanto el sudario blanco, de sencillos pliegues, como la conseguida policromía, no muy sangrienta, remiten a las fórmulas empleadas por el autor. Cuando se se realizó la última restauración del templo, la imagen, hasta entonces bastante deteriorada, fue intervenida por el artista local Francisco Arias. Presenta notables analogías con el Crucificado del Perdón de Almería, realizado por Palma Burgos en el año 1984.

San Dimas

Soberbia imagen del Buen Ladrón que se conserva en la iglesia parroquial. Algunos autores consideran que puede proceder de Madrid, y otros del saqueo de Córdoba del año 1808. De marcado contrapposto, acusada teatralidad y concepción escultórica de gran majestuosidad, su enorme valía artística ha llevado a considerarla erróneamente como obra del maestro granadino Alonso Cano (siglo XVII). Hoy en día, se la vincula más acertadamente con los artistas de la escuela napolitana del siglo XVIII, aunque sigue sin poder afirmarse con rotundidad su procedencia.

 

   

 

San Juan Evangelista

Hablamos de un reemplazo de una efigie primitiva, donada a la Cofradía de la Santa Vera-Cruz en 1660 junto con una imagen de Jesús Atado a la Columna. Ambas desaparecieron en los tumultos de la Guerra Civil. El santo actual fue tallado en 1941 por el bailenense Francisco García, a excepción de la cabeza, labrada por Palma Burgos en 1959. Fue restaurado en 1983 por Juan Nájera Ramos, y profundamente reformado en 1995 por Miguel Arjona, quien hizo nuevas manos y retocó el resto de la figura. Se venera en la Ermita de la Limpia y Pura.

Virgen de los Dolores

Sustituye a un antiguo simulacro que desapareció en la Guerra Civil. La actual Dolorosa es obra realizada en el año 1942 por el escultor e imaginero valenciano José Romero Tena, coetáneo al parecer de Mariano Benlliure y Gabriel Borrás. Al igual que otras imágenes sobre el tema de Romero Tena, es una pieza de talla completa, presentándose al culto completamente revestida con ricas prendas de tejidos naturales. Muestra también las manos de finos dedos, el rostro ligeramente avejentado y el mesurado rictus de dolor tan propios del poco estudiado artista. Se venera en la ermita gótica (siglo XV) de Nuestra Señora de la Soledad.

Jesús Nazareno

Es imagen de vestir y recibe culto en la llamada Ermita de Nuestro Padre Jesús Nazareno, un pequeño pero noble oratorio del siglo XVIII situado junto al edificio del Ayuntamiento. Hasta su destrucción en la Guerra Civil, se veneraba en Bailén una interesante talla de probable procedencia granadina en la que se inspira la efigie actual. Se desconoce la procedencia de la misma, aunque se sabe que fue realizada a semejanza del Nazareno destruido para poder vestir la antigua túnica y que, años después de su ejecución, se le realizó en Córdoba una nueva mascarilla. En los años 90 fue repolicromado por el imaginero toxiriano José Miguel Tirao Carpio, quien también labró nuevo cuerpo a la figura.

 

   

 

Cristo de la Soledad

Crucificado muerto en la cruz, realizado en 1990 por el imaginero y restaurador cordobés Miguel Arjona Navarro, quien lo intervino nueve años más tarde. Conservado en la Ermita de la Soledad, se halla representado con la cabeza desplomada hacia la derecha, cubierto el hombro por un mechón de su larga cabellera. De robusta anatomía y moderados signos martiriales, muestra el rostro sereno, los ojos semicerrados, afilado perfil, labios grandes y entreabiertos, barba bífida y corona de espinas tallada separadamente del cráneo.

Virgen de los Siete Cuchillos

Dolorosa de candelero para vestir, cuya advocación hace alusión a los Siete Dolores padecidos por la Virgen María. Fue donada a la Cofradía de la Santa Vera-Cruz por un particular en el año 1991 y realizada por el imaginero Juan Herrera Cala en su taller de Lebrija (Sevilla). Este artista fue discípulo de Jesús Santos Calero. La imagen es seguidora de la escuela neobarroca sevillana. En el año 2007 fue objeto de una desafortunada intervención realizada por los talleres Alien's de Alcaudete (Jaén), imprimiendo a la talla una policromía falta de naturalidad para borrar el excesivo brillo que tenía hasta entonces. Debido a esto, en el año 2012 ha sido restaurada por el imaginero toxiriano José Miguel Tirao Carpio, siendo nuevamente policromada, lo que ha elevado la calidad artística del simulacro. Se venera en la Ermita del Santo Cristo, un edificio del siglo XVIII que ha sufrido restauraciones posteriores.

Jesús de la Sentencia

Titular de la cofradía del mismo nombre, es obra también del cordobés Miguel Arjona Navarro (1994), quien realizó igualmente el resto de figuras que integran su conjunto escultórico de carácter procesional: Poncio Pilatos (1994), el sumo sacerdote Caifás (1995) y un soldado romano (1996).

 

   

 

Virgen de la Amargura

Titular mariana de la Cofradía de San Juan Evangelista, procesiona junto a la talla del Discípulo Amado anteriormente descrita. Pertenece también a la producción de Miguel Arjona Navarro (1997) y, al igual que el Cristo de la Sentencia, se conserva en la Ermita de la Limpia y Pura, templo construido, aproximadamente, en el año 1490, con reformas efectuadas en siglos posteriores.

Sagrado Descendimiento

Grupo procesional para vestir, a excepción de la figura de Cristo. Fue labrado en el año 1998 por el escultor e imaginero jiennense José Miguel Tirao Carpio. Está compuesto por las figuras de Jesús descendido del madero por San Juan, San José de Arimatea y Nicodemo; contemplan la escena la Virgen Dolorosa con la advocación de las Penas y Santa María Magdalena. Se guarda en la Ermita del Santo Cristo.

Virgen del Mayor Dolor y Consuelo

Labrada en el año 2006 por el cordobés Francisco Romero Zafra, pertenece a su grupo de Dolorosas de cariz más intimista y sosegado, en la línea de la Virgen de la Amargura de Guadix (Granada) o la Virgen de la Victoria, de la localidad cordobesa del mismo nombre. El afamado autor ha modelado una larga cabellera castaña que cae en onduladas guedejas sobre ambos hombros, apuntándose más por el izquierdo. El idealizado rostro se corresponde con los cánones actuales de belleza femenina, mostrando angulosos perfiles y carnosos labios cerrados. Recibe culto en la Ermita de Nuestro Padre Jesús Nazareno.

 

   

 

San José Obrero

Titular del templo del mismo nombre, es una pieza de talla completa y tamaño natural ejecutada en el año 2007 por Guillermo Martínez Salazar, joven escultor e imaginero nacido en el municipio jiennense de Alcaudete y afincado desde hace unos años en Sevilla, donde además de sus tareas escultóricas se dedica a la enseñanza de modelado en la Facultad de Bellas Artes. Al igual que su maestro, Juan Abascal Fuentes, sus obras muestran un fuerte apego a los clásicos sevillanos de los siglos XVII y XVIII, especialmente Juan Martínez Montañés, Juan de Mesa y José Montes de Oca, como podemos ver en esta pieza y en el Ecce Homo que, bajo la advocación de Jesús de la Humildad, ha labrado también para Bailén. 

Inmaculada Concepción

Realizada en el año 2006, es posiblemente una de las creaciones más interesantes de Martínez Salazar. Rememora los modelos de Alonso Cano, destacando de la figura la belleza del rostro, la elegante desviación del tronco hacia el lado derecho, el suave movimiento de los ropajes y la ligera inclinación de la cabeza hacia el espectador. Al igual que el San José con el Niño, recibe culto en la Iglesia de San José Obrero.

Virgen del Amor Hermoso

Esta Dolorosa de candelero para vestir, labrada en 1991 por el escultor jiennense Guillermo Martínez Salazar, es una donación anónima a la Parroquia de San José Obrero. Existe la idea de fundar en torno a ella una Hermandad y Cofradía de Penitencia con la posibilidad de incorporar una talla cristífera que represente a Jesús Cautivo en el Abandono de sus Apóstoles. La Virgen es de madera tallada y tamaño natural. Policromada en tonos claros, se presenta a los fieles cabizbaja y llorosa, aunque su dolor queda suavizado mediante una serena melancolía que no altera sus delicados rasgos, recurso bastante utilizado por los artistas del siglo XVII.

 

FUENTES: Agradecemos la inestimable colaboración aportada por Antonio Cobo Almazán. MALPESA ARÉVALO, Martín: "El retablo Neo-románico de la Iglesia de la Encarnación de Bailén", publicado en el Boletín del Instituto de Estudios Giennenses, nº 109, año 1982, pp. 9-28. MÓSIG PÉREZ, Fernando: "Vicente Tena", publicado en http://www.islapasion.net/arteehistoria/index.htm.

 

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